Nacon a pique
Ay el oro, la fama, el poder. Todo lo tuvo la industria que en su día se autoproclamó la reina del entretenimiento. Pero sin esas últimas palabras poco afortunadas, nos queda un cascarón cada vez más grande, duro y frío, helado hasta la médula y que no siente ni padece los castigadores coletazos de las malas prácticas que en ella se gestan. Cuando hablamos de videojuegos vienen a nuestra mente aquellas experiencias, malas o buenas, que hemos vivido durante nuestro tiempo como jugadores, situaciones especiales que muchas veces no se pueden dar en otros medios, y que por ello tendemos a ensalzar a la industria del videojuego como tal, elevándola por encima de las otras, e incluso divinizándola. Pero esta está muy lejos del Panteón, está mucho más allá de las lindes de las deidades, pues precisamente se encuentra en el mismo barro en el que se bañan todas las industrias, como una más que se retuerce en un mar oscuro de malas prácticas y sufrimiento. No es la primera vez que hablamos sobre ello, no será la última, pues hoy volvemos con The Sinking City, de nuevo en el punto de mira tras haber vuelto durante un breve tiempo a Steam, pero no de la mejor manera.
El pasado 26 de febrero llegaba a la tienda digital de Valve una versión de The Sinking City, la cual desde ese momento se podía adquirir, como si del juego original se tratase. Como he mencionado anteriormente, ya cubrimos aquí las problemáticas que surgieron entre Publisher y desarrolladores, que iban desde incumplimientos del contrato hasta impagos, e incluso amenazas de no pagar ni una parte de las ventas a los desarrolladores, todo esto causado por Nacon. Esto provocó que, a la hora de lanzarse, se camuflase el logo de los desarrolladores, Frogwares, de todos lados. Como era de esperar, esto llegó a los tribunales franceses. Cabría esperar que tras todo este revuelo, la situación habría terminado de solucionarse de puertas para adentro, a la espera de algún comunicado oficial donde se aclarasen los hechos y conociéramos el veredicto final de la justicia. Pero parece que estos planes no estaban en mente, por lo menos en la de Nacon, quien de buenas a primeras publicó esta versión en Steam de un día para otro tras una decisión del Tribunal de Apelación de París, que dictaminó que el juego debería de volver a las tiendas mientras dure la disputa. Pero hay más cosas detrás de lo que aparenta de primeras.
Esta versión subida a Steam se ha puesto en tela de juicio, pues en un comienzo desde Frogwares se informó que esa versión subida a Steam no les pertenecía, y que por ende no la recomendaban, provocando una ola de reviews negativas en la página del producto. Tras un par de días salió la razón por la que avisaron de lo mismo, pues resulta que esta versión de The Sinking City proviene de un proceso de pirateo realizado por la misma Nacon, además siendo retocada para eliminar completamente cualquier aparición o relación con Frogwares, y dejando atrás contenido y características como los dlcs o el guardado en la nube. Todas las pruebas las vemos recopiladas en el propio vídeo que han subido desde el estudio de desarrollo. Desde el estudio ucraniano se han puesto manos a la obra, y aparte de haber empezado a recopilar pruebas sobre el caso, han interpuesto una reclamación DMCA, que ha causado la retirada del título de la tienda temporalmente. No hemos tenido que esperar mucho para obtener una respuesta por parte de Nacon, quien, mediante una entrada al blog de su web, responde a las acusaciones proclamándose como la dueña de los derechos de distribución en Steam, además de haber pagado todo el dinero que se debía hasta el momento. A pesar de estas “aclaraciones”, no se menciona nada sobre el vídeo en cuestión, donde se les acusa de haber crackeado una versión anterior del juego, modificado, y subido posteriormente a Steam.
Esperemos que con el tiempo vayamos conociendo más información sobre todo lo que está ocurriendo, aunque queda clara la situación de desprotección que viven algunos estudios de desarrollo frente a las condiciones y acciones que entidades más grandes ejercen sobre ellos, careciendo de organismos e instituciones que puedan regular o trabajar para que se eviten. Ya no es solo el supuesto millón de euros que le deben desde Nacon a la gente de Frogwares, sino que son también este tipo de actos los que demuestran que, por muy gigante, beneficiosa y amplia que sea una industria, va a seguir habiendo un lado oscuro que oprima a los más pequeños, altas esferas que se dediquen a exprimir e incluso reírse en la cara de los trabajadores una y otra vez, ya sea no dando crédito o directamente borrándote de tu propio juego, y mientras no nos organicemos para luchar contra este tipo de injusticias, todo seguirá igual. Mucho ánimo Frogwares.