Memorias hundidas
Hay juegos que entran por los ojos. Obras que, como sucede con Wavetale, el título de esta semana, nos llaman la atención con apenas un pantallazo o un corto gif que vimos en algún momento. Esto es el motivo de que tengamos en tan alta estima al apartado artístico en la comunidad del videojuego, donde un buen trazado de rayos vale más que mil palabras. O, al menos, esa es la norma, claro. Luego vienen los problemas técnicos y las aspiraciones al hiperrealismo se vienen abajo porque no hay máquina capaz de aguantar pésimas optimizaciones.
Frente a esta aspiración de emular la iluminación y las físicas de nuestro mundo, hay quien aún mantiene la entereza en hacer los juegos jugablemente divertidos, algo que cualquiera pensaría que debería ser el principal objetivo. Y aquí es donde vemos que, tan solo con un estilo visual más simplificado en apariencia, pero más cohesionado en intención y propuesta artística, un título puede llegar a destacar incluso más que la apuesta genérica de turno. Es aquí donde Wavetale hace acto de presencia con unas premisas muy cohesionadas en lo que a dirección artística se refiere, rompiendo una lanza a favor de la simplificación de polígonos al más puro estilo Wind Waker — curiosamente como sucedía con el juego de la semana anterior — del que no solo adopta la presencia, sino también la idea de un mundo oceánico.
En Wavetale controlamos a Sigrid, una chica de pelo celeste (al menos hasta que trasteemos con su apariencia) que vive con su abuela en una isla con un enorme faro. Todo el mundo se desplaza en barco y tocar el agua es prácticamente un tabú a causa de la pringue, una especie de sustancia que impregna todo a su paso y que impide el crecimiento de las plantas. Además, de este material salen unos seres bastante peligrosos, por lo que es mejor no acercarse. Una explosión de pringue nos coloca en una situación comprometida, tras la cual descubrimos que podemos caminar sobre el agua gracias a una especie de sombra que nos emula bajo la superficie, como si de un espejo se tratase. Con su ayuda, recorreremos toda la región echando una mano aquí y allá, salvando a los individuos a los que la pringue ha atrapado y liberando estructuras cruciales para intentar saber qué demonios está pasando.
Hechas las presentaciones, ¿cómo se juega a Wavetale? Bueno, el control es bastante satisfactorio como puede intuirse por las escenas en movimiento. Podemos andar sobre el agua, pero pronto se convertirá en patinar/surfear, enlazando las crestas de las olas con nuestros saltos más potentes para llegar muy alto y entonces tirarnos en picado para acelerar mucho más. Todo ello, combinado con nuestra red, que utilizaremos como arma y también como gancho para acoplarnos a elementos que lo permitan, convirtiendo el mapeado en una especie de parque de atracciones para Sigrid, que pronto domina cómo desplazarse a toda velocidad. Estamos, pues, ante una especie de plataformas muy sencillo en su funcionamiento, pero igualmente entretenido.
Es normal que, teniendo en cuenta como luce, lo más atractivo de Wavetale sea tanto lo visual como su movimiento. Sin embargo, muy a mi pesar, este movimiento no es algo que sea capaz de mantener nuestra atención tanto tiempo como podríamos desear. Por suerte, el título no es demasiado largo, pero es fácil sentir algo repetitivos sus últimos compases, al menos en lo que respecta a danzar entre las olas, que no varía en ningún momento más allá de proponernos algunas carreras contrarreloj. Al no descubrir nada nuevo en este aspecto, si hemos dominado la mecánica desde un principio puede que se acabe haciendo algo tedioso. Sin embargo, Wavetale engaña, pues el mayor interés no está en nada de lo mencionado hasta ahora. El aspecto más potente lo reserva para la narración.
