Dos de vainilla, por favor
Hace unos días leía un artículo sobre Scarlet Nexus, en el cual cuyo redactor mencionaba que el jugar a esta obra de Bandai Namco le hacía apreciar aún más su tiempo con Persona 5 Royal. Y desde ese momento en adelante pude poner en orden los nebulosos pensamientos que poblaban mi mente cada vez que trataba de pensar en qué me hace sentir realmente esta entrega de acción RPG.
Y es que comparar ambas entregas no es del todo injusto. Ambos son JRPG altamente estilizados y con diseños de personajes muy cargados a lo estándar en los anime contemporáneos. La diferencia clave, al menos para mí, reside en que Persona 5 poseía una historia que atrapaba desde un comienzo y lo hacía a través de un conflicto más o menos identificable y un cast de personajes carismáticos a la vez que variopintos. Puedo decir los nombres de cada uno de los miembros del grupo de ladrones fantasma de memoria y decir cuáles son sus características más destacables sin pensarlo un segundo, cosa que no ocurre con Scarlet Nexus.
Siendo justos, entre Persona 5 y Royal pasé más de ciento cincuenta horas de mi vida compartiendo con sus personajes, mientras que con la obra de Bandai apenas unas veinte. Pero tras esa veintena de horas, que no dejan de ser pocas, a duras penas puedo decir que la protagonista femenina se llama Kasane, y que su preocupación principal reside en su hermana menor.
No sé nada más de su personaje, no recuerdo el nombre de su hermana o del otro protagonista, ni mucho menos de los personajes secundarios. Todos tenían sus propias características, sí. Pero no pasaban de ser arquetipos típicos de series de anime con la chica demasiado seria, la mujer sobre protectora, el joven confiado y cabeza hueca. Un poco más exagerados y podría limitarme a llamarlos tsundere o yandere y los weeabos me entenderían de inmediato. Por otro lado, la historia es un calco de tantas miles de otras en las que una amenaza externa amenaza a la humanidad y una fuerza militarizada entrenada y con habilidades especiales se dedica a exterminarlos. Acompañando a esto y para darle un pacing diferente a la historia, cada capítulo termina con una fase de distensión, donde estaremos en la base sentados hasta que, o decidamos continuar la historia, o profundicemos nuestras relaciones con el resto del grupo, lo cual ayuda a desbloquear más poderes en combate, pero que no deja de sentirse como una tarea a realizar cuando, simplemente, no te importan los personajes. Que ahora toca pasar el tiempo con el chico de lentes que no tiene sentido del humor, entonces tanto la protagonista como él irán a un café a charlar sobre cualquier cosa, descubrirán algo nuevo del otro y subiremos de nivel. Ninguna relación pasa de ser anecdótica y las cinemáticas pueden ser fácilmente omitibles. Cosa que agradezco.
Terminado mi pequeño rant sobre la historia del juego, pasemos al aspecto más bueno del juego: su jugabilidad. Scarlet Nexus me recuerda mucho a Nier Automata en lo jugable, aunque más exigente tanto en dificultad general como por el hecho de que, a diferencia de este último, no puedes cancelar ataques esquivando cuando lo desees. Algo que a priori puede parecer un detalle menor pero que implica que cada ataque realizado implique un compromiso y, considerando que los ataques más poderosos que cierran un combo son relativamente largos en su ejecución, significa que tendremos que ser especialmente cuidadosos con el cuándo usarlos.
Pero sin duda el aspecto del combate que más sobresale es la mecánica de soporte de tus compañeros de batalla, quienes no solo pelean a tu lado sino que además son capaces de brindarte diversos poderes como ralentizar el tiempo, dar descargas eléctricas o daño de fuego con tus ataques y un diverso etcétera. El correcto uso de estas mecánicas es tan importante que puede significar la diferencia entre una victoria y una derrota, al mismo nivel tanto de personaje como de habilidad del jugador. Y agradezco que hayan introducido dicha mecánica que no solo ayuda a salir de aprietos, sino que además se usa para sacar ventaja sobre ciertos tipos de enemigos y como vía para explotar las debilidades de otros. Aun con todo esto, la poca variedad de enemigos hace que esta mecánica tan interesante termine haciéndose repetitiva y el combate sufre por ello.
Un cumplidor molde de RPG de acción anime
En 2019 recibimos de Bandai Code Vein, lo que vino siendo una versión anime de Dark Souls. Ese juego acarreaba sus propios problemas entre su historia poco interesante y la escasez de variedad en sus escenarios, pero destacaba sobre otros souls-like al ser tan descaradamente excesivamente anime tanto estéticamente como en concepto. Scarlet Nexus, por otra parte, es un juego de acción RPG de molde. Intenta cosas nuevas y las logra ejecutar bien, pero sin llegar a lo brillante, y el resto lo deja justo donde estaba. El sistema de progresión, el diseño de niveles, la historia y sus personajes se nublan con el resto de juegos del género, y veo muy difícil que sea recordado por mucho tiempo. No es menos que ningún otro juego de su estilo, pero tampoco es mucho más. Si fuera a compararlo con un helado sería vainilla, sin dudas. Eso sí, con esa ocasional chispa de chocolate que sorprende, pero cuyo sabor acaba diluyéndose a los pocos segundos en el paladar.
Esta crítica se ha realizado con una copia digital para PC cedida por Bandai Namco.