Al menos de la misma forma que en años anteriores
Ayer se dio a conocer uno de las noticias más relevantes del año que viene, y es que Sony no acudirá, tras 24 años de asistencia ininterrumpida, al E3 en su edición de 2019, tras haber recibido numerosas críticas por la forma en la que se planteó la presentación de sus títulos este pasado E3, que si bien para los allí presentes fue de lo más interesante y entretenido, para el público que siguió la retransmisión desde sus casas supuso una conferencia bastante mejorable, totalmente carente de ritmo y salvada por los títulos presentados, cuando estos deberían haber sido el plato principal y destacado, y no al revés.
Sin embargo, en esta ocasión no parece que vayan a participar de ninguna forma, al menos por lo que sabemos hasta ahora. En los últimos años, tanto Electronic Arts como Microsoft han preparado conferencia en estas fechas, pero no han tenido lugar dentro del evento como tal. Nintendo, por su lado, ya ha hecho habitual un Nintendo Direct para dar a conocer nuevos proyectos e informar sobre el progreso de los ya anunciados, pero sí que mantiene su evento Treehouse Live, en el que dedican varias horas a jugar a cada uno de los juegos de la marca con el fin de que los jugadores puedan verlos en plena acción. Con cada vez menos compañías inmersas en el E3 (tanto Konami, aunque ya apenas tenga presencia en el mundo de los videojuegos, dejó de asistir a Los Ángeles años antes de su declive, como Activision, ya dejaron sus propios espacios para aparecer ocasionalmente en otras conferencias), todo apunta a que el E3 se convertirá de aquí a unos años en una Gamescom más exótica y con mayor calibre de anuncios, pero una feria del mismo tipo al fin y al cabo, sin grandes conferencias y con algunos anuncios sueltos.
Al igual que ocurrió con las presentaciones de Xbox One y PlayStation 4 hace 5 años, en estas ocasiones las compañías (de forma lógica) optan por organizar sus propios eventos para acaparar todo el protagonismo, y es más que probable que este sea el motivo que ha inclinado la balanza de forma definitiva para que Sony decida no acudir al E3 de 2019.Desde hace tiempo la compañía nipona ha confirmado que se encuentra trabajando en la sucesora definitiva de PlayStation 4, y el hecho de que Xbox One X sea más potente que la versión Pro de la actual sobremesa hace que sea importante, aunque puramente a nivel de marketing, que puedan atraer sobre sí todo el interés posible. Dados los movimientos de Microsoft, no parece que la compañía de Redmond tenga prisa aguna por anunciar sus novedades, y podría llegar incluso a darse la situación contraria de la generación de Xbox 360 y PlayStation, en la que la compañía americana dispuso de más de un año de ventaja para establecer una base de usuarios que supuso una de las batallas más igualadas a nivel de ventas que se recuerda.
Sin embargo, este tipo de decisiones, aunque no previsibles, podían comenzar a plantearse en el momento en el que el E3 abrió sus puertas al público, pasando de ser algo prácticamente exclusivo a un evento camino de la masificación, hace que de cara a las grandes multinacionales del sector pierda interés, ya que prácticamente se convierte en una feria local más (a gran escala) como puede ser Madrid Games Week a nivel nacional, o Gamescom a nivel europeo. El anuncio de una nueva generación requiere algo más que un público emocionado por cualquier anuncio que tenga lugar, y las posibilidades que proporciona preparar un evento propio son mayores, junto a la expectación que puede crear. Y esto, con un anuncio a la altura de las circunstancias, solo puede beneficiar a la marca.