Un estudio "salvaje" sin un ápice de inclusividad

Hay veces que de verdad me cuestiono que estemos en el año 2021, que, tras avances de todo tipo de estilos, sigamos remando para atrás y sin ningún freno ni consideración por el trabajo que se ha hecho, un progreso que, parece, cada vez más lejano. Ya no hablo de grandes conquistas en derechos, o un mínimo de respeto a los derechos humanos, algo que, de primeras, debería de ser fundamental en toda sociedad. Hablo de actitudes, actos que empañan la realidad, palabras y gestos que dejan un rancio sabor de boca, como si de un palto en mal estado se tratara. Y como he venido diciendo mucho de manera reciente, parece que estos últimos meses en la industria del videojuego han sido devastadores en todos los sentidos. Abuso, acoso sexual a compañeras, juegos de poder, llegando hasta situaciones que prefiero no tratar por lo delicadas que son. Esto es a lo que nos enfrentamos ahora, a la peor cara posible de un sistema fracasado. Pero estas problemáticas no aparecen de la nada, como un castigo divino que nos ha caído del cielo para castigarnos por nuestras acciones, no, esto viene desde más atrás, desde los mismos cimientos. Ayer nos llegó la noticia de que el estudio Typhoon Studios se había salido de Google y llevado consigo su título, Journey to the Savage Planet, para trabajar de manera independiente (independiente bajo el amparo de Tencent), pasándose a llamar Raccoon Logic. Lo verdaderamente importante llegaría con la foto que han subido para presentar a los componentes, donde solo encontraremos a hombres blancos en una franja de edad similar.

Typhoon Studios

 

 

Pueden intentar salir mil excusas, como está ocurriendo ya. Que si es Canadá, que si no conocemos las aplicaciones que ha habido a los puestos de trabajo puesto que tal vez la mayoría hayan sido de hombres, que da igual mientras el juego sea bueno. Excusas, y de las más baratas. Tras la salida de Google, la gente de Typhoon Studios estaba conformada por 15 personas, buscando llegar a 20 a base de nuevas contrataciones que, por lo visto, han seguido el canon predominante en la empresa. Esto, de la misma manera que la existencia de esta problemática, no nos pilla de sorpresa, sabemos cómo funciona el mundo y esto es lo predominante, empresas al más puro estilo tradicional sin un ápice de progreso, todavía huele a tabaco de mascar en la oficina. Nada nos debería de pillar de sorpresa ya, sobre todo cuando conocemos al director, y sabemos de qué pie cojea como podemos ver a continuación. No es de extrañar de que, en el supuesto caso de que alguna trabajadora hubiera logrado avanzar en el proceso de selección, viendo los antecedentes y el grupo donde se iba a meter, terminara dando marcha atrás.

Por si fuera poco, en el hilo que ha creado el periodista Jason Schereier, tanto las respuestas al mismo como su bandeja de entrada se han visto acosados por grupúsculos no solo de personas atacándole por haber mostrado esta cara tan representativa de la industria, sino por ser judío. Blanco y en botella es la mejor definición en este caso, teniendo claro a qué energúmenos tenemos delante, hordas de acosadores, perfectamente salidos del GamerGate, persiguiendo a quienes señalan que la industria está llena de un prototipo de persona, y que la igualdad real no existe. Pero no solo eso, también siguiendo los mismos ataques que cierto movimiento nazi llevaba en sus proclamas, una ultraderecha o alt-right en Estados Unidos que no tiene miedo y siempre anda en búsqueda, captura y derribo ante cualquier atisbo de progresismo. Desde Typhoon Studios deberían de aprender, formarse y conocer quiénes se están posicionando de su lado si tienen algo de honor, aunque viendo lo visto, el honor ha muerto. Esta es una de las realidades de la industria del videojuego, una que debemos de combatir enérgicamente desde todos los frentes.