2 x 1
Antes de nada, quiero destacar que Two By One se encuentra en estado de Early Access, y se va actualizando cada semana, por lo que muchos errores pueden ser corregidos en próximas actualizaciones. Esta crítica cubre el contenido y el estado del juego en la fecha de su publicación. Las capturas a tamaño completo están puestas para poder entender mínimamente qué está pasando. Dicho esto, allévoy.
El género del matamarcianos siempre me ha fascinado. Desde que tengo uso de razón he echado bastantes horas con mi padre a 1942 y, pese a que no soy especialmente habilidoso, sí que me engancha con bastante facilidad. En mi caso concreto tengo una traba extra, y es que el déficit de atención no ayuda a la hora de hacer varias cosas a la vez. No es que me distraiga con facilidad, sino que mi cerebro se centra en una única cosa y manda toda la potencia a dicha tarea. Por ejemplo: hay días en los que me es imposible estudiar y otros en los que puedo estar 5 horas seguidas programando, y la mínima perturbación de lo que esté haciendo me incomoda. Creo que se debe a esto, en gran parte, que soy medianamente bueno en juegos de música o el Tetris, en los que solo tienes que estar con el foco en una parte concreta, pero no en los juegos de estrategia o los bullet-hell. Si bien Ikaruga, Einhänder o el propio The Binding of Isaac me gustan bastante, tengo que poner un esfuerzo extra a la hora de jugarlos, porque son demasiadas cosas a la vez y mi cabeza, simplemente, colapsa.
Cuando se ofreció la clave de Two by One y vi su estética y su funcionamiento, me enamoraron. El juego, hecho por Javier Ortega, destaca ya desde el principio por su minimalismo absoluto que aprovecha los contrastes para destacar lo que está ocurriendo, aunque no siempre funciona. La característica principal del juego es que no manejas una nave, sino que mueves dos a la vez. Si una va a la izquierda, la otra también lo hará. Si disparas a la izquierda, la otra nave disparará al mismo punto en su respectiva mitad de la pantalla. En un género que está en constante cambio como es este, que surjan nuevos conceptos es siempre de agradecer: Ikaruga, por ejemplo, permitía cambiar la polaridad de tu nave, afectando al daño que haces a ciertos enemigos y permitiéndote absorber las balas de un determinado color. También podremos centrar el tiro en un punto determinado y ambas naves dispararán a ese punto concreto, pero a cambio se moverán más lento. Puede manejarse tanto con teclado y ratón como con mando, aunque os recomiendo encarecidamente el primero. Con estas mínimas mecánicas ya tenemos cubierto todo lo que concierne a la jugabilidad, por lo que el resto del peso del título reside en su diseño de niveles.
Las distintas fases están desbloqueadas en el menú principal ya desde el inicio, por lo que podremos afrontar cada nivel en el orden que queramos, aunque estén numerados. El juego es bastante complicado, puesto que las balas atraviesan de una mitad a otra de la pantalla, y lo que hayas esquivado con una nave puede suponerte la perdición de la otra. Si te tocan una sola vez, mueres. Por suerte, con darle a un botón puedes reiniciar el nivel al instante. Las fases pueden consistir en dos desafíos diferentes: destruir, o sobrevivir. Como sus propios nombres indican, en la primera tendremos que eliminar a todos los enemigos que nos vayan saliendo, y en la segunda aguantar un tiempo indeterminado en la pantalla sin que nos toquen. Un punto importante es la curva de dificultad, que en este juego debería estar bien medida para que te acostumbres al movimiento de las naves, pero no es el caso, he podido completar secciones muy avanzadas, pero algunas de las primeras me superan por completo. Cada fase está compuesta por varias más pequeñas, que sirven para alargar el sufrimiento aún más, y las que son de sobrevivir tienen un tiempo exageradamente largo en el que tienes que estar haciendo lo mismo sin parar. Hay que ser muy rápido para evitar que haya demasiadas naves soltando balas, y el problema es que sigo sin acostumbrarme a mover dos naves a la vez.
