Hala, lo he dicho
Hay juegos que, por mucho esfuerzo que le pongamos, se nos dan de pena. En mi caso son los juegos de gestión y estrategia (cerré Civilization IV antes de haber terminado el tutorial), pero a mi novia se le dan mal los juegos de ritmo, por ejemplo. A nuestro querido Ignacio los shooters se le atragantan, y a un par más de la redacción todos los juegos de lucha les cuentan bastante… menos Smash Bros.. Esto de por sí no es malo, hay a quien se le da mejor el ajedrez, cantar o revisar la maquetación, pero está esa pequeña nubecilla alrededor de nuestra cabeza que nos sugiere que nos estamos perdiendo algo. Algo que el resto de personas verá y nosotros nos quedaremos a las puertas.
El videojuego, a diferencia del resto de medios, es interactivo. En el cine y la literatura hay géneros que son más o menos de nuestro agrado, pero lo que es leer, lo hacemos siempre de la misma forma. No hay una barrera que te impida avanzar de página porque no te exigen nada más allá del plano emocional o psicológico, pero con los videojuegos es distinto. Pongamos un juego de plataformas como puede ser Super Mario Bros.: el contexto del juego es accesible para todo el mundo, pero lo que lo hace interesante es superar los distintos niveles. Mario se mueve y salta dependiendo de la pulsación del botón, tiene un peso marcado y debes calcular su trayectoria a ojo. Lo que parece en principio un reto abarcable se me hace cuesta arriba porque me cuesta manejar ese peso. Los plataformas me encantan, The End is Nigh y Celeste son de mis juegos favoritos y me los he reventado con gusto, pero Mario, que se supone que es el baremo estándar de lo que es un videojuego para todo el mundo, me plantea un obstáculo mucho mayor sin demasiada razón aparente.
Lo malo de tener referentes muy populares es que son modelos a seguir, por lo que salirte de los marcos que delimitan dichas sagas o incluso géneros hace que “no sea lo mismo”. No son pocas las personas a las que un Souls les costaba horrores hasta la llegada de Sekiro, que toma lo más esencial como esqueleto y construye a partir del parry. ¿Podemos decir con seguridad que a esas personas no pueden con los Souls o juegos más exigentes? Mi novia no pasa del tutorial de Rhythm Paradise, pero no se le da mal Beat Saber. ¿Realmente se le dan mal los juegos de ritmo? Reynosa no puede con Breath of the Wild, pero A Short Hike le encantó. ¿Los mundos abiertos son o no lo suyo? Tener pilares fundamentales absolutos, como Hollow Knight, Super Metroid, Stardew Valley o los antes mencionados suponen tener una vara irreal con la que medir una destreza que, en el fondo, no es más que un anhelo de superioridad por ver quien es mejor jugador, sea lo que sea eso.
Hay muchos juegos que nos cuestan, y no pasa nada, no hay que avergonzarse. Quiero recuperar la idea de este video de Pazos porque me viene al pelo, y es que esa presión por tener que gustarte obligatoriamente ciertos títulos también supone cerrarse en banda a muchas más oportunidades de descubrir juegos maravillosos. Ya no es simplemente el admitir que hay géneros que te cuestan o que no son para ti, es que como encima digas que te gusta un título “menor” dentro de ese género ya eres el hazmerreír, y es una reacción muy contraria a lo que debería ser en realidad (ya no solo por reírte de alguien, sino por reaccionar de esa forma al esfuerzo por meterse en un género que te gusta). En los últimos años se está siguiendo una tendencia que da al jugador más opciones para ajustar el juego a sus capacidades, y eso está mal por alguna razón que no llego a comprender. Sí, es verdad que en algunos casos se ha bajado tanto el nivel que hasta te resuelven los puzles sin haber activado una de esas opciones, pero todo es una cuestión de balance.
Quejarse de que un juego da opciones para los que no tienen las mismas capacidades que tú es de lo más triste que he visto en mis años de jugador. El elitismo absurdo por un puñado de píxeles lleva existiendo décadas, todo por tratar de sentirse importante a costa de los que, simplemente, no llegan. Así que os propongo una cosa: no presionemos al resto con juegos que les cuestan pero intentemos echarle un ojo a aquello que no nos va tanto. Tampoco te fuerces si directamente no te gustan, pero si alguno te atrae un poquillo trata de olerlo por encima, a ver qué pasa. Y por supuesto, acojamos a los que están intentando meterse sin agobiarles ni juzgarles. Si necesitan una guía, que la usen, que para eso están.