Un tranquilo paseo para respirar y pararse a pensar sobre el amor
Ya le he dejado dos días de reposo a Solo antes de escribir el análisis. Una experiencia que ha sido muy grata y a la vez, por mis circunstancias personales, se me ha quedado un poco corta. Solo es un título introspectivo donde se mezclan puzles y amor. Una combinación que no solemos ver, pero que ha funcionado sorprendentemente bien. De noche, con la puerta de mi habitación cerrada y los cascos puestos, respiro unas cuantas veces y me preparo para lo que quieren presentarme.
Una bonita isla de intensos colores y la inmensa vista al océano. Mientras, una chica está sentada a la orilla con una mediterránea casa blanca detrás. Los oídos se llenan con el sonido del mar arremetiendo contra la orilla y la brisa susurrando alrededor. Así comienza Solo y esta es su particular manera de pedirnos que nos relajemos y le permitamos acercarse a preguntarnos sobre rincones de nosotros que no solemos, o no queremos, visitar.
Team Gotham es el estudio español – eso siempre suma puntos – que le ha dado un enfoque interesante a este recorrido. Tras darle algunos datos para que el juego pudiera personalizar un poco la historia, despertaremos en el porche de nuestra maravillosa casa blanca. Nuestro barco, donde ya empiezan los pequeños detalles, está listo para navegar. Una vez lo tomemos, marcaremos rumbo a los tres archipiélagos por los que trascurrirá nuestro viaje.
El juego tiene botón de correr, y aunque lo decía en los controles iniciales, me he olvidado durante toda la aventura de él. No porque no supiera de su existencia, sino porque en ningún momento he sentido la necesidad de acelerar el paso. No creo que se hubiera sentido igual, pues el ritmo natural de la propuesta me ha permitido tener mucho tiempo para reflexionar. Junto a nuestro botón de correr también tenemos una cámara plenamente funcional y una guitarra. Nunca he aprendido a tocar una en la vida real, así que el descubrir torpemente cómo hacerla sonar en el juego ha sido más que apropiado.
Llegados a nuestro primer destino, el mapa se irá desvelando poco a poco frente a nosotros. Para ello, deberemos buscar faros. Al activarlos despertarán a los tótems. Los puzzles serán nuestra forma de llegar a sus ubicaciones, debiendo organizar distintos tipos de cajas para alcanzar los lugares elevados donde se encuentran estas criaturas. Sabías y algo misteriosas, nos siguen con la mirada y al interactuar con ellas, nos preguntarán nuestra postura respecto a una variedad de aspectos relacionados con el tema principal del juego. Los rompecabezas que nos encontramos no son difíciles y no me han planteado problemas hasta la última parte del juego, donde tampoco he pasado más de 10 minutos con ellos.
Como os decía, los puzzles y el amor funcionan sorprendentemente bien. Tras cada pregunta tendremos un descanso para caminar por la isla, disfrutando del paisaje y sus animales, sacarnos un selfie, tocar la guitarra (a veces con curiosos resultados), u ordenar nuestras cajas para avanzar. Son partes del juego dedicadas a darnos un momento de reflexión y respiro. Algunas para pensar y otras para ponernos en los zapatos de nuestro/a amado/a. Según avanzamos, las preguntas pueden animar a pensar sobre temas más sensibles o profundos, y las respuestas que querremos dar, probablemente, nunca serán blancas o negras, así que estos pequeños momentos que nos brinda el juego cada vez se agradecerán más.
Por otra parte, también decía en las primeras líneas que la experiencia se me había quedado corta. Aquí debo matizar. La experiencia ha sido muy buena y, además, tras darle una segunda vuelta, puedo decir que sorprende lo bien que se adapta a cada persona. Sin embargo, yo he ido a dar con un tipo de relaciones en la que sólo formula una pregunta y es hipotética, las relaciones a distancia. Me hubiese gustado que el juego me hubiera hecho pensar algo más por ese camino, pero tampoco puedo culpar a los desarrolladores cuando el amor es tan complejo y variado; y este es un apartado solo propio a mí.
Lo he jugado con ratón, a pesar de las recomendaciones del título y siguiendo mi cabezonería habitual. No ha supuesto ningún inconveniente, y se ha dejado jugar bien. Ha habido algún momento en el que el bloque no se colocaba donde quería cuando montaba estructuras en el aire y desconozco si pasa algo similar con mando.
Un enfoque interesante al amor
Solo es una experiencia bonita, tanto si tienes pareja, como si te gusta alguien. La experiencia se adapta muy bien a cada uno, que es la mayor fuerza del título. Se presta a rejugarse con distintas relaciones en mente, pasadas, presentes o imaginarias y recomiendo jugarlo en pareja, al menos tras la primera vuelta. Dara de qué hablar. ¡Aviso! No esperéis respuestas en este título, sólo preguntas bien dirigidas. Si estáis dispuestos a meditar sobre el amor, Solo es un muy buen título para ello.
Esta review ha sido realizada con una copia para PC cedida por Team Gotham para la ocasión.