Sencillo por fuera, complejo por dentro
De pequeño me gustaba mucho ir a una sala de juegos arcade repleta de máquinas. Las probé todas y cada una de ellas, pero siempre volvía a uno que era de carreras. El periférico era muy suculento: una flamante moto que giraba hacia donde tú lo hacías y que poseía manillares y pedales – lo más cerca que he estado de pilotar una de verdad con esa edad -.
Un euro por un puñado de minutos, pero merecía la pena: era mi momento de fama y demostrar como de habilidoso era en ese juego. Los había otros mucho más buenos que yo, por supuesto, pero eso no me impedía sentirme el rey y disfrutar ese entretenimiento tan efímero. Y cuando volvía, trataba de recordar los recorridos de la pista de carreras, las mejores motocicletas, los errores del último día…
Crazy Taxi 3 saldría en 2002 en la primitiva Xbox pero previamente lo teníamos en máquinas recreativas. Habría que esperar dos años más para que peceros como yo pudieran tener la versión doméstica de la máquina. Hoy rindo tributo a la versión de PC: un juego al que he acumulado horas, horas y más horas.
El sello de SEGA
En los títulos arcade que he jugado de SEGA siempre me he sentido muy cómodo. Hay muchas mecánicas y estrategias que probar, pero en uno de sus juegos no es necesario explorarlas y explotarlas a fondo todas para poder divertirte. Creo que aquí reside la magia de este género, y es lo que hace que lo pase bien tanto quien echa una partida por primera vez como quien ha vaciado media cartera en esa recreativa.
Su nombre – Crazy Taxi 3 – se debe a que reune 3 mapas, basados en San Francisco, Nueva York y Las Vegas. Hay una serie de conductores a seleccionar dependiendo del escenario que elijamos, aunque esta decisión será meramente estética y no variará ningún atributo de nuestro vehículo o conductor.
Seleccionado escenario, piloto y tiempo, nos soltarán en el mapa con nuestro taxi. Hay una cuenta atrás en la esquina superior izquierda y un contador de puntos a la derecha. Nuestro objetivo es engordar este contador de puntos lo más posible, a base de recoger a clientes y llevarlos a donde nos pidan. Cuando dejamos a un pasajero en su destino, ganamos puntos y a nuestra cuenta atrás se nos añade algo de tiempo, por lo que nuestra misión será retrasar este lo máximo posible ya que, al llegar a “0”, habremos terminado la partida.
Para lo frenético que pueda resultar el título desde fuera, realmente hay toda una estrategia detrás. Podemos desde recoger un cliente hasta grupos de cuatro, y cuantos más clientes más puntuación y tiempo extra pero… la pregunta es hasta qué punto compensa qué, porque quizás los destinos de ese grupo de clientes están muy dispersos, o muy lejos el lugar al que quiere ser llevado ese cliente solitario. Nunca se reiniciarán los destinos de los clientes, por lo que se trata de un título de ensayo y error, buscando las mejores tácticas. Esto lo permite el mapa, que es lo suficientemente extenso, rico como para poder trazar distintas estrategias. Es un juego sencillo e intuitivo que a la tercera partida ya nos manejamos bien, pero es solo para el más ambicioso de los jugadores el trazar rutas, aprenderse el mapa y los clientes, descubrir las mecánicas y atajos para aumentar la velocidad…
Como “plus”, hay unos minijuegos para pasar el rato. No son el grueso de Crazy Taxi 3, pero parece un intento de solucionar ese vacío que deja el que únicamente haya tres mapas. Es el problema de un juego de recreativas adaptado a consolas domésticas: la naturaleza de estas no son la misma. Un juego de salón de recreativas quiere hacértelo pasar bien y que vuelvas, picándote con marcadores y puntuaciones (seguramente no estés ahí más de 20 minutos jugando). Algo se mantiene en el PC, pero al tener al alcance el título cuando quieras pierde parte de este espíritu competitivo ya que podemos jugarlo sin control de tiempo, cuantos intentos queramos.
Espíritu macarra
Desde luego no que no se trata de un juego serio: son controles muy cómodos pero inmediatos, irreales para un taxi; las físicas están exageradas y distorsionadas: modificando la gravedad y dejando a nuestro vehículo circular bajo el agua; los peatones se apartan con unos reflejos de lince y… ¿he mencionado que el coche salta al pulsar la barra espaciadora? SEGA no pretende crear un simulador de taxista desde luego. De hecho, se esfuerza hasta por hacer el juego lo más disparatado que posible.
Pocos juegos del 2004 creo que consiguen que sus gráficos nos sean 100% cómodos. Crazy Taxi no es del todo uno de ellos: es un mundo resuelto por texturas pobres y formas poco poligonadas. Lo salvará su dirección artística la cual en su tiempo le pusieron gran interés al juego, y no deja de tener una estética retro que personalmente me resulta muy atractiva.
La guinda la pone su banda sonora Rock/Punk y su voz en off con alma de comentarista, apremiándonos o piropeándonos dependiendo de cómo nos desenvolvamos. Todo ayuda a que sea un espectáculo completo. Quizá solo estás conduciendo tres minutos, pero créeme si te digo que no hay ni un segundo relajado en ese corto tiempo.
¿Casa o salón de recreativas?
Es un juego fantástico adaptado a perfiles de jugadores muy extremos: el casual y el veterano. Puedes jugar dos partidas y haberlo pasado bien, o también ahondar en sus mecánicas hasta donde las fuerzas y ganas te lleguen. Es más una adaptación de una recreativa para consolas que un juego ideado desde un principio para PC, Xbox, PlayStation Portable… Esto no implica que sea una mala obra, puesto que tiene un espíritu arcade que hasta a los más jóvenes atrae, pero algo se pierde por el camino. Nunca será como tener la recreativa en tu casa.