Queremos caras nuevas, con nuevas historias que contar
La segunda entrega de The Last of Us ha estado en boca de la comunidad de los jugadores hasta hace relativamente poco, se mantuvo como tema de actualidad mucho tiempo después de su lanzamiento, en un debate dividido sobre su mensaje y su validez como secuela de la primera entrega, entre otras cosas. Los argumentos políticos (como es natural) impulsaron un debate que llegó a ser de odio, en muchas ocasiones, y entraron en juego temas de sensibilidad social y personal. Ahora, la franquicia de Naughty Dog vuelve a salir a la palestra, y el tema que ha impulsado este nuevo debate tiene mucho que ver con esa validez como secuela que también se cuestionó en la segunda parte de la saga.
Según el propio Neil Druckmann, él y la coguionista Halley Gross ya han trabajado en un primer borrador de lo que sería la historia de una tercera entrega de la franquicia, y es importante remarcar la palabra “borrador”. Han dejado claro que no se encuentran trabajando actualmente en el desarrollo del juego, y ni siquiera están seguros de que algún día se convierta en una realidad. “[…] espero que algún día pueda ver la luz del día y que explore un poco lo que sucede después de este juego. Ya veremos”, declaró Druckman en el podcast Script Apart.
Como es lógico, estas declaraciones han encendido el debate y las suposiciones entre la comunidad, y han empezado a dispararse temores y esperanzas a partes iguales. Ahora, la discusión que en su momento pasó, entre otras cosas, por cuestionar la necesidad de una segunda entrega de al saga, apunta hacia si una tercera entrega será beneficiosa o no para la franquicia, o qué rumbo debería tomar, entre otras preguntas. Muchos jugadores han compartido en redes sus teorías o deseos sobre el enfoque de esa supuesta tercera parte, sobre quién o quienes deberían protagonizarla. La opinión más generalizada es la de que el ciclo de Ellie debe darse por cerrado, y de llegar nuevas historias deberían estar protagonizadas por otros personajes, como Abby o Dina, o incluso por caras totalmente nuevas. Personalmente, este debate me resulta mucho más interesante y fructífero que el que produjo en su día la segunda parte. Por un lado, de hacerse realidad esta tercera entrega, aún está muy lejos, y las opiniones de los jugadores pueden ser tomadas en cuenta. Por otro lado, también creo que si The Last of Us quiere mantener su calidad e impacto debe tomar otros rumbos.
Lo hablé hace poco con un amigo, y ambos llegamos a la conclusión de que lo más apetecible para nosotros sería que, de continuar, la saga se convirtiera en una suerte de antología de historias enmarcadas en un mismo contexto y trasfondo, pero explorando dramas humanos a través de personajes distintos. Está claro que The Last of Us siempre ha apostado por ahondar en ese aspecto, y que la infección del Cordyceps ha sido un telón de fondo para contarnos estas historias. Dicho esto, me encantaría que si The Last of Us continuara su viaje cambiara su rumbo para hacerlo. Sería toda una experiencia explorar el mundo que ya conocemos desde otros enfoques y perspectivas, y que esos nuevos (o conocidos) personajes que lleguen exploren nuevas problemáticas, pero ciñéndose al principal rasgo distintivo de la franquicia: el drama humano.
El propio Druckmann afirmó que al trabajar en un juego con varias entregas a las espaldas es algo muy distinto a trabajar en un nuevo título, o en la secuela de un juego único, como fue en su momento The Last of Us Parte 2 respecto al original. “Con un juego, no hay un patrón de lo que es una franquicia. Con dos juegos, comienza a haberlo: ahora siento que hay algunos temas estructurales y temáticos a los que deberías ceñirte si vas a hacer un tercer juego“, afirmó en el mismo programa mencionado anteriormente. Teniendo esto en cuenta, creo que lo necesario para que The Last of Us vuelva a tener una propuesta de valor firme para los usuarios, como la tuvo en su momento, es ese cambio de aires. Explorar nuevas historias y construir nuevos personajes que lleguen a calarnos tanto como lo hicieron Joel o Ellie en su momento. De otra forma acabaría convirtiéndose en otra franquicia que viviría de su nombre, independientemente de la calidad de los supuestos nuevos juegos, y ese método acaba pesando más que recompensando, porque vivir a la sombra de un éxito no suele traer buenos resultados, y menos con una sombra tan alargada como la de The Last of Us.