Desde Rusia con diversión
Las piezas llevan cayendo de manera incesante desde 1984, hace ya nada más y nada menos que 36 años, y desde entonces han ocupado los televisores, móviles e incluso los sueños de los jugadores, en lo que se ha dado en conocer como efecto Tetris. Alexei Pajitnov, que trabajaba en el centro de computación de Dorodnitsyn de la Academia de Ciencias en Moscú en la época de la antigua unión soviética, sería el artífice de una obra que causó sensación en su momento, pero que sigue igual de vigente hoy en día con iteraciones como Tetris Effect (Resonair, 2018) o el divertido maridaje Puyo Puyo Tetris 2 (Sega, 2020). Hoy quiero recorrer los vericuetos de la concepción y sobre todo de la publicación de este puzle soviético, una historia tan curiosa como apasionante que – al fín – parece ser que recibirá su adaptación cinematográfica este próximo 2021.
Pajitnov, matemático, era un gran aficionado a los rompecabezas y se basó en uno de ellos para la creación de su obra con mayúsculas, concretamente en un juego de su niñez que consistía en encajar pentominós (figuras geométricas compuestas por cinco cuadrados unidos por sus lados). A partir de ahí tuvo la idea de realizar algo similar con piezas que caen y se puso a programar en un Electronika 60, simplificando la mecánica con la utilización de tetraminós. De la palabra “Tetra” y “Tenis”, el deporte favorito del matemático, surgirá el nombre de Tetris que hoy a todos nos resulta tan familiar. Un último toque haría del juego lo que conocemos hoy en día, y es eliminar las lineas una vez completas.
De Pajitnov el juego pasó a sus colegas de universidad que, como no podía ser de otra manera, se hicieron adictos, y el programa empezó a correr de diskette en diskette, llegando a los ordenadores domésticos de toda Moscú, sobre todo después de ser portado para ordenadores IBM por Vadim Gerasimov, quien también trabajaba en la academia. A su vez el creador envió una copia a un colega en Hungría, y el juego terminaría siendo exhibido en un feria de Software del Instituto Húngaro de Tecnología, donde llamaría la atención de Robert Stein, por entonces propietario de Andromeda Software (Reino Unido). Stein se pondría en contacto con el centro de computación en el que trabajaba Pajitnov, y ante la falta de respuesta contactaría por medio de fax con su creador, quien le manifestó el interés en distribuír el juego fuera de Unión Soviética. Stein se tomaría esa respuesta por fax como un contrato vinculante y comenzaría a comerciar con la distribución de Tetris, cediendo los derechos en Europa a Mirrorsoft y en Estados Unidos a Spectrum Holobyte.
En realidad la tenedora de los derechos y quien podía cederlos era Elektronorgtechnica (más conocida por la abreviatura Elorg), organización estatal que disponía del monopolio de la importación y exportación de hardware de la unión soviética, y que en ningún momento dio su consentimiento para cesión alguna de Tetris. Ahí fue cuando Stein se vio en un problema, ya que fue citado a Moscú, con su empresa, Andrómeda, acusada de robo de propiedad intelectual.
Evidentemente, y a pesar del susto de Stein, la cosa no paso a mayores, pero si que le dejaron claro que los derechos de Tetris pertenecían al gobierno ruso y que cualquier movimiento tendría que pasar por ellos. Tras esta visita Stein sí conseguiría de Elorg los derechos para distribuir Tetris en ordenadores, y es importante este matiz, ya que la distinción ente ordenadores, consolas y recreativas es aquí importante. De hecho Mirrorsoft, que estaba ya en 1986 vendiendo el juego para PC y compatibles por todo el globo, no hizo caso a esta distinción e incluso la cedieron esos derechos que creían tener a Atari, que pondría en el mercado la versión arcade que muchos hemos jugado en salones recreativos, y bajo el sello Tengen lanzaría una versión para NES, que convivirá, aunque por muy poco tiempo, con la versión que también Nintendo está preparando para su consola de ocho bits. Menudo lío.
En el punto de la historia en el que nos encontramos todo el mundo se ha dado cuenta de que Tetris es la gallina de los huevos de oro, y de hecho ya está generando grandes sumas en beneficios para las empresas implicadas, sumas que por el momento no llegan ni a la Unión Soviética ni a Pajitnov, y aquí es donde entrará en juego una de las figuras importantes en la historia de Tetris, que de hecho sigue ligado al juego a través de The Tetris Company, Henk Rogers.
Rogers se dedicaba a buscar juegos para comercializar en el mercado Japonés, ya conocía y seguía Tetris y mantenía una muy buena relación con Hiroshi Yamauchi, presidente de Nintendo por entonces. Quiso negociar con Atari y posteriormente con Robert Stein, pero como vio que la cosa no avanzaba decidió viajar sin previo aviso a la Unión Soviética para intentar llegar a un acuerdo con Elorg directamente. La prominencia de Nintendo en el mercado del videojuego en la época, y la figura de Rogers, que congeniará muy bien con Pajitnov al ser programador y al compartir ambos afición por el juego japonés “GO”, harán que Nintendo se imponga a los múltiples postores y se haga con los derechos para la comercialización de Tetris en consolas. El resto es historia.
Después de batallas legales, y un tecnicismo en un contrato – no diferenciar consola de ordenador – un juzgado de San Francisco dictaminó que Atari (Tengen) debía de dejar de comercializar su versión de Tetris en NES, lo que supuso un duro golpe para la compañía, que se había gastado un dineral en publicidad y en fabricación de unos cartuchos cuyo remanente debía destruir. Solamente llegaron a venderse cien mil copias del Tetris de Tengen, lo que lo ha convertido en un raro ítem de coleccionista.
Con Nintendo ya a los mandos Tetris formaría junto a la Game Boy uno de los packs de lanzamiento de una consola más exitosos y recordados, uno que traspasaría las barreras de los a veces estancos círculos de jugadores de videojuegos para convertirse en un fenómeno popular. No cabe duda de que todo ese trasiego de idas y venidas a la Unión Soviética, contratos e intentos de licencias se debe a algo, y es que todo el que pudo probar Tetris en una feria se dio cuenta del potencial de una fórmula a la que por más que juego no puedo encontrar fisuras.
En cuanto a Alexey Pajitnov, el matemático se mudaría a Estados Unidos en el año 91, tras la caída de la Unión Soviética, y fundaría The Tetris Company junto a su amigo Henk Rogers, compañía con la que se encargan de administrar las licencias del juego. No cabe duda de que su creación se cuenta entre una de las más importantes de un medio que contribuyó a popularizar.
Tetris es la perfección hecha jugabilidad
Y es que ya acompañando a Game Boy un juego que era muy popular se convertiría en fenómeno de masas, y desde entonces hemos visto versiones de Tetris en cada pieza de hardware que ha pisado el mercado, en aparatos que van desde relojes a teléfonos móviles, pasando por supuesto por todas las consolas, ya sea con versiones oficiales o clones. Algunas de esas versiones se apegan más al concepto original y otras intentan aportar un giro a la fórmula, aunque en la mayoría de los casos sin muchas estridencias, ya que como os decía antes, Tetris funciona a las mil maravillas tal y como es, y parece que nunca cansa. De hecho en estas fiestas navideñas, entre largas partidas a otros juegos mucho más complejos y visualmente apabullantes, seguramente me ponga en más de una ocasión a los mandos de esas piezas que caen y caen y nunca dejan de caer. Feliz Navidad.