Encanto esp(a/e)cial
Los rail shooters son cada vez más una reliquia del pasado. Uno de esos subgéneros que se han ido perdiendo a medida que las posibilidades técnicas del hardware crecían y la profundidad temática de los videojuegos exploraba cuestiones y mecánicas más complejas. Sin embargo, hay espacio para todos los enfoques, especialmente en un mercado con cientos de propuestas independientes que ven la luz todos los años, y que a menudo apuestan por revivir tendencias de la “vieja escuela” desde un enfoque innovador.
Eso es, en esencia, Rogue Flight: un rail shooter de ciencia-ficción y naves espaciales que puede recordar poderosamente a títulos como Starfox 64, entre otros. Sin embargo, el título desarrollado por Truant Pixel también ha sabido aportar detalles propios a la receta de este Rogue Flight, dando como resultado final un exigente pero versátil shooter guiado por raíles, con sus luces y sus sombras.
Personalidad e identidad visuales
Y empezando por esas características destacables del título, lo primero que llama la atención de Rogue Flight es su apartado artístico y visual, que es, sin ninguna duda, su mayor acierto. El juego adopta una estética que emula la identidad visual del anime ochentero y noventero. Lo hace tanto en el modelado de sus personajes, como en las animaciones y secuencias de vídeo. La estética de los tres personajes que intervienen en la historia, especialmente Nadia, la piloto protagonista, recuerdan poderosamente a obras como Evangelion, Cowboy Bebop o Akira, por ejemplo.
Esto se acompaña con efectos visuales predeterminados que imitan el efecto VHS y el grano de película. Sin resultar excesivos o invasivos, estos tratamientos visuales terminan de hacer creíble la estética que busca recrear el título, y contribuyen a sumergir al jugador en la sensación de estar disfrutando una obra clásica de anime de culto. No obstante, estos efectos son opcionales, y se pueden desactivar a voluntad.
Cabe destacar el cuidado y el detallismo que ha puesto el estudio en el apartado artístico de su protagonista humana y de su “otra protagonista”: la nave Arrow – 1. Las secuencias y planos están cuidadosamente compuestos para lograr ese dramatismo tan característico de la animación nipona. Las secuencias en las que vemos a Nadia caminar por el hangar rumbo a la nave, o las tomas de ella dentro de la cabina afrontando una noticia traumática, por ejemplo, son realmente vistosas y ricas a nivel visual. Todo esta atmósfera nostálgica se remata con una doblaje ideal al japonés, cuadros de diálogo al estilo de juegos como Starfox 64, y una secuencia de opening digna de cualquier serie de animación del más alto nivel. Por si fuera poco, con el acompañamiento de una composición musical propia, a cargo de Fat Bard, la secuencia inicial brilla por sí misma.
Enfrentado la extinción de la humanidad
Y esa secuencia inicial nos plantea una trama que, si bien es genérica y sencilla, funciona bien en un género en el que los pilares centrales deben ser el perfeccionamiento del timing, la acumulación máxima de puntos y combos, y la superación de obstáculos desafiantes. Se nos plantea un futuro en el que A.R.G.U.S., un sistema de defensa espacial controlado por inteligencia artificial se vuelve contra sus creadores y aniquila a la raza humana en una breve guerra de apenas tres días. Los escasos supervivientes se refugian en una vieja base subterránea, indetectable para los radares A.R.G.U.S., y allí dan con una nave de combate prototipo capaz de plantar cara a las fuerzas automatizadas de la IA: la Arrow – 1. Nadia, antigua piloto comercial, y única superviviente capaz de pilotar la Arrow – 1, será la encargada de llevar la lucha al enemigo.
Bajo esta premisa exploraremos una serie de niveles ambientados a lo largo y ancho del Sistema Solar, buscando diezmar los puntos vitales de la infraestructura de A.R.G.U.S. Desde la propia Tierra hasta los planetas más alejados del Sol, pasando por las lunas de Júpiter o los anillos de Saturno. Esta serie de niveles está pensada para completarse del tirón, en apenas una hora, como ocurría en el ya mencionado Starfox 64. La pérdida de todas las vidas supondrá volver al principio del todo, y reiniciar el progreso, por lo que el juego adopta un marcado estilo arcade y de desafío. No obstante, la liberación de la humanidad no será una experiencia tan breve como pueda parecer. Y es que Nadia podrá seguir varias rutas para completar su objetivo, llevando cada una de ellas a un final diferente.
