Síntomas: pandemia y fusiones empresariales
A falta de nuevas platformas para las que desarrollar la enésima versión de The Elder Scrolls V: Skyrim, parecía que Bethesda (como estudio de desarrollo, no como editora) se iba a ver obligada a tener que publicar un juego totalmente nuevo este año en forma de Starfield, pero tanto la pandemia como la integración de la compañía en el conglomerado de estudios de desarrollo propiedad de Microsoft van a, aparentemente, crear una competición con Star Citizen para ver qué proyecto llega al planeta Tierra.
Y digo aparentemente porque, centrándonos en Starfield, en ningún momento ha habido anuncios oficiales a su ventana de lanzamiento, ni prácticamente sobre nada relativo al juego. Desde su anuncio en el E3 de 2018, poco o nada se ha dado a conocer del proyecto, más allá de que volverá a reutilizar por enésima vez Creation Engine, utilizado para The Elder Scrolls V: Skyrim y que con las modificaciones correspondientes parece seguir cumpliendo con los requisitos internos de Bethesda para el desarrollo, aunque teniendo en cuenta que las pocas noticias que han llegado a raíz de ello han sido por problemas relativos a esta cuestión, podemos empezar ya a preguntarnos si era la decisión correcta.
Y en medio de esos problemas, con la pandemia del COVID-19 retrasando de manera inevitable todo proyecto en marcha, parece que la fecha de lanzamiento que tenían pensada en un primer momento, ubicada en el año 2021 (presumiblemente a finales de año, para tener más margen en el desarrollo y además aprovechar el impulso publicitario de la campaña navideña), presumiblemente no va a cumplirse. La información interna, según ha publicado el insider NateDrake en ResetEra, era esa, pero en el calendario también influye la integración con Microsoft, que debería anunciarse este fin de semana (no el trato en sí, que se conoce desde hace tiempo, sino los denominados “últimos flecos” que pueden retrasar la operación, así como las correspondientes investigaciones antimonopolio, etc…) y que podría llegar acompañado por un pequeño evento, posiblemente encuadrado dentro del formato “Inside Xbox”, para presentar las consecuencias del anuncio y actualizar sobre lo que tiene Bethesda entre manos.
Y podría haber sido en dicho evento donde se diera a conocer la fecha de lanzamiento (al menos, orientativa) de Starfield. Sin embargo, y aunque ya empiece a hablarse de retraso en la fecha de lanzamiento, al menos respecto a sus planes a nivel interno, la queja habitual de que anuncian un proyecto con una fecha de publicación inalcanzable, en este caso, no es aplicable. Aquí estamos jugando con datos internos que pueden no ser ciertos, en vez de información pública para la comunidad de usuarios tras la que, ya con la campaña de reservas abierta, se retrasa el juego hasta una fecha en la que, como mínimo, hay ya una versión estable del juego (excepto cierto juego ambientado en el año 2077) y que puede recibir parches de manera posterior hasta terminar de pulir el proyecto.
Si algo puede criticarse en esta situación es, en cualquier caso, la escasa comunicación de Bethesda de puertas para fuera, pero no el retraso “implícito” de un proyecto que necesita tiempo en el horno para evitar un nuevo Fallout 76, que por otro lado, pese a tener ya la cruz por parte de la comunidad por el estado en el que se lanzó el juego, han seguido apoyando con nuevas actualizaciones y contenido de manera constante. Igual que se critican las malas prácticas, es lo justo alabar las buenas también, y con Starfield, en este caso, Bethesda tiene por el momento el beneficio de la duda. Por el momento.