El camino que hemos recorrido
No me gustaría ser malinterpretado. No extraño The Witcher 3 porque ya no esté conmigo; lo tengo en mi biblioteca de Steam, lo juego casi a diario, paseando sin prisa entre sus ríos y sus ciudades. Es el único juego que nunca se ha ido de mi estantería, y que probablemente nunca se va a ir. No lo extraño como una ausencia, porque la verdad es que nunca no estará ahí. Lo que nunca estará ahí será esa primera vez; ese 2015 que fue mágico; el primer rayo de sol que me regaló el alba mientras paseaba por Huerto Blanco, el primer contrato, la primera sangre, y las primeras monedas cedidas con hostilidad por quien fuese que me haya contratado. Cinco años después, sigo jugando The Witcher como si fuera la vez primera; en mi cabeza, aun soy un chico idiota que se queda embobado por cada fotograma. Sigo jugando The Witcher pretendiendo que nunca lo he jugado antes. Van 5 años en que desearía poder borrar este juego de mi memoria, instalarlo, y sentir sus primeros compases una vez más.
A un lustro de su jugada maestra; CD Projekt RED se permite echar la mirada atrás, ver el camino trazado desde ese idílico 2015 y preguntarse, ¿qué significó The Witcher 3 para la industria del videojuego? Significó un diccionario entero, y a día de hoy, en un 2020 que pasa de lo idílico a lo surrealista, seguimos explorando sus conceptos, seguimos inmersos en ese universo construido con mano artesana, y seguimos vagabundeando por la senda junto con el Carnicero de Blaviken.
Para el chico de 15 años que lo probó por primera vez, significó el salto, el paso definitivo que me confirmaba como un miembro de algo más grande, significó unos ojos abiertos y ávidos de más pixeles. Para la industria, lo veo como una llamada de atención, ¿un estudio polaco salido de la nada, con un presupuesto irrisorio, dándonos lecciones sobre diseño? Después del estándar de calidad que significó esta tercera entrega de Geralt de Rivia, ya no había excusas para hacer un título mediocre y etiquetarlo como algo de nueva generación. Se acaba el conformismo ante misiones secundarias genéricas; se terminaba la vista gorda con tramas insuficientes y escritas para llenar un hueco que, suponemos, debe ser llenado. Era esto o no era nada.
Como prueba tenemos Assassin’s Creed, una saga cuyas ideas y originalidad se habían erosionado hasta tal punto que eran el sinónimo de diseño cíclico y repetición. Pues bien, llega el brujo, da el golpe en la mesa, y de pronto Ubisoft nos sale con el titán que fue Assassin’s Creed Origins; más que un lavado de cara para la franquicia, era un rostro nuevo, un rostro para un aquí y un ahora.
Ese mundo abierto vivo, interconectado y complejo, que daría de beber a iconos modernos como Breath of the Wild y Red Dead Redemption 2; una narrativa fragmentada, adecuada a la divergencia geográfica de su mapeado; unos personajes escritos con pulso y con ganas, y un esfuerzo por interconectar sistemas como pocas veces se había visto…sea cual sea el apartado, la sombra de The Witcher 3 sigue, extendida en toda su vastedad, sobre nosotros. Y seguirá ahí.
Sus creadores saben lo que han logrado, y son conscientes de que se ganaron una vela en el altar de miles de corazones. Es por ello que no han querido olvidar este acontecimiento que fue su tercera parte de la saga del brujo, y que los catapultó a la fama mundial. En su cuenta de Twitter se han comunicado con los fans, preguntándonos cuáles fueron nuestras historias favoritas, las memorias que con más cariño guardamos en nuestra biblioteca de nostalgias. También han compartido un video en el que el director de música, Marcin Przybyłowicz, junto con sus camaradas músicos, ha recreado el exquisito tema principal del juego.
Hace poco he comenzado mi novena partida en The Witcher 3. Este juego me tiene, y es bonito saber que tiene a miles más. Es bonito ser todos presa del mismo embrujo.
Buena suerte en la senda.