Rutas y posbilidades
Al llegar a cierto punto de la aventura, tendremos que decidir entre tres rutas a tomar, para atacar diferentes puntos vitales de las defensas enemigas. Las dos primeras rutas buscarán elegir objetivos diferenciados, mientras que la tercera optará por atacar todos los sistemas de A.R.G.U.S. en una sola pasada. Eso sí, a cambio de un alto coste para Nadia… Dicho esto, en el modo campaña principal habrá que completar la aventura tres veces para ver todo el contenido. Una vez que lo hagamos se desbloqueará una cuarta y última ruta que nos permitirá conocer el verdadero final de la historia.
A pesar de ser un sistema de rutas y desenlaces bastante simple, es muy de agradecer en un juego de este subgénero, en el que apenas suelen dar importancia al apartado narrativo. Esta serie de decisiones y sucesos se apoya en el apartado visual del juego. Gracias a su lograda estética animada, su genial elección de planos y colores, y su acompañamiento musical, logra ser mucho más que suficiente. Es probablemente el único juego del género en el que me ha importado lo que me cuentan casi tanto como mantener el indicador de combos activo.
Por último, más allá de estas cuatro rutas, el juego cuenta con dos modos más de juego: el modo retro y el modo rogue lite. El primero de estos simplemente aporta una identidad sonora y visual más clásica. El segundo, como su nombre indica, aporta un componente de aleatoriedad a las partidas, y contaremos con una selección de armas y estadísticas aleatorias en cada run.
Poniendo a punto nuestra nave
Eso nos lleva a hablar de otro de los aspectos del juego, referente a la nave y su personalización. No en vano comentaba hace un momento que la Arrow – 1 es la segunda protagonista de este título. Nadia es la protagonista narrativa de la historia, mientras que su nave es el centro mecánico del juego. A medida que avancemos conseguiremos diferentes armas para la nave, cada una con un nivel de daño distinto, así como de alcance y con sus propias funcionalidades espaciales. Desde la ametralladora básica hasta un láser de energía, pasando por armas de ondas o rayos de plasma. El arsenal lo completa un depósito de misiles guiados, los cuales podremos acumular hasta un máximo de seis unidades.
Más allá de eso, la nave cuenta con decenas de piezas de mejora, que afectan a la efectividad de cada tipo de arma, la fuerza de los escudos, la maniobrabilidad, etc. Además, la personalización estética, aunque más limitada, también es parte del proceso. Con más de una centena de decoraciones visuales y una amplia selección de emblemas, podremos darle nuestro toque personal a la Arrow – 1.
Desafío y exigencia
Y todo este arsenal, ¿para qué? El nivel de desafío de Rogue Flight es bastante elevado ya en su nivel normal. Tanto que mientras jugaba me reí solo pensando en la bromita de “es el Dark Souls de los…”. En fin, a lo que iba. El juego presenta un nivel de dificultad elevado, y será crucial mantener los ojos bien abiertos y los reflejos afinados para no perder el contador de combos al mismo tiempo que evitamos que nos destrocen los escudos. Para ello hay que ser tanto agresivo como defensivo. Lo primero porque el escudo se regenerará poco a poco si enlazamos muchas eliminaciones enemigas sin perder la cadena. Por otro lado, es crucial visualizar los proyectiles enemigos para evitarlos o desviarlos con el clásico “barrel roll”. Sí, el juego hace la bromita del “do a barrel roll!”
El inicio será benevolente, con oleadas enemigas pausadas y escasas. Sin embargo, ya en el segundo nivel se convertirá en un intenso caos de disparos, meteoritos y destellos en el que nos destruirán si nos confiamos lo más mínimo. En este baile entra en juego otra mecánica de la Arrow – 1: las maniobras evasivas. Con el joystick derecho podremos hacer danzar a la nave de un lado a otro, en una maniobra tanto defensiva como ofensiva. Con este movimiento podremos evitar disparos al tiempo que proyectamos estelas desde nuestras turbinas que pueden eliminar a grupos enteros de enemigos. Y con este conjunto de herramientas mencionadas hasta ahora tendremos que mantenernos vivos hasta el final y alcanzar la mayor puntuación posible.
La versatilidad por bandera
Si bien en Truant Pixel se han preocupado por crear una experiencia de rail shooter desafiante y con sabor a la vieja escuela, también han pensado en que sea accesible y versátil para cualquier jugador. Con cinco niveles de dificultad, siendo el intermedio el predeterminado, la exigencia de Rogue Flight se puede adaptar a todos los públicos. Desde