Baby Blue
No seré yo quien corone a Breaking Bad como la mejor serie de todos los tiempos. Pero está claro que la calidad del producto y el éxito cosechado por el mismo no fue mera casualidad. Vince Gilligan, guionista y director de la serie, demostró desde el minuto uno que sabía muy bien lo que hacía buscando al reparto idóneo para todos y cada uno de los complejos papeles que había creado, cuyas vidas pensaba enrevesar hasta límites insospechados. Con los años, el tiempo pone a cada uno en su lugar, y tanto el sobrecogedor guion como las magníficas actuaciones de Bryan Cranston, Aaron Paul, Anna Gunn y Bob Odenkirk, entre otros, tuvieron su debido reconocimiento.
Y desde un inicio, quiero dejar bien claro que, sin entrar en mayores valoraciones, personalmente me encuentro muy de acuerdo con la mayor parte de la crítica y del fenómeno generado al respecto; quizás no sea lo mejor que he visto en mi vida, pero sí que se trata, sin lugar a dudas, de un viaje fascinante, trepidante y arriesgado en múltiples sentidos, de los que te tienen unas cuantas semanas reflexionando una vez has llegado a su final. Ya digo, no me centraré en analizar la serie, ni mucho menos en hacer lo propio con su más que acertada conclusión, pero quiero que seáis conscientes desde el primer minuto de que no soy un detractor de ella, por lo que en este artículo no habrá lugar ni para comparaciones estúpidas con el resto del panorama, ni para desprestigios varios hacia la obra audiovisual que se emitió en la AMC entre 2008 y 2013.
¿Pero qué hago hablando de una de las mejores series de los últimos años en una página web de videojuegos?
Soy inocente, lo juro. Dejad que me explique.
Sin la menor intención de entrar en spoilers, está claro de que todo el mundo a estas alturas sabe, al menos, de qué va la serie que hoy tenemos entre manos (si no has estado viviendo debajo de una piedra durante los últimos cinco años, claro). Sobre el papel, Breaking Bad nos cuenta la vida de un profesor de química de instituto, que, tras haber sido diagnosticado con un cáncer de pulmón terminal recientemente, se verá obligado a entrar en el mundo de las drogas junto a su antiguo alumno Jesse Pinkman, con quien comenzará a elaborar metanfetamina con el fin de asegurar el bienestar de su familia cuando ya no esté. Sin embargo, la auténtica gracia no reside en este hecho, sino en ver cómo Walter, el citado padre de familia, acaba cambiando su personalidad drásticamente a causa de lidiar con los gajes de oficio, y de mantener una doble vida para no levantar ni la más mínima sospecha hasta que ya no esté para excusarse de sus hechos.
Se nos muestra, de una manera casi permanente, cómo en ocasiones estamos demasiado preocupados por cosas que no precisan de mayor atención, y cómo a veces un plan que tiene todas las papeletas para triunfar se desmorona en un último momento por cualquier tontería. Se nos muestra la ira, la envidia, pero sobre todo, la avaricia. Es una serie repleta de momentos emotivos, y con miles de moralejas y enseñanzas, aunque éstas no se muestren de una forma tan explícita como cabría esperar.
No sé qué cable se debió de cruzar en mi cabeza para que, mientras observaba la pantalla de créditos con la que finalizaba el capítulo 62, sintiera la necesidad de jugar la serie, empezarla desde el inicio. Quizás sea porque hoy en día prácticamente ya se no se desarrollan propuestas basadas en lo que vemos en el cine y en la televisión, como sí ocurría frecuentemente hace unos años. Pero, puestos a reflexionar, lo cierto es que a Breaking Bad no le haría ningún bien una aventura de mundo abierto, alejada de su filosofía dramática, donde las distancias probablemente darían lugar a una disolución del apartado narrativo. Llegué a la conclusión, casi de una manera caprichosa, de que los chicos de Telltale conformaban el equipo perfecto para llevar a cabo esta intangible propuesta. Analicemos la situación.
Soñar es gratis
A día de hoy, Telltale ha trabajado, de una forma casi exclusiva, en aventuras gráficas de corte clásico, siendo éste un género al que la serie, siempre y cuando accediéramos a recortar una buena parte de sus subtramas, se podría adaptar francamente bien. Su enfoque cerrado y lineal podría adaptarse como anillo al dedo a la historia ideada por Gilligan años atrás. Además, y casi a modo de anécdota, ésta cuenta con un total de cinco temporadas, que bien se podrían corresponder con los cinco capítulos descargables de los que se compone cualquier obra de la susodicha desarrolladora.
Partiendo de que nos encontramos en el género correcto para llevar a cabo la adaptación, cabe destacar que en Telltale ya tienen una experiencia considerable en la gran mayoría de factores que influirían en el proyecto. Por citar unos pocos, podríamos señalar su experiencia a la hora de adaptar obras de la televisión al mundo del videojuego, como bien ocurrió con Juego de Tronos. El hecho de contar con una doble vida también fue algo muy bien resuelto en la aventura gráfica de Batman, y el esencial The Walking Dead nos permitió disfrutar de la facilidad del estudio a la hora de recrear esa maravillosa sensación de falsa libertad, que unos tanto odian, pero que en parte podría ser un componente brutal si se adaptara correctamente a la historia de Walter White. Con esto último me refiero, obviamente, al sistema de decisiones, que si bien nos permite interactuar y descubrir nuevos diálogos, siempre nos llevaba al mismo punto. Todos los caminos llevan a Roma, o eso dicen, y desde luego este sistema del que tanto se habló en el primer gran éxito de la empresa no fue la excepción a la regla.
Así, el juego no tendría porqué contar con más finales de los que se planificaron originalmente por el equipo de guionistas, ni siquiera con nuevos personajes o situaciones. Pero el jugador podría tener la libertad de cuidar más unas relaciones u otras, de acabar con un problema de una forma más o menos ortodoxa, o de realizar ciertas misiones antes que otras como bien ocurría en The Wolf Among Us, que nos permitía investigar algunas localizaciones en el orden que nosotros viésemos más conveniente.
Soy plenamente consciente de que hacer una buena aventura gráfica no es algo fácil, y, de hecho, a veces resulta imposible realizar una adaptación fiel por meras cuestiones relativas a los derechos de autor. Pero quería compartir con vosotros, a modo de algo puntual y fuera de la norma, uno de mis sueños húmedos. Un proyecto que me encantaría ver materializado, quizás en un futuro cercano a modo de celebración por su décimo aniversario (que, al fin y al cabo, es el año que viene), pero que hoy por hoy, siendo realistas, es algo muy cercano a lo imposible. Pero en fin, Telltale, por mi parte podéis tener claro que no me cansaré de pedíroslo a voces tantas veces como me haga falta. Al fin y al cabo, ya solo me queda conseguiros los derechos y haceros el presupuesto, aunque para eso será mejor llamar a Saul.