Ya no solo se busca un "nuevo Netflix"; también un "nuevo HBO", "nuevo Prime Video"...
Este año ha sido bastante… extraño. Hemos pasado la mayor parte del tiempo en nuestras casas, en algunos países siguen aún confinados, y esto ha provocado que nos veamos forzados a cambiar nuestras formas de entretenimiento. Para muchos de nosotros no ha sido una novedad, pero no son pocas las personas que han descubierto la capacidad de conectarnos a través de los videojuegos, industria que ha crecido de forma salvaje. A esto se le suman los servicios de streaming como Netflix, Amazon Prime y HBO, que incluso tuvieron que rebajar la calidad de sus emisiones para no colapsar las redes, y donde chocan estos dos mundos es de lo que quiero hablar. No es algo nuevo que el juego físico cada vez está decayendo más y más, quedando como único baluarte las consolas y las ediciones especiales. Tiene bastante sentido, teniendo en cuenta la comodidad de descargar un título sin que ocupe espacio en nuestro hogar, al igual que ha pasado con las películas, los libros y la música. El juego digital convive con nosotros, pero será el streaming el siguiente peldaño.
Xbox Game Pass, PS Now y Google Stadia llevan con nosotros bastante tiempo, pero este año ha sido el que más presencia han tenido dado que no había muchas más opciones, al ser una opción muy viable si se quería jugar a videojuegos sin tener que invertir un pastizal. Cada uno ofrece opciones distintas de cómo disfrutar estos juegos, pero todos tienen el PC en mente, con Microsoft y Sony limitando algunos de los lanzamientos a sus respectivas consolas. A pesar de esto, quizá la que más estabilidad me ha dado es Stadia, aunque las limitaciones de calidad y catálogo de cada una también son factores a tener muy en cuenta. Microsoft tiene pensado traer el streaming al ordenador este año que empieza, estando ahora mismo limitado al móvil, y creedme cuando digo que no es la forma más agradable de jugar. Sin embargo, todas traen consigo el problema de la conexión de red, puesto que no se trata de simplemente ver un video sin más, sino mandar tus acciones, que el juego se modifique en consecuencia y te devuelva la imagen. Es bastante más complicado que el streaming de video, y por ahora no está pulido lo suficiente.
Como siempre, todo conlleva un sacrificio. Tener ordenadores lo suficientemente potentes para que tu plataforma funcione mientras mantienes a millones de personas conectadas simultáneamente es un problema serio, y no sólo a nivel logístico. La electricidad hay que sacarla de algún lado, y la huella que deja el streaming de video y música en el medio ambiente no es pequeña. Si bien es cierto que estamos tratando con titanes como Netflix, YouTube y Spotify, el impacto que pueden tener los videojuegos también es relevante, y quizá es una de las cuestiones que menos se están tratando y que más mella van a hacer en nosotros. Por supuesto, al igual que cuando he hablado del tratamiento de datos y la privacidad de ciertas empresas, estoy siendo hipócrita, porque yo mismo utilizo estos servicios y estoy encantado con ellos, pero eso no quita que el problema persiste y va a ir a peor si no presionamos para cambiarlo. Todos estos modelos están aún un poco verdes y en constante cambio, por lo que hay más posibilidades de que esto se arregle ahora que cuando esté finalmente asentado.
Los servicios de suscripción ya están cambiando las reglas del juego en nuestra industria. Tenemos ofertas como el Game Pass, que ahora están ofreciendo 3 meses en el plan Ultimate por 1 euro, o Stadia hace un mes con poder probar Immortals Fenyx Rising durante una hora entera. Las empresas están invirtiendo millones para que esto funcione, y son ellas mismas las que deciden qué rumbo seguir. Poco a poco las consolas seguirán asfixiando el juego físico (quizá no Nintendo) hasta que en la siguiente generación todas las consolas sean digitales y se conviertan definitivamente en un ordenador exclusivamente diseñado para jugar a videojuegos. El año que viene va a ser muy duro, los efectos de la pandemia y de la crisis económica mundiales van a durar durante mucho tiempo. Jugar a videojuegos no es barato, y alternativas como estas pueden ayudarnos a que nuestra cabeza siga activa. Trabajar, sacar los estudios o hacer un voluntariado por supuesto que nos ayudan a crecer como personas, pero el entretenimiento es una pieza clave cuando se trata del descanso, y está bien poder disfrutarlo de una forma asequible y medianamente accesible para todo el mundo. Sea como sea y hagas lo que hagas, que tengas un buen año.