Échame una mano, o dos, o tres
Jugar a títulos en 2D siempre es una experiencia gratificante. En líneas generales estamos más que acostumbrados al entorno tridimensional como norma y, cuando un título se sale de él, suele ser casi una exigencia que ofrezca algún elemento rompedor. Pero hay veces que esto no es necesario. Al igual que necesitamos videojuegos doble A, también viene bien disponer de títulos independientes que no aspiren a revolucionar la escena. They Always Run es un videojuego de acción y plataformas que nos pone en la piel de Aidan, un mutante con tres brazos que ejerce de cazarrecompensas espacial. Dicho así, más allá de poseer una mano extra, la premisa no parece nada nuevo. Y, ciertamente, no lo es. Pero en Alawar han sabido captar la esencia del concepto “western espacial” que tan bien le sentó a obras como The Mandalorian.
Esta comparativa no es arbitraria, pues la cercanía del título con el flow de Star Wars es más que destacable en el buen sentido. El universo que se nos presenta consigue, con poco, que queramos aprender más de las diferentes especies que lo habitan, así como el funcionamiento de la política y las relaciones sociales, de las cuales se nos presenta algún que otro indicio que tiene que ver con la trama, pero que podría dar para mucho más.
Pero vamos a lo importante: ¿en qué consiste They Always Run? Bueno, como decíamos, se trata de un título en 2D cuyo principal objetivo es correr. Y, evidentemente, saltar. Y disparar, tal vez mientras saltamos. Y, como no podía ser de otra forma, dar unos cuantos tajos a todo el que se nos ponga por delante en nuestro empeño por cazar a ese buscado criminal que nos proporcionará una jugosa recompensa. La acción frenética no tendrá final y, salvo esos instantes de conversación durante el viaje en nuestra nave, pasaremos gran parte del tiempo bailando con nuestros enemigos.
No somos indestructibles y cada golpe cuenta. Podemos curarnos con botiquines, pero no abundan demasiado y convendrá evitar cualquier roce innecesario. Atacar a los enemigos con ataques simples será el movimiento básico, pero poco a poco comenzaremos a dominar la esquiva o los disparos para quitarnos un peso de encima cuando nos superen en número entre otras habilidades que desbloqueamos con el dinero que vamos obteniendo. La peculiaridad es que, como comentábamos antes, Aidan pertenece a una etnia de humanoides con tres brazos, pudiendo emplear este último como recurso extra en combate. El clásico contraataque pasa pues a poder realizarse frente a tres enemigos que se abalancen a la vez, mientras podemos emplear el joystick derecho para orientar golpes y destruir paredes (o enemigos) con ese poderoso tercer puño del que disponemos. Algo relevante en este tipo de juegos es la frecuencia con la que genera puntos de control. No os preocupéis: son lo suficientemente numerosos como para no tener que recorrer más de un minuto en ocasiones muy contadas. Puede que en algunos lugares nos atasquemos más de la cuenta al no ser capaces de medir ese complejo salto o, simplemente, no podamos con el grupo de enemigos que nos sorprende. Pero con unos pocos intentos solucionaremos el problema.
La dinámica, en líneas generales, sigue siempre el mismo patrón (salvo en sucesos concretos de la trama): ir a un planeta, eliminar a los enemigos y acabar con el objetivo, muy posiblemente tras una persecución, como bien indica el título del juego. Es aquí donde el plataformeo, que de base es divertido, se vuelve puro y frenético. Además, los combates contra los jefes tendrán de fondo una música tipo chiptune, tan retro como entretenida. Podemos, eso sí, tomar ciertas decisiones a la hora de matar o noquear a un objetivo importante para cobrar la recompensa (vivos suelen valer más). Pero si queremos aspirar a poseer todas las habilidades posibles debemos investigar y explorar por el mapa, consiguiendo dinero y mejoras extra, así como recogiendo algunas recompensas por enemigos menores.
Todo pasa por conseguir dinero. La sistematización monetaria ha llevado a la galaxia a emplear los créditos como única forma aparente de intercambio. Aidan, por su parte, se verá envuelto en una trama relacionada con la opresión racial hacia los individuos de tres brazos a los que la sociedad esclaviza. Además, la presencia de un imperio caído cuyos simpatizantes aún pretenden emplear el poder que les queda, así como un misterio relacionado con civilizaciones antiguas y artefactos mágicos endulzan el argumento, salpicado por algunos giros de guion bastante interesantes en las rectas finales. Lo que empieza de forma simplona y básica acaba con conspiraciones a gran escala.
Lo bueno de recorrer la galaxia es que disfrutaremos de escenarios muy variados. El estilo artístico del título tiene un toque especial que dota a los personajes de cierta profundidad que contrasta con los fondos planos, generando estampas tan atractivas como las que acompañan estas líneas. Tal vez hubiera sido ideal que, acompañando a esa diversidad de escenarios, encontráramos algo más de pluralidad en los tipos de enemigos. En cierto modo, la simplicidad del They Always Run se agradece, pues ofrece, a pequeña escala, estrategias que solemos ver en juegos tipo metroidvania (como desbloquear herramientas) pero aplicadas a una aventura más clásica y completamente lineal. Tenemos así una experiencia concentrada que, aun con sus pegas, es muy divertida y disfrutable. Eso sí, no puedo evitar pensar que algunas de estas mecánicas como el empleo del brazo para romper muros se quedan en un segundo plano más circunstancial. Sí, en los combates recurriremos a él pero fuera de estos no hay mucho que hacer más allá de golpear dos o tres cosas. Subir por tirolinas lo haremos con el brazo, pero es todo automático, por lo que podría ser cualquier otra cosa.
‘He ran… Why do they always run?’
They Always Run es uno de esos videojuegos que, por desgracia, parece que pasarán sin pena ni gloria entre los cientos de títulos que salen a la semana. No por falta de capacidades, pero sí tal vez por la imposibilidad de encontrar un hueco en la conversación pública, como suele pasar con un gran número de indies. Sin duda, toda una sorpresa con un final algo abrupto que abre las puertas a una secuela que esperemos que se produzca y que, con suerte, mueva mayores números a escala internacional.
Esta crítica ha sido realizada con una copia digital para PC cedida por Alawar Entertainment.