El dinero (a veces) no lo es todo
Por más que ha sido Microsoft la que más titulares y atención ha captado por su estrategia a la hora de reforzar el catálogo de su división de videojuegos (vaciando la cartera absorbiendo el primer estudio que se ponga por delante), lo cierto es que Xbox Series X | S sigue presentando un catálogo sensiblemente inferior al de su competencia más directa de parte de Sony, PlayStation 5. Y es que hasta la llegada de Halo Infinite, no van a existir motivos de peso para una gran parte de la comunidad para dar el salto a la nueva generación de la mano de Microsoft. Y por más que Xbox Game Pass siga siendo una propuesta muy atractiva, pero lo cierto es que las nuevas consolas de Microsoft no son condición indispensable para disfrutar del servicio.
“Nutrir talento no es tan simple como lanzarle dinero” – Jim Ryan
Y en este sentido han ido las últimas declaraciones de Jim Ryan, CEO de Sony, que parte de la posición de que la inversión puramente monetaria no implica un aumento directo del talento a disposición de una compañía, en una clara puya a la estrategia llevada a cabo por Microsoft, que deja como primeros resultados palpables una exclusividad (¿temporal o total?) de Starfield en el terreno de las consolas. En contraposición, tenemos el claro ejemplo de Sucker Punch con su última obra, Ghost of Tsushima, que fruto de la libertad creativa dio lugar a un título por el que nadie apostaba en un primer momento, y acabó siendo un éxito tanto a nivel de crítica como de público, o como ha sucedido más recientemente con Housemarque y Returnal.
Y si bien, al final la cantidad de estudios disponibles para diferentes desarrollos en Microsoft acabará teniendo un impacto en el largo plazo, esto no tiene porque tener una repercusión lineal en función del dinero invertido. Un ejemplo muy claro (y hablando, claramente, en términos hipotéticos) sería el solapamiento de publicaciones para Xbox Series X | S, fruto del interés en reforzar el precario catálogo de las consolas, pero pudiendo a la vez dar lugar a que según qué títulos pasen completamente desapercibidos. Si bien no se han conocido aún los protocolos internos de Microsoft respecto a resultados decepcionantes en lo económico ante sus desarrollos, el precedente sentado por Electronic Arts, que ha acabado con Anthem cancelado cuando preveían, posiblemente en sus mejores sueños, unos 10 años de vida para el mismo, o con el lanzamiento de Mass Effect: Andromeda. Creo que no hace falta aclarar este segundo caso.
Esto por ejemplo se ha notado en el caso de Sony, que ante una falta de títulos notable en gran parte del ciclo de PlayStation 3 y los primeros meses de PlayStation 4, fue lanzando juegos que podían justificar por si solos la compra de una consola, y parece que, viendo el resultado positivo de esta estrategia, van a optar por repetirla con PlayStation 5. A esto también ayuda el hecho de que los cambios de arquitectura entre cada consola con cada vez menores, y los estudios pueden pasar más tiempo desarrollando sus nuevos proyectos que comprendiendo y aprendiendo a utilizar las nuevas máquinas.
En definitiva, la estrategia de soltar dinero como si no hubiera un mañana no tiene porqué ser un despropósito, pero es necesario una línea de trabajo para sacar partido a dicha inversión y que no quede en una promoción rimbombante que luego acabe siendo humo. Y aunque Sony y Microsoft trabajen en líneas diferentes con objetivos distintos, lo cierto es que por ahora, la primera mano de esta partida se la están llevando los nipones, aunque en caso de haber un as en la manga, parece más probable que esté en la chaqueta de los de Redmond.