Antes de seguir, me disculpo. Encuentro difícil resistirme a hablar de ciertos temas cuando se sugieren y lo cierto es que la obra de Thunderful Games sugiere mucho, aunque uno no pueda darle demasiada importancia al principio. Como decía, podemos apreciar este título por su jugabilidad, pero pronto pierde el impacto que tenía al principio para dejar paso a una narración que comienza siendo bastante corriente para dar paso a temas más profundos. No reinventa la rueda ni pretende hacer un gran análisis, pero deja caer ciertas ideas que siempre son bienvenidas en un mundo como el nuestro, acostumbrado a vivir tensionado por el pasado, aunque muchos prefieran obviarlo.
Ya hemos hablado, en varias ocasiones, de la memoria. Sin embargo, no dejo de alegrarme cada vez que un juego intenta transmitir de alguna manera las complejidades del asunto. Wavetale nos habla de una guerra pasada con cierta facción (o nación, pues no nos queda muy claro la dimensión de los acontecimientos). La abuela de Sigrid, así como muchos de los habitantes de la zona tienen un profundo rencor hacia los que llaman “Zarpas Sucias” y, además, su añoranza y nostalgia los convierte en seres vulnerables que se dejan llevar por el odio y las creencias. El trauma de la pérdida de la madre de Sigrid, motivo por el que ella vive con su abuela, es también un gran generador de emociones, que abre aún más la puerta a esa vulnerabilidad. Todo esto (y algunas circunstancias añadidas) provoca una situación de confrontación generacional, con un reducido valor dado a los sentimientos y pensamientos de las nuevas generaciones como la propia Sigrid, algo por lo que protestará a menudo. ¿Os suena?
Pues sí, Wavetale ejemplifica la importancia de la memoria histórica y de tener un consenso sobre acontecimientos pasados, para que las generaciones venideras puedan, de alguna manera, coexistir pacíficamente con un perdón ya emitido y unas disculpas aceptadas. Pero claro, para ello hay que realizar un ejercicio de contravisualidad. Uno que permita obtener esa perspectiva amplia, con el mínimo sesgo posible y reflexionando sobre los porqués y sus consecuencias. En definitiva, el derecho que todos tenemos a mirar, a juzgar por nosotros mismos una información que acostumbra a estar completamente acotada y que, como si de un virus se tratase, se expande a modo de rumor o saber popular y se conforma como la única verdad plausible. Y claro, puede que no siempre sea como creemos. Puede que al otro lado haya cosas que decir. Puede que, sin un análisis concienzudo, no nos demos cuenta de nuestra implicación en el asunto.
No quiero entrar en spoilers para que así podáis descubrir la historia por vuestra cuenta, pero espero que con estos párrafos podáis imaginar la intimidad y cercanía con la que se trata un conflicto bélico pasado. Es cierto que esta historia no cuenta nada especialmente novedoso, pero retoma mensajes perfectamente aplicables a día de hoy. Una aventura sin excepcionalidades, pero donde una navegación por el entorno bastante amena ayuda a querer interactuar con todos los personajes y conocer más acerca de cómo llevan todo el asunto, cómo han vivido desde la guerra y cuáles son sus esperanzas. Hablando con todos podremos disfrutar más aún de una obra que tiene claras opiniones sobre el conflicto y sobre el uso sistémico de la destrucción y el consumo sin unas implicaciones sostenibles que garanticen el sustento de los que están por venir.
“Intentamos hablar, lo hicimos antes y después de la guerra”
Con un estupendo doblaje al castellano, Wavetale se postula como una aventura interesante y bastante solvente, pese a sus ligeros problemas. Estos no son muchos, es cierto, pero el combate queda relegado a un completo segundo plano sin prácticamente ningún desafío. Además, reduce su mecánica a pulsar un botón (y a veces dos) sin parar para derrotar a los enemigos, que no dejan de ser un mero trámite. Con la energía obtenida, eso sí, podremos comprar cosméticos, que son el principal aliciente para enfrentar a los seres de pringue y explorar todo lo que podamos este mundo semiabierto que, realmente, nos lleva muy de la mano. Sin embargo, y como decía antes, los aspectos que no son estrictamente narrativos acaban delegando en una trama que es el verdadero estímulo, con personajes bien llevados y con cierta complejidad, como el ejemplo de la anciana que posee presencia y protagonismo, no quedando relegada al papel de recurso para el tutorial del juego.