Un espinoso y costoso camino
La conservación del medio, uno de los pilares sobre los que debería de orbitar una industria cada vez más extensa, que crece desmesuradamente sin control ninguno, y donde los más indefensos, y los que no lo están tanto, terminan cayendo a los pozos del olvido, simas oscuras donde habitan obras, las mejores y las peores, pero todas igualmente de valiosas. La conservación, titular en muchos artículos, largas investigaciones se han realizado para rescatar de ese hundimiento a aquellos que no pueden soñar con remakes, con remasters, o con siquiera una oportunidad, y buena gente como Tomás Grau en su selección de juegos se encarga de darles esa ocasión que no suele existir. La preservación, no hemos hablado todavía todo lo que se tiene que hablar, no hemos creado líneas de acción y la industria no tiene pinta de querer hacerlo, pues su camino ya está decidido, y va en una dirección completamente contraria a la que nosotros querríamos, pero ¿Cuánto estamos dispuestos a aguantar? La nueva problemática ha surgido en torno a Shin Megami Tensei III: Nocturne, la obra origen de la actualmente archifamosa saga Persona, y cuyo tercer título recibirá un remaster que los llevará a PlayStation 4, Nintendo Switch y PC por un total de 50€.
No estamos hablando de una práctica que sea novedosa ni nada por el estilo, pues toda la fiebre de los ports, remakes, remasters y demás movimientos son casi tan antiguos como la industria, sobre todo abundando en las sagas más famosas no solo por tener la capacidad económica de permitirse estos desarrollos, normalmente en paralelo a otros proyectos, sino que son las que más venden, pues al final, llevar un título que en su momento funcionó bien a las demás consolas o a las generaciones venideras, puede suponer más ingresos de forma fácil, estrujando un poco más la IP, que se lo digan a The Elder Scrolls V: Skyrim. De todas maneras, y como he dicho antes, la razón de este texto no es otra que la noticia sobre Shin Megami Tensei III: Nocturne, que llegará a Occidente mediante las consolas que he mencionado con anterioridad. El título ya tuvo su debut en el país nipón, con sus más y con sus menos, pero ahora llegará a nuestras tierras, aunque lo más preocupante serán las maneras, ya que su aterrizaje se realizará con un precio de 50€. Parece que este tipo de prácticas vuelven a repuntar y copar los espacios de debate, ya que hace apenas un mes recibíamos la noticia de que The Legend of Zelda: Skyward Sword, título originario de la Wii, recibiría su remasterización en la híbrida de Nintendo, aunque por un prohibitivo precio de 60€, algo similar al caso que nos ocupa.
Esta situación es cuanto menos curiosa, en especial cuando se trata de Atlus, misma empresa que se ha encargado del port de su título Persona 4 Golden, que llegaría a Steam por un precio mucho más reducido, apenas 20€ de máximo con rebajas bastante habituales. Pero hay un apartado en el que quiero centrarme especialmente, ya que ambos juegos salieron originariamente para la misma consola, la exitosa PlayStation 2, con unos 5 años de diferencia entre uno y otro, siendo Shin Megami Tensei III: Nocturne el mayor de esta relación. ¿Y a qué se debe esta diferencia? Podría ser tal vez por el trabajo entre uno y otro, pues Persona 4 Golden llegaría en 2012 en su versión definitiva para la PlayStation Vita. O tal vez la razón sea la accesibilidad y público al que quieran centrarse, ya que Persona ha cosechado gran fama gracias a su quinta entrega, convirtiéndose en un auténtico hito para la compañía a nivel mundial. Sin embargo, esta rama originaria como son los Shin Megami Tensei está algo más abandonada, siendo este remaster de la tercera entrega la posible puerta de entrada para nuevos jugadores que llegaron con Persona, y para tratar con este nuevo público, tal vez fijar un precio inicial permita que, de cara a un futuro y posibles ports/remasters, sirva de precedente. O tal vez es solo por el dinero, simple y llanamente.
Este tipo de prácticas se van haciendo poco a poco más habituales, y llegan a ser de cierta manera frustrantes, pues no basta con poner precios estratosféricos que impidan el acceso a un amplio grueso del público, sino que encima vale para que se cuelguen medallas como defensores de la preservación en el medio, pues este trabajo permite rescatar obras que en su momento no triunfaron y revitalizarlas para que se puedan volver a disfrutar. Pero, para sorpresa de nadie, si no se puede comprar, no se puede disfrutar. Es reseñable e importante cuidar los títulos y evitar que se pierdan en las oscuras fauces del olvido, pero es de imperiosa necesidad que esa milagrosa luz no esté tras un alto muro de billetes e intereses.