A grandes males, grandes soluciones
Llevamos ya tantos días y tantas semanas dentro de este estado de alarma a raíz de la situación por la epidemia del COVID-19 que todo empieza a ser ya rutinario. Hemos llegado a un punto en el que simplemente nos hemos acostumbrado a vivir encerrados en nuestras casas, aguantando el mal rato como podemos, a la espera de que un día el panorama mejore y volvamos a la normalidad. Si es que volverá a existir esa normalidad. Parece que ha pasado una eternidad desde que nos llegaron las primeras informaciones del virus desde China, desde que se empezó a dar esa importancia mundial a una situación sin precedentes. La gente tuvo que dejar de trabajar, se cancelaron infinidad de eventos y, en definitiva, se ha paralizado casi toda la actividad del mundo. Algo que también ha afectado, como es lógico, a una industria del videojuego que vive una de las épocas más extrañas de los últimos años. Por suerte es una profesión donde puede entrar sin problemas el teletrabajo desde casa, al menos en su mayoría, pero es curioso el estar acostumbrado a que los videojuegos retrasen sus fechas de lanzamiento a causa de problemas en el desarrollo, creando roces en redes sociales, y que ahora lo hagan a causa de una epidemia. Siempre nos quedará el formato digital, así que el sector sobrevivirá su problemas a esta situación, pero es duro ver cómo esto está afectando a toda la industria del mundo.
A lo largo de estos días gran parte de las portadas de los medios cubren sólo malas noticias. Es lógico, pocas cosas se pueden sacar ahora mismo en positivo dada la situación. Sin embargo, “gracias” a ella estamos viendo grandes iniciativas dentro del mundo del videojuego para apoyar la lucha contra el COVID-19. Desde grandes donaciones, a torneos benéficos, pasando por ayudas para que los médicos y hospitales consigan tener las mejores condiciones posibles. Por ejemplo, hace unos días, un titán como EA donó dos millones de dólares para apoyar a trabajadores locales y organizaciones a lo largo del mundo que se encuentran en primera línea de batalla en la lucha contra el virus, además de organizar varios torneos benéficos de FIFA y Madden, tal y como informó GamesIndustry el pasado 4 de abril. Y, si nos vamos a un panorama más nacional, la empresa de videojuegos para móviles IGG con sede en Singapur, envió 250.000 mascarillas al Hospital Clínic de Barcelona, para ayudar a todos los médicos y pacientes del centro. Por otro lado, hoy mismo Bethesda, conocida por ser los creadores de Fallout y The Elder Scrolls entre otros grandes nombres, ha anunciado que va a donar hasta un millón de dólares a varias ONG internacionales y locales que colaboran directamente en la lucha contra la COVID-19.
Quizás muchos penséis que esto no es más que “calderilla” para unas empresas que ganan miles de millones al año y que quieren aprovechar esta situación para blanquear su imagen. Sin embargo, yo creo que hay que verlo un poco más allá. El sector de los videojuegos ha pasado a ser uno de los más importantes de todo el mundo, con ganancias que pueden superar a las del cine. Hace mucho tiempo que sus trabajadores y sus consumidores dejaron de verse como “frikis”. Ahora cualquiera le dedica tiempo a un juego a lo largo del día, ya sea de móviles o de consola. Ya no es un sector de fracasados, es uno con tanta importancia como para donar ingentes cantidades de dinero en una situación crítica como esta. Es uno que reúne a millones de personas, profesionales de otros ámbitos y deportistas del más alto nivel dentro de un torneo de FIFA y consigue recaudar decenas de miles de euros sólo aquí en España. Y, además, es uno de los mayores entretenimientos para los más jóvenes -y no tan jóvenes- en un periodo de cuarentena como éste.
Los videojuegos dejaron de ser simple entretenimiento hace mucho tiempo. Durante las últimas semanas nos han llegado muy malas noticias dentro del sector: retrasos de videojuegos muy esperados, despidos, cancelaciones de grandes eventos, trabajadores que temen por sus puestos,… Pero también, esta situación nos ha vuelto a demostrar la importancia que esta industria ha conseguido cosechar durante los últimos años. Aunque siempre nos seguirán llegando esas típicas noticias “clickbait” sobre que los videojuegos son el mal, ahora vemos cómo es uno de los sustentos de una población que se encuentra ante una situación sin precedentes, ya sea de una forma económica o de ocio. Un sustento que puede ser capaz de lo peor, pero también de lo mejor. Y es que al final del día, me parece curioso hacerme la pregunta de cómo viviría yo personalmente esta cuarentena sin que tengamos este gran nivel de talento dentro del sector como ahora. Seguramente hubiera encontrado otro método de entretenimiento para que estos días eternos se pasen un poco más rápido, pero ahora mismo lo cierto es que doy gracias por saber disfrutar de los videojuegos.