El rapero SouljaBoy lanza una consola de altísima calidad que pone la industria patas arriba
Durante estas últimas semanas, miles de medios dedicados a cubrir la actualidad que rodea al mundo del videojuego se han visto envueltos en una enorme polémica protagonizada por Soulja Boy, un rapero estadounidense conocido especialmente por hits como Crank That. Un auténtico artista, de amplio recorrido musical, que, en su mero afán por llevar su arte a plataformas ajenas al terreno musical, recientemente quiso aventurarse en la concurrida industria consolera lanzando una línea específica de máquinas, que buscaban complacer nuestras necesidades portátiles y de sobremesa.
Sin embargo, pese a su naturaleza inofensiva, muchas revistas especializadas no han tardado en buscar una excusa para, de manera casi inmediata, lanzarse a la yugular de este humilde apasionado por la música, criticando duramente su relación con las licencias, y el lejano parecido que esconden sus sistemas – principalmente basados en emuladores – y los de la competencia. Una de sus principales apuestas tecnológicas, SouljaGame Fuze, ha sido ferozmente comparada con el dispositivo Fuze Tomahawk F1 de Fuze Entertainment; dispositivo que, hoy podemos decir, únicamente comparte segmentos de su nombre.
En nuestro más sincero tesón por revelarnos como prensa crítica, objetiva e independiente, una vez se levantó la polémica no quisimos tardar lo más mínimo en hacernos propiamente con una de estas últimas máquinas, que todo el mundo puede comprar en la página web oficial de SouljaWatch (nombre complemente original; todo parecido con la realidad es pura coincidencia) a un más que razonable precio de 399 dólares; un precio que, ahora, nos parece prácticamente irrisorio.
Desde el primer minuto, SouljaGame Fuze presenta un acabado espectacular. La caja de cartón en la que se encuentra envuelto el producto, que cuenta con claras reminiscencias al cartón Marlboro, es todo un homenaje a aquellas cajas de cartón en las que se escondía Snake, de Metal Gear Solid. Toda una declaración de intenciones, que se ve acompañada por un fantástico diseño del producto. La máquina, que se gusta de su tendencia a las aristas, se siente consistente, mientras que el mando presenta una disposición de los sticks francamente cómoda e innovadora. El que escribe estas líneas puede decir, con una mano en el pecho, que nunca había visto nada igual.
No obstante, todos los calificativos parecen pocos cuando llegamos a lo que realmente nos importa. Al encender el sistema, una cálida interfaz nos da la bienvenida al extenso catálogo de más de 20 juegos que se deja ver ante nuestros propios ojos, y que se encuentra compuesto por galardonadas aventuras de géneros más que variopintos, como Rabi-Ribi, Blaze Rush o Schrödinger’s Cat.
Títulos que, en su amplia mayoría, nos enseñan un acabado técnico espectacular, que nos hace preguntarnos sobre la tecnología utilizada por la máquina – que, desafortunadamente, no ha trascendido -. ¿Montará la nueva consola de Soulja Boy una Titan X? ¿Cómo es capaz de alcanzar tal nivel de fidelidad presentando un precio tan ridículo de cara al consumidor?
Estas dudas emergentes, completamente extrapolables al resto de sistemas, nos llevan a debatir, ineludiblemente, sobre el estado en el que se encuentra el sector. ¿Y si, efectivamente, hemos estado cegados durante décadas sobre los componentes que montaban los anteriores sistemas? ¿Acaso en una industria completamente dominada por la tecnología oriental no hay lugar para propuestas americanas como la de este ilusionado rapero, que ha visto sus sueños parcialmente oprimidos por la presión social? Sea como sea, espero que ningún tipo de protesta o boicot frene a Soulja Boy en su afán por revolucionar la industria con nuevos dispositivos. Dispositivos que, de contar con semejante calidad, no tardaremos en adquirir desde su primer día de disponibilidad.