El concepto principal es bastante interesante, pero el acercamiento no es el adecuado. Se supone que tengo que mover dos naves a la vez y no pueden saltar de una mitad a otra de la pantalla, ya que hay un muro invisible justo en el centro. Hay niveles en los que desaparecen los bordes de los lados y es muy contraintuitivo ver que una nave no puede avanzar y darse cuenta de que la otra se ha atascado. El disparo tiene sus más y sus menos: es una buena idea que al cambiar de mitad sea la nave de esa zona la que dispare a ese punto, pero confunde mucho en ciertas situaciones en las que crees que sigues disparando con la misma nave. El tamaño de los objetos también es un problema: nuestras balas apenas se ven y no van exactamente al punto marcado, sino que tienen algo de dispersión, y te puede costar la partida tener que acercarte para quitar más vida al enemigo. Tampoco queda del todo claro cuando estamos haciendo daño y cuando no, y las naves y balas enemigas en ciertos puntos son tan pequeños que, directamente, no los vas a ver con la vista periférica. Es muy frustrante ver que te ha matado una bala perdida de una nave que tu cerebro no ha podido ni procesar a tiempo que está ahí. Aparte de esto, no hay nada que diferencie a qué enemigo está disparando qué nave, y el hecho de tener que fijarse ya hace que tengamos que pararnos a pensar y, de nuevo, perder la partida. Todos estos problemas tienen el origen en dar un enfoque de bullet hell al uso pero manejando dos elementos a la vez, sin ajustar nada por el camino.
De la misma manera, hay un modo multijugador que cambia por completo la forma de entender el título. Cada uno controla una de las naves, moviéndola a su antojo (incluso saliéndose de su mitad) y disparando donde quiera, y aquí es donde el juego toma otro matiz. Sigue siendo confuso visualmente y claramente hace que las cosas más fáciles, pero apunta a un juego cooperativo bastante divertido, en el que tirarse los mandos a la cabeza y echarse la culpa mutuamente por no eliminar una nave concreta o no esquivar cierta bala. Es bastante entretenido y muchos errores de la jugabilidad desaparecen gracias a eso. El tutorial tiene errores, eso sí, pero por lo demás ninguna queja al respecto. Además, te deja elegir qué jugador juega con qué mando o teclado, un elemento bastante obvio pero que a muchos juegos, incluso grandes lanzamientos, se les olvida poner cuando se trata de una combinación de ambos controles. Esto viene muy bien para el Remote Play, y más ahora que pasamos tanto tiempo cada uno en su casa.
La música (exceptuando los menús, que tienen mucho carisma) se acaba haciendo repetitiva al ser el mismo bucle todo el rato, independientemente de la fase en la que estés. No hay apenas efectos de sonido en el juego, lo que hace que sea aún más repetitiva, y puede llegar a hacer que tengamos que quitarla porque va a ser la misma experiencia continuamente. No digo que haya que reproducir un sonido concreto para cada bala, pero sí, como mínimo, cuando aparece un enemigo y para los distintos ataques, y si es en estéreo, ayudaría mucho en lo jugable, pudiendo saber en punto aparece. Entiendo que la idea tras esto es que tengas las mínimas distracciones posibles, pero no tener un feedback concreto de qué está ocurriendo es un problema importante, sobre todo en este caso en el que necesitas saber con claridad qué está pasando en la pantalla. El diseño de las naves es atractivo, pero al ser tan estilizado se mezcla de una forma extraña con el blanco y negro del fondo e imposibilita verlas con claridad.
Hay mucho que pulir, pero si se balancea correctamente puede llegar a ser un gran juego
Como bien he dicho al principio, el género es el que es y tengo déficit de atención, por lo que puede que vuestra experiencia sea distinta y os resulte un paseo (aunque tengo mis serias dudas). El juego se encuentra en Early Access, y es actualizado cada fin de semana, con más niveles y alguna que otra mejora de accesibilidad como marcar con un color determinado qué naves son las tuyas. A esto hay que sumarle que está hecho por una sola persona, lo cual ya es loable de por sí, sumado al hecho de que esté recibiendo tanto cariño y esfuerzo. Si os gusta el género y queréis ver cómo va evolucionando es un juego bastante curioso, y muchos de sus problemas vienen de ser un Early Access, realmente. Además, solo por el modo multijugador ya le vais a echar bastantes horas, así que de vosotros depende si queréis probarlo o no. Eso sí, no podréis decir que habéis jugado a algo parecido, y eso no se lo puede quitar nadie. Ojalá termine siendo aquello que tanto desea ser.