Un viaje al pasado no del todo placentero
¿Qué harías si tuvieras todo el poder del mundo en tus manos? Esa es la pregunta de fondo que plantea Shin Megami Tensei Nocturne. En su mundo post-apocalíptico se crean tres grandes facciones, cada una con una Razón. Un propósito tras el cual quieren cambiar el mundo. Nosotros encarnamos a un humano que, tras el cataclismo que azotó Tokyo, despierta convertido en un semi-demonio o nocturno, con quien tendremos la posibilidad de asociarnos a cualquiera de las tres facciones, según las decisiones que vayamos tomando, reflejando nuestra compatibilidad de ideas con sus razones. En el proceso trataremos de salvar a nuestros amigos y profesora, quienes estaban en el hospital junto a nosotros antes de que esta transición entre mundo antiguo y mundo nuevo ocurriera.
Siguiendo la ley del mínimo esfuerzo
El juego salió originalmente en 2003 para PlayStation 2 y se nota, para mal. Encuentros aleatorios, mecánicas de juego injustas y one-hit knock outs que pueden matar al protagonista de un solo golpe son estrategias añejas que no pegan en la corriente actual de videojuegos. Esto es especialmente grave considerando que si el protagonista muere es game over inmediato, independiente de si el resto del equipo sigue con vida. Y no es que me esté quejando de que un juego sea difícil, que lo es; sino que el problema viene cuando la dificultad se aumenta de forma artificial con estas mecánicas injustas y derechamente aleatorias. Entiendo que en 2003 éstas han de haber sido prácticas mucho más comunes, pero ahora estamos en 2021 y la franquicia de Shin Megami Tensei ha evolucionado lo suficiente como para no haber agregado cambios que le dieran una mejor experiencia al jugador.
Especialmente en su saga spin-off: Persona. Donde la célebre quinta entrega fue tan bien recibida que su versión Royal fue la primera entrega de la franquicia en ser traducida al español y fue alabada universalmente tanto por críticos como por fans. En esta entrega podemos ver muchos cambios que, si bien mantienen la esencia de la saga, ayudan mucho a reducir la frustración. No le pido a Shin Megami Tensei que tome los aspectos sociales tan famosos de la saga Persona, pero sí podría tomar prestadas las mejoras sobre todo de diseño de niveles y balance de dificultad.
Y aunque esto quizás abra un debate de si hubiera sido mejor hacer un remake en vez de un solo remaster pues me conformaría con cambios mínimos que ayudaran a que la experiencia fuera mucho más amena en vez de realizar intervenciones mayores. Algo tan sencillo como una opción de reiniciar una batalla importante al perderla en vez de tener que cargar partida, un auto guardado u objetos que protejan de los ataques one-hit knock out ayudarían enormemente a “modernizar” la experiencia sin pasar a llevar nada muy importante. Y si no se hicieron dichos cambios por miedo al backlash de los gamers más hardcore, siempre podrían haber incluido como un menú de opciones donde activar/desactivar dichas opciones. Pero Atlus no da la apariencia de haber estado muy interesado en modernizar la experiencia, sino aprovechar tanto el éxito de Persona 5 y el acercamiento del lanzamiento de Shin Megami Tensei V para generar dinero sin mayores esfuerzos. Si queda alguna duda de esto es cosa de ver que ni siquiera se tomaron la molestia de formatear las cinemáticas para adaptarlas a widescreen quedando en un pobre ratio de 4:3 con bordes borrosos, como si de un video grabado en vertical subido a YouTube se tratase.
A modo de acompañamiento junto a lo que ha dicho mi estimado compañero Jaime, Shin Megami Tensei Nocturne es un claro ejemplo de trabajo de mínimos, cabría decir que es más una suerte de port del original de la PlayStation 2 que un remaster HD, pues en las escenas mencionadas parece que volvemos a aquella época de las teles con culo. Ante esto, un posible debate podría surgir a la hora de hacer una crítica de un título que sufre de esto, pues en vez de existir una cohesión que traiga al juego a los tiempos modernos, existe un juego base y un parche superior que apenas cubre todo lo que se debería de cubrir, dejando al descubierto lo peor. Debido a esto, nosotros, como críticos, ¿deberíamos de plantear el análisis como un ente conjunto? ¿Deberíamos solo hablar del juego en cuestión olvidándonos del remaster? ¿O acaso nuestro trabajo pasa por comentar solo el método con el que se ha traído a tiempos más modernos? Lo cierto es que no hay respuesta correcta, pues está en la mano de cada uno el utilizar una metodología u otra, pero ante esta casuística querría aprovechar y comentar los dos aspectos de Shin Megami Tensei Nocturne.
Empezando por el juego, quiero dejar de lado lo comentado anteriormente por Jaime, desde lo problemáticas de algunas de sus mecánicas, como la dificultad exagerada o injusta de las batallas, los puzles igual de injustos o el movimiento por el mundo, casi a ciegas. Una vez hecho eso, el producto mejora considerablemente, pues la historia, aunque vaya trozo a trozo, es muy interesante desde el punto de vista de la época en la que se concibió, ya que se aleja de la épica romántica del bien y el mal, de los héroes y de los enemigos, y nos deja a un elenco de personajes con sus ambiciones desmedidas, casi inhumanas, pero que tristemente existen en la realidad, demonios humanizados. No hay buenos, no hay malos, hay ansias de poder y de modelar el mundo bajo tu mano, y ya por eso recoge cierto mérito, alejándose del discurso hegemónico que puebla tan abundantemente este género. Pero como todo en este universo debe de estar balanceado, llegamos a la parte en la que hablamos del remaster, un parte del título que, mas que pertenecerle, parece puesto como un apodo con poco cariño y más toque despectivo. Más allá de las mejoras de algunas texturas, el juego es idéntico a su versión original, un plato casi crudo que no se ha terminado de cocinar, ya sea por falta de tiempo o falta de ganas, pero no deja de ser perjudicial. ¿Tal vez un remake habría sido mejor? Tal vez, pero dejando eso de lado, aunque sería lo más conveniente pues el título no se sostiene en pie en 2021, el trabajo realizado es pobre, soso y hasta desquiciante, pues hace aguas por todos lados.
Dicho todo esto, ¿Nocturne vale la pena?
Pues dependerá especialmente de si lo mencionado anteriormente moleste más o menos a cada jugador. En lo personal, me hubiera gustado mucho haber jugado al original en su tiempo. Sus temáticas, ambientación y, por sobre todo, su prolìfico estilo visual lo convierten en una experiencia que será difícil de olvidar y que, casi, me hizo olvidar todas las mecánicas que insistían en que dejara de jugar. Aun con todo, es probable que juegue Shin Megami Tensei V y, quién sabe, quizás quiera volver a darle una oportunidad a Nocturne más adelante, cuando pueda jugarlo con paciencia y tiempo, porque creo que a pesar de ser un diamante al que le falta mucho pulido, sigue siendo un diamante en bruto.
Este análisis se ha realizado con una copia digital para PlayStation 4 entregada por SEGA Europe.