"Save Afghan Women"
El 29 de agosto, la fundadora de Code to Inspire (véanse nuestras entradas anteriores en HyperHype), Fereshteh Forough, luchadora incansable, mostraba en sus redes sociales un mensaje desalentador: «Cuando estás a punto de perder la última pizca de esperanza, ¿qué haces? Decidme algo para que esto no ocurra». Pocos días después, estas sombras emocionales eran sustituidas por un mensaje de lucha, ejemplificado en la difusión de la protesta de numerosas mujeres de Herat (sede de esta academia de programación y creación de aplicaciones digitales) frente a la oficina local de la autoridad talibán. Una clara muestra del deseo de resiliencia de este colectivo frente a todo aquel que quiera «eliminar» su presencia en la esfera pública de la sociedad afgana. Sus consignas eran claras: «las mujeres afganas tienen derecho a trabajar, estudiar y vivir» o «no tengas miedo, ¡vive o muere!».
Estas movilizaciones eran la respuesta a las medidas inmediatas que el régimen talibán había tomado contra cualquier representación pública femenina en los ámbitos culturales, sociales, culturales… de Afganistán. De esta manera, y regresando a Herat (aunque se puede extender el ejemplo a cualquier urbe del país), su presencia ha sido eliminada de la Universidad, donde tenían un peso destacado en la Facultad de Informática. De igual manera, han desaparecido del Ministerio de Educación, pese a que representaban la mitad de todo el personal. Esta situación, como es bien lógico, ha cercenado de raíz la proyección futura de muchas jóvenes afganas que desde diferentes ámbitos académicos, en este caso el tecnológico, buscaban labrarse una carrera profesional con la que aspirar a la autonomía personal y económica. Remitimos un cuestionario a algunas de las estudiantes de Code to Inspire con el fin de aproximarnos de primera mano a su situación en las últimas semanas y poder difundirla entre el gran público, no tan solo entre la comunidad del mundo del videojuego, al que ellas se encuentran tan cercano. Nuestro interés se centró en conocer, en primer lugar, el impacto personal de los últimos acontecimientos, para seguidamente intentar valorar las consecuencias profesionales de su cambio de estatus social tras el fin del gobierno de Ashraf Ghani. Para preservar la confidencialidad de las entrevistadas, con el propósito de evitarles futuros problemas (no en vano, los talibanes están muy «atentos» a la huella digital de determinados colectivos del país), únicamente se nombrará (en caso de ser necesario) su nombre a secas. La nota dominante que subyace en sus relatos es el miedo, el temor a ser perseguidas e incluso asesinadas si desean continuar sus estudios.
De esta manera, expresan que se les ha prohibido continuar con su formación en Code to Inspire: «Hemos estudiado mucho y ahora, ¿debemos sentarnos en casa con un profundo miedo en nuestros corazones?» (Yosra). Más dramática y contundente es la valoración que realizaba Sakina: «la vida termina aquí para nosotros». Este sombrío panorama viene precedido, además, por la pandemia del COVID, por lo que hace más de dos meses que reciben su formación a distancia, lo que ha limitado – como destaca Arezo- enormemente su actividad, pues muchas de ellas no disponen de los recursos económicos y logísticos para tener conectividad desde sus hogares. Antes de que se iniciase el verano, la mayoría de estas chicas ya poseían conocimientos básicos de programación en HTML, CSS, JavaScript o Node.js, lo que les había permitido realizar diferentes aplicaciones en internet, siendo el diseño de plataformas interactivas una de sus últimas metas.
Todos estos proyectos, de partida, han quedado de manera generalizada paralizados. Sin embargo, y como ha resaltado en las últimas semanas Forough, algunas de estas alumnas – teniendo en cuenta todos los condicionantes apuntados – han intentado proseguir con su actividad, sorteando todas las limitaciones establecidas. Así, por ejemplo, Parima ha diseñado imágenes interactivas modificables al pulsar sobre ellas (utilizando lenguaje Flutter); o como Sodaba, que prosigue con sus ejercicios de Blockchain.
Aunque ninguna de ellas ha recibido ayuda externa en los últimos tiempos, podemos reflejar con optimismo que diferentes empresas extranjeras si han realizado importantes donaciones directamente a Code to Inspire para que pueda continuar con su misión. Podemos citar, entre otras, a Casper DeFi, una web multiservicios dedicada a las inversiones electrónicas que entregó casi 12.000 dólares el 31 de agosto; The Losts Glitches, una galería de arte virtual de inspiración futurista, que ha facilitado unos 38.000 dólares en la misma fecha; o World of Women, el proyecto de la ilustradora digital Yam Karkai, que tras una subasta en la red logró recaudar 58.000 dólares. Pequeñas pinceladas en un muro aún negro, pero que confiamos (y deseamos) que pronto se pueda cubrir de una patina de color blanco, evitando que la desesperanza se apodere de todas aquellas personas mujeres que forman parte de Code to Inspire.