Encarnando al “tío de la silla”
A lo largo de los años es común que, dada la exorbitante cifra que suponen los videojuegos lanzados cada temporada, muchos de los títulos que emergen de las profundidades de la industria no alcancen el reconocimiento que, de base, merecen. Es lógico pensar que muchos de estos no harán gala de una excelsa calidad gráfica, así como tendrán límites en lo técnico como consecuencia de unos tiempos y presupuestos mucho más limitados que los títulos de mayor calado, que acostumbran a coincidir con los triples A, salvo contadas excepciones. No descubrimos la pólvora si decimos que el indie, en líneas generales, tiene más difícil el posicionamiento que, en cierto modo, no tiene por qué depender de la calidad. Una obra excelente puede no guiarse por una gestión de negocio eficiente, además de encontrarse con obstáculos y casualidades dentro del mercado de videojuegos que, por un motivo u otro, entorpezcan su lanzamiento y recepción, haciendo que pase desapercibida.
Uno de los casos que, a mi juicio, más ha sufrido este fenómeno es Satellite Reign. Siendo justos, desconozco el total de ventas y el éxito que tuvo al final en base a las estimaciones de 5 Lives Studios. Pero sí puedo asegurar, basándome en mi experiencia, que muy pocas personas de mis círculos de jugadores conocía el título y, los que sí, nunca lo habían jugado. Esto es algo que me sorprende porque, aun con algunas decisiones torpes para la gestión de su gameplay que comentaré en este tributo, no se trata en absoluto de un mal juego y, en líneas generales, puede llegar a ser muy divertido, convirtiéndose en uno de esos títulos a los que les he cogido cariño.
Satellite Reign es el juego en el que encarnamos al “tío de la silla”. Sí, ya sabéis, ese que dirige al protagonista para proporcionarle toda la información del terreno. Ambientado en un mundo futurista de estilo cyberpunk tomamos el control de un grupo dedicado a una serie de actividades ciertamente “poco legales”. La idea, sin embargo, es que todo lo hacemos desde una visión de satélite, justificando en cierto modo la perspectiva isométrica y dotándola de carga narrativa. Somos algo así como el coordinador de la operación, dirigiendo a nuestros agentes desde las sombras. ¿Os acordáis de la premisa de Watch Dogs Legion? Bueno, es similar a su manera. Los diferentes agentes son clones de los reclutas que “convencemos” (más bien obligamos, alterando sus mentes). Con un simple análisis y algo de dinero podemos comprobar los rasgos de los individuos (civiles o no) que campen a sus anchas por el mundo, pudiendo elegir los que queramos basándonos en sus habilidades y ventajas.
Tenemos cuatro tipos de agente: el soldado, especializado en armamento, proteger al resto de agentes y hacer daño; el ayudante, algo así como el líder de los cuatro, centrado en el análisis y las acciones médicas; el hacker, encargado de todo lo relacionado con terminales y la captación de reclutas y, por último, un francotirador orientado al sigilo, con invisibilidad y una katana. Estos arquetipos son inamovibles, pero sí podemos elegir qué habilidades potenciar y cuáles dejar de lado, teniendo multitud de opciones a la hora de afrontar cada incursión en terreno hostil. Si quisiéramos, por ejemplo, acceder con el ayudante a una instalación de Wyvern, una de las muchas compañías con seguridad militarizada del juego, podemos cubrir la incursión haciendo que el soldado le acompañe, que el francotirador emplee tirolinas para moverse en la distancia y que el hacker vaya abriendo las puertas que solo él puede, todo ello mientras mantenemos un perfil lo más bajo posible para así evitar la detección de cámaras y enemigos que supondría un combate y una premura para la que debemos estar bastante concentrados.
Satellite Reign no es un juego fácil. El combate que comentamos se produce en tiempo real, con todo lo que ello implica. Un fallo en el emplazamiento de nuestros agentes puede colocarlo en una mala posición de disparo y los drones o soldados enemigos pueden acabar con él más pronto que tarde. Dada la complementariedad entre agentes, perder un activo reduce las opciones estratégicas y nos dejará bastante vendidos. Por suerte, la muerte no es algo definitivo, pues para algo hacemos clones. Estos irán degradándose cada vez que mueran, llegando a quedarse sin ninguna de las mejoras estadísticas que ofrecían y obligándonos a buscar un nuevo clon que proporcione beneficios.
Es una gran idea prestar atención al inicio del juego. Al fin y al cabo, somos el coordinador de toda la operación y debemos mantenerla a flote. Por ello, escuchar y leer toda la información que recibamos (algo que en algunos juegos puede parecer más secundario) posee gran relevancia si no queremos atascarnos en cómo deberíamos hacer las cosas. El menú, a diferencia de otros títulos, es nuestro mejor amigo, nuestra interfaz donde comprobaremos lo que necesitemos en cada momento. Además, esto ayuda a que la ambientación sea, si cabe, más eficiente, dotándonos de ligeras trazas de lore mientras actuamos, conociendo así las operaciones de las distintas compañías e individuos que componen el universo planteado.
Esto nos incita a disfrutar más aún de las misiones secundarias, opcionales pero muy necesarias para avanzar sin peligro. Empezaremos en el Barrio Bajo y tras las primeras misiones principales, nuestro objetivo será dirigirnos al segundo distrito, el Industrial. Pero para acceder necesitaremos un permiso que, bien podemos costear o bien podemos obtener a base de pequeños recados. Pero tanto para lo uno como para lo otro conviene ensañarse con todas las demás actividades del Barrio Bajo (y lo mismo para el resto de zonas). Así obtendremos habilidades pasivas y objetos para incrementar nuestras posibilidades y estadísticas tras subir de nivel a nuestros agentes. Además, podemos investigar para obtener nuevo equipamiento empleando el flujo económico del que disponemos y que debemos aumentar hackeando los diferentes cajeros del mapeado.
Todo esto se hace permitiéndonos una ligera variedad de enfoques, pudiendo optar por emplear dinero o por emplear nuestro tiempo y reflejos como jugador. Cada incursión en una sección enemiga, como comentábamos antes, implicará la distribución de los agentes por los entornos en los que se especializa, pero siempre podemos forzar el uso de objetos como las tirolinas (para los agentes que no saben usarlas), dependiendo entonces de un porcentaje de riesgo.
Satellite Reign nos exige bastante como jugadores. Puede parecer un juego tranquilo, pero cuando debemos optar por el sigilo para no sucumbir ante combates sin una buena disposición en el escenario, se hace bastante duro. No es nada sencillo controlar a cuatro agentes a la vez que, aunque podemos manejar juntos, a menudo tendremos que separar para realizar diversas tareas simultáneas. Eso sí, la acción en tiempo real en lugar de optar por el combate dividido en turnos es un enorme acierto que lo diferencia de un gran número de obras del género y, aunque nulifica en cierto modo la capacidad estratégica, genera una mayor tensión que acaba siendo uno de los puntos fuertes del juego.
Satellite Reign es un buen videojuego. La mecánica de sus misiones es algo repetitiva, pues suelen suponer la misma acción (infiltrarse y obtener algo) una y otra vez. Pero en líneas generales nos presenta una ambientación sorprendente a niveles estéticos: la ciudad bajo la lluvia se disfruta de forma casi contemplativa en algunas ocasiones, viendo a los vehículos y personas pasar en un desenfreno digno de una gran metrópolis de la literatura cyberpunk. Además, propone un gameplay diferente, con bastante personalidad y mucho más gratificante de lo que uno puede esperar en un juego de este tipo.
“Sácalos de ahí con vida”
5 Lives Studios son los creadores de Windbound, un título más reciente al que dediqué unas palabras, en cierto modo decepcionado por el potencial que no llegó a materializarse. Aún así, el completo cambio de género con respecto a Satellite Reign indica que se trata de un equipo versátil y que sus capacidades van más allá de lo mostrado. Es por ello que ansío una futura entrega (tal vez una secuela de Satellite Reign), esta vez con las ideas más claras y una mejor gestión de quehaceres dentro del mundo del juego.