¡Inkale el diente!
No sabemos apreciar lo que tenemos hasta que, efectivamente, lo perdemos. En más de una ocasión, cuando cómodamente disfrutamos de X cosa tendemos a olvidarnos que efectivamente existe, que no es algo que haya aparecido de la nada para contentarnos altruísticamente, sino que detrás hay un esfuerzo y un trabajo que apreciamos, más o menos. Es en esta situación, cuando damos por hecho que X cosa existirá, cuando más vulnerables somos, pues esto no tiene por qué ser así, y en cualquier momento nos podemos dar cuenta de que algo tan simple ahora no está ahí, y que todas las veces que hemos podido disfrutar de ello fue una serie de condiciones que se dieron, y no tenían por qué haber pasado.
Siempre hay dos maneras de afrontarlo, disfrutándolo al máximo, sin miramientos ni dobles pensamientos, o con algo de escepticismo, reticentes a maravillarnos con las cosas que nos rodean pues es nuestro deber aportar algo al debate, ya que tendemos a ser críticos por naturaleza. Lo que no es natural es que existe Splatoon 3, el que ha sido y promete ser mi serie de coincidencias que agradezco desde el fondo de mi corazón que hayan sucedido, pues sin ningún tipo de duda se ha convertido en un juego al que volver cada poco tiempo y disfrutarlo como si fuese la primera vez. Y aunque son palabras bonitas las que tengo para él, ese número pesa, y en más de una crítica he visto el peso que refleja y lo poco que ha aportado a quienes no lo ven como yo, por lo que toca hablar sobre este título como alguien que ha llegado nuevo sin conocer absolutamente nada de los dos anteriores, y que se lo ha gozado hasta la saciedad.
Antes de entrar en temas más peliagudos, es mejor que empecemos por lo básico, y es hablar sobre qué es Splatoon 3. Esta tercera entrega de la saga de Nintendo vuelve a ponernos en la piel de los inklings y los octolings, los cuales vuelven a realizar las famosas batallas de pintura en un territorio totalmente nuevo, Tintelia. Contaremos con diferentes opciones dentro del juego, pues podremos ir avanzando por una curiosa campaña en solitario, donde iremos repasando desde las mecánicas más simples hasta las más avanzadas, los míticos combates online, donde vemos dos variantes principales: los combates simples multijugador, que se compone de partidas cuatro contra cuatro de tres minutos donde lucharemos por ser el equipo que más pinta, y por otro lado las “competitivas” donde se irán rotando diferentes modos de juego y mapas (estos últimos rotan en todos los modos de juego online) y que nos servirán para ir escalando en las tablas de clasificación. Por último, y como añadido especial pues es la primera vez que se incluye de forma definitiva a un juego de la saga, nos topamos de frente con el modo de juego de Salmon Run, en el cual deberemos de sobrevivir a oleadas de salmónidos y recolectar las valiosas huevas para nuestro jefe, las cuales dropean los salmónidos especiales, siendo estos más fuertes que el resto.
Con estos tres apartados tendríamos la experiencia completa, aunque como extra, y que he podido disfrutar hace no mucho, nos encontramos con los Splatfest, unos festivales donde tres equipos, en los cuales te alistarás tras responder a una pregunta genérica, lucharemos para que nuestro equipo gane el mayor número de puntos y así obtener mayores recompensas. Aunque no pueda parecer mucho, pues al final son modos de juego temporales, aporta un aire festivo muy importante en el núcleo del juego, ya que uno de sus principales fuertes es la comunidad, y esta responde y actúa en masa.
Es de vital importancia mantener una comunidad activa en los juegos online. Sin esta comunidad, éxitos como el de Fortnite, el de League of Legends o incluso Call of Duty no se entienden, pues forma un pilar que no se puede descuidar en ningún momento. Sin embargo, existe un problema a tener en cuenta, y es el material de dicha base de jugadores, qué tipo de comunidad es la que quieres y cuál es la que finalmente tendrás, pues esto puede estar extremadamente diferenciado. No son pocas las veces que hemos visto a gente comentar que League of Legends cuenta con una de las peores comunidades de la historia del videojuego, u otro juego de la empresa, Valorant, que parece hacerle la competencia en este sentido. En ambos casos hemos visto vídeos o imágenes que dan buena muestra de lo que podemos llegar a encontrarnos en los juegos online, algo que radicalmente desaparece si aterrizamos en las tierras recubiertas de tinta de Splatoon 3.
Como alguien que se ha movido por este tipo de juegos, y por shooters específicamente, llegar al hub de Splatoon 3 y no encontrar ningún mensaje ofensivo, ningún insulto, solo buen rollo y mensajes positivos, e incluso hasta de corte LGTBI+ y similares, es un auténtico alivio viendo de los áridos desiertos de los que venimos. Esto, aunque no parezca tan destacable, es un apartado muy importante, pues nos podemos comprobar que de verdad existe una comunidad cohesionada, donde el mal rollo no existe y directamente no se permite, pues no contamos con chats ni nada similar, lo único que hacemos es jugar, pillar ropa de otros jugadores y ver algunas de las obras de arte en las que convierten sus perfiles.
Pero aun existiendo poca interacción, la comunidad es un único ente, acude masivamente a eventos como el Splatfest, ya no solo encontrando a muchos jugadores disfrutando de las partidas, sino que los vemos llevando la ropa del evento, escribiendo mensajes de tono festivo y demás. Pocas veces nos encontramos este tipo de cosas en los videojuegos, y sin duda es algo a celebrar, aunque mucha gente se empeña en ver el lado negativo de las cosas y bajarse de la ola para resaltar algo que estaba claro desde el principio: es un juego extremadamente similar a su predecesor.
Esto es así, y no voy a ser yo el que lo niegue. Splatoon 3 bebe en demasía del anterior, pues incluso lo que es una novedad como el modo de juego de Salmon Run ya se encontraba presente en Splatoon 2, aunque fuese de manera temporal cada cierto tiempo. También es cierto que en más de una ocasión habéis podido leerme criticando este tipo de prácticas, y es algo que sigo manteniendo fervientemente, la reutilización y escasa innovación en las grandes producciones para explotar sus sagas más rentables es una realidad que a mí, personalmente, no me gusta, pero no soy un hombre de hierro y cuando algo me llega hago excepciones, llamadme hipócrita. Tal vez, y creo que puede ser la principal razón, mi justificante para no clavarle un “Más de lo mismo 3” como he leído es porque no he entrado nunca a la saga, y mi conocimiento sobre ella se resume en algún vídeo y haberlo probado en una ocasión en la Madrid Games Week, algo que disfruté muchísimo.
Es por esto que me ha entusiasmado tanto, un juego online que ofrece partidas cortas, intensas, divertidas, todo rodeado por una comunidad hermosa que me incita a dar vueltas por la ciudad buscando a jugadores para ver la ropa que llevan y sus mensajes, y que además he podido disfrutar con amigos en llamada echando un buen rato a cualquiera de todos sus modos, porque todos ellos son divertidos y desafiantes a partes iguales, simplemente me emociona. Obviamente esto es lo que ha hecho grande a la saga y no se lo discuto, pero haberme topado de frente con esto sin previo aviso me ha dejado sin aire, y no puedo dedicarle malas palabras. Más allá de esto, creo que la decisión de haber incluido Salmon Run como un modo de juego fijo durante todo el día es extremadamente acertada, pues aporta un nuevo enfoque muy fresco y que añade más y más horas de juego, especialmente si estamos con conocidos, algo que me atrevería a decir que es indispensable si queremos gozar la experiencia completa más premium.
Desconozco si saldrá un juego en el futuro que disfrute tanto
Y aquí estoy, echando por tierra lo que promuevo en otros artículos, pero no puedo hacer otra cosa. Tal vez en un contexto distinto, con otro juego, habría sido más duro si no me hubiese llegado tan a dentro de sopetón, pero no puedo ponerme duro pues os estaría engañando y estaría engañándome a mí mismo. Splatoon 3 lo he disfrutado por encima de todas las cosas, mucho más de lo que esperaba y hasta cierto punto desconozco si saldrá un juego del estilo en el futuro que me guste tanto, esto es así. Y casos como este me hacen replantearme mi forma de comentar algunas cosas, pues al final somos personas que conocemos esta industria y hemos jugado a demasiados títulos. Sin embargo, para aquellas personas que llegan de nuevas, las críticas que se basan en analizar un juego solo comparándolo con su antecesor llegan a ser contraproducentes, este argumento de que es un mismo juego y girar la crítica en torno a ello deja a un lado un espectro de jugadores nuevos que no tienen por qué conocer nada de los anteriores, que llegan y solo ven referencias al pasado de la entrega sin contar nada nuevo.
Disfrutemos de aquello que juguemos, e intentemos en la medida de lo posible que aquello que está en el pasado no manche lo que queremos disfrutar en la actualidad, disfrutemos de lo que nos hace felices.
Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por Nintendo España.