¿Los exclusivos serán suficiente diferenciación?
La semana pasada por fin Sony mostró la consola con la que recibirán la nueva generación de videojuegos, después de meses de misterio y especulaciones revelaron el diseño de PlayStation 5 y de varios juegos que, sino llegan junto a ésta, llegarán, en su mayoría, durante el transcurso del próximo año. En la presentación hubo de todo, desde juegos poco conocidos por el público general hasta grandes producciones. Juegos ya conocidos y nuevos proyectos cubiertos de misterio. Juegos con fecha de lanzamiento definida y otros que apenas se dejaron asomar para aumentar nuestras expectativas.
Pero, dentro de todo, algo que sin duda se quedó conmigo después de la transmisión fue una extraña incertidumbre. No supe si estar contento o sentirme decepcionado. Si bien me emocioné con la misteriosa presentación de Resident Evil 8 (especialmente porque no sé qué nos deparará la saga), y juegos como Solar Ash y Little Devil Inside parecen tener mucho que ofrecer, no pude evitar sino pensar en un problema que tiene Sony desde hace años: los refritos. Ya no solo porque abrieran la conferencia con nada más ni nada menos que Grand Theft Auto V – un juego que vio la luz originalmente en 2013, dos generaciones atrás -, anunciando que llegará a PlayStation 5 en 2021, sino que, además, una de las cartas de presentación más fuertes fue un remake – o remaster; aun por concretar – de Demon’s Souls, título que salió originalmente hace ya una década en exclusiva para PlayStation 3.
Y no les voy a mentir diciendo que me enfurece la idea de que tal juego reciba un remake. Por el contrario, en lo personal estoy bastante emocionado con la idea, pues dentro de los juegos souls like que ha hecho From Software es el único que me falta por jugar y, considerando que fue el que inició todo, pues más ganas me dan de probarlo y ver qué cimientos estableció para la saga Dark Souls.
Lo que me molesta, sin embargo, es que el juego no necesitaba un remake, realmente. Es cuestión de ver el increíble trabajo que está haciendo Microsoft con la retrocompatibilidad desde Xbox hasta Xbox One, permitiéndole a los jugadores disfrutar de los títulos de cada una de sus consolas en las más nuevas, y con gráficos y rendimiento mejorado. Y sin quedarse contentos con eso, tienen el servicio de smart delivery, el cual, en pocas palabras significa que quien compre un título de Xbox One que sea intergeneracional recibirá de forma gratuita una versión para Xbox Series X. Sin duda Microsoft aprendió del fracaso que significó el lanzamiento de One y buscó una forma de crear una ventaja competitiva que ya quisiéramos que Sony replicara.
Pero la gigante japonesa ha estado mucho tiempo en el trono de la consola mejor vendida y, quizás, se crean muy grandes para fracasar. Porque, aparte de los juegos exclusivos (que debo admitir, son lo que me mantienen eligiendo a Sony por sobre la competencia), poco tienen que ofrecer para hacerse notar por sobre la competencia. PS Now no es competencia para el Game Pass, PS Plus anda flojeando en cuanto a títulos se refiere desde la salida de PS3 y PS Vita de la parrilla y la mala fama que tiene la compañía en cuanto a su política de remakes/remasters es tan sumamente nefasta que nadie lo pensó dos veces cuando comenzó a correr el rumor de que Spider-Man: Miles Morales sería un remaster de Marvel’s Spider-Man, el cual salió hace tan solo dos años. Por suerte, es un spin-off al más puro estilo Uncharted: The Lost Legacy, pero la aclaración no quita el sabor amargo de la boca de quienes no nos conformamos con el fanboyismo y quisiéramos que Sony nos trate con mayor cuidado. Por nosotros, y por ella.