Más sombras de nombres pasados que propuestas
Cíñete la húmeda capa al cuello, y siente el frío de las heladas gotas clavarse como cuchillas en tu piel, igual de hirientes, cercenando y quemando por su paso hasta el hueso en el que habitará, bien adentro. Siente pesados tus pasos, temblorosos, otrora llenos de confianza, ahora mero automatismo creado por y para la supervivencia. En tus manos todavía brota la sangre de heridas pasadas, que nunca cierran. Por tus dedos gotea, recorre todo tu brazo, y como los ríos, desemboca en un suelo sucio, al ritmo de un aliento ansioso. Como tambores que anuncian el final late tu corazón, oh, guerrero, y en tu gélido aliento se escapa, segundo tras segundo, tu vida, aunque quizás no te hayas dado cuenta. En tu mente solo una misión, continuar, avanzar, resistir y triturar a aquel que se oponga. Este es tu mantra, este es tu objetivo, y nadie te impedirá conseguirlo. El Sol hace tiempo que no se alza, pero sabes qué hora es, sabes que has de seguir, siempre hacia adelante una vez más, enfrentándote ante los horrores que en otro tiempo se consideraron humanos. Que tu sombra sea el anuncio de un nuevo día, que tu espada sea el fin, y con solo pronunciar tu nombre, tiemblen, pues todos reconocerán los juegos en los que te construiste, pero al final del día no se acordarán de ti. Hasta siempre, The Last Faith.
Reconozco la ilusión que había puesta en un juego que, sencillamente, tenía todo lo que la gente esperaba y quería. Qué puede haber mejor que Bloodborne y metroidvania, sin duda tiene que ser una mezcla de éxito sabiendo las ganas que tienen los jugadores de Bloodborne por una entrega nueva, o algo similar que alimente sus esperanzas ante un futuro desolador viendo lo visto. Si fuese por mi, lo siento, sacrificaría a este solo por seguir disfrutando más juegos como Armored Core VI, esta es mi verdad. Dicho esto, y volviendo al tema, The Last Faith se vendió y se vivió como la segunda venida de cristo, el juego que definitivamente cogió esa inspiración e hizo de sí mismo el nuevo juego victoriano con terror cósmico y una dificultad cuanto menos exigente, ¿fue esta la receta del éxito que bendijo a Bloodborne? No creo que todo tenga que ser estética y superficialidad, al igual que tampoco tiene por qué ser la parte más interior como el gameplay, hay muchos factores para el éxito, pero también para el fracaso, y creo que es, primero, muy difícil, dar con la tecla, y segundo, forzar para dar con ella sí o sí, o por lo menos creerlo.
Me gusta mucho el refrán “del dicho al hecho hay un trecho”, y creo que se refleja muy bien en lo que en esencia es The Last Faith, un querer ser Bloodborne, de hecho, intentarlo y referenciarlo en todo momento, pero cayendo en unas capas de superficialidad que lo aleja de todo lo que fue el juego de From Software. Tomar a la fuerza lo de otros no te salvará de ser peor juego, ni te hará mejor, solo te arrebatará cualquier atisbo de personalidad que quisieses tener, y el éxito o fracaso que coseches vendrá de terceros. No creo que vivir siendo la sombra de los demás sea la mejor opción, y mira que odio las comparaciones, lo he criticado una y otra vez, pero considero que no es el mismo caso quienes intentan desmarcarse y es el público el que realiza la comparación, a que cuando la existencia del título sea por y para eso. Definir por género es acertado, cuando me preguntan, por ejemplo, por Blasphemous puedo hablar sobre que es un metroidvania (sin llegar a la comparación con estos) con estética relacionada con la Semana Santa, que posee un combate no tan dinámico pero que se siente bien de todas maneras. Si quiero definir Bloodborne puedo hacerlo también a su manera. Pero hablar sobre The Last Faith es diferente, es complicadísimo dar una descripción que no pase por mencionar otros juegos, intentar alejarlo de todo ello lo deja en apenas un cascarón vacío, tosco como él solo, insufrible en algunos niveles, siempre y cuando no tenga problemas técnicos que lo ralenticen exageradamente. No quiero ser destructivo (cuando en realidad lo estoy siendo) pero siento que es difícil hacer una crítica sin caer una y otra vez en los tópicos de siempre. Volver a decir lo mismo que en su momento se dijo de los juegos de los que toma inspiraciones (o más) es aburrido, pero creo que el peor castigo que puede existir es el paso del tiempo. Nos solemos acordar de solo unas pocas puntas de iceberg, y se suelen hundir en las aguas de la memoria muchos juegos injustamente. Nos acordaremos de los Bloodborne, pero no de los The Last Faith que vinieron después.
Si entramos al juego, nos encontramos ante algo que, de primeras, no tiene por qué estar mal, o por lo menos en el papel. Un metroidvania que parece haber olvidados muchas cosas inventadas durante todo este tiempo para hacerlo todo más agradable, o por lo menos entretenido, calidad de vida le llaman. Es tosco moverse, es tosco el combate, es tosca la optimización, hasta los menús o intentar revisar el mini mapa es tosco. Se siente como un juego de hace años al que el tiempo no le ha pasado muy bien, con las asperezas típicas de la época, solo que habiéndose lanzado en 2023, algo similar a lo que me ocurrió con Dying Light 2. En el recuerdo están bien, pero a la hora de volver a ponerte a los mandos notas unas costuras demasiado forzadas y a punto de estallar. Adicionalmente, la versión de Nintendo Switch contaba con zonas exageradamente complicadas, pues, además de tener un rendimiento cuestionable, se unían saltos demasiado justos, provocado muertes atroces en los malditos pinchos (esto no lo teníais que haber traído del Blasphemous malditos). También he notado que tarda demasiado hasta que se empieza a sentir bien, hasta que empiezas a notar cierta fluidez en los combate, junto a algo de disfrute, justo cuando menos queda para acabar. Más allá de eso, si a pesar de lo dicho sigues estando interesado, no te digo que no le des. Pero te invitaría a que, si te sigues acordando de él dentro de seis meses, dejes un comentario por aquí, pues creo que eso sí que es más complicado.
Si siquiera fuera disfrutable, si siquiera fuese entretenido
¿Toda obra ha de perdurar infinitamente en la memoria? ¿Todo ha de ser lo mejor que hemos visto en la vida, marcándonos para siempre? Definitivamente no. Que saque este tema precisamente para este juego no es porque mi pensamiento sea ese, sino porque considero que es difícil que, siendo The Last Faith tan poco The Last Faith y siendo más una sombra de juegos como Bloodborne raro es que nos acordemos del juego en sí. Si siquiera fuera disfrutable, si siquiera fuese entretenido perderse por su mundo, explorarlo a nuestro ritmo, querer lanzarnos a su combate, desear mejorar. Si lo que intentase no fuese ser una sombra de Blasphemous o Bloodborne en lugar de algo propio, si aunque sea hubiese tenido más menciones en este artículo que los otros juegos a los que apunta.
Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por Playstack.