Que no imposible
Mi posición ante el anuncio de adaptaciones de obras originales a otros medios distintos es cauta. Soy partidario de ser sensato y no vilipendiar al completo el producto antes de su lanzamiento, pues no hemos podido catar el resultado final. En frío, pienso que la viabilidad de una adaptación tiene que ver con los motivos que la impulsan. No me importa tanto el debate entre si es mejor hacer un calco de la obra inicial o una historia nueva, sino que creo que el éxito depende de qué se quiere contar con la creación. En este sentido, cuando vi que HBO haría una serie de televisión de The Last of Us tuve una primera reacción más en caliente – una mezcla entre que interesante y que innecesario –, pero después ya llegué a una conclusión más sosegada, algo que mantengo tras saber que su rodaje ha empezado. Esta opinión es que, teniendo en cuenta que el metraje se basa en el universo de TLOU, su grandeza tendrá que ver con conseguir plasmar una aventura que respire el aroma de la saga de Naughty Dog. ¿Y cuál es dicha esencia? La humanidad.
El viaje de Ellie y Joel es una secuencia de acción, sigilo y terror, pero ante todo es una muestra de humanidad. A través de estos personajes observamos la desconfianza, el amor o la aparición de trastornos consecuencia de episodios traumáticos; es decir, factores presentes en las relaciones humanas. Desarrollar este relato no es tarea fácil, puesto que exige la construcción de unos personajes que se sientan reales, que transmitan emociones con las que podamos empatizar. Esto es algo que consiguen de manera fantástica los videojuegos de The Last of Us gracias a un guion que, además, le dedica tiempo a los aspectos humanos comentados. Por ejemplo, si aparece un personaje secundario no será casualidad, sino que este tendrá un impacto en el personaje principal y hará que su forma de ser cambie.
Así pues, de entrada el proyecto de HBO tiene la gran dificultad de replicar esta humanidad tan característica de The Last of Us. A esa complicación se le suma la de adaptarla en una industria diferente en la que desaparece el jugador y gana peso el actor. En este punto, no dudo de la potencial capacidad interpretativa del reparto, pero sí creo que va a ser difícil transmitir todas esas sensaciones mencionadas con unas nuevas personalidades. No obstante, no lo veo imposible porque se está en disposición de contar con un guion bien pensado, sabiendo que Neil Druckmann colabora en la dirección de la serie.
De hecho, Parte II fue una prueba de fuego que Druckmann superó con creces. En esta segunda entrega el director fue capaz de presentar a nuevos personajes con los que se exploraba satisfactoriamente esa humanidad descrita. ¿Cómo lo hizo? Pues describiendo con detalle su carácter y moldeándolo a través unos episodios distintos a los del primer juego, pero que también resultaban efectivos para el desarrollo de personajes. Por lo tanto, mirando al pasado, creo que Druckmann puede volver a acertar con su tercera inmersión en el universo The Last of Us, pero pienso que le va a costar a él y al resto de la dirección de HBO, entre la que se encuentran los responsables de la popular serie Chernobyl. En realidad, hay suficientes ítems para garantizar la producción de una serie que, al menos, sea respetuosa con los lanzamientos en los que se basa. Pero no por ello desaparece la adversidad de un proyecto que tendrá que transmitir a la vez algo tan complejo y auténtico como es lo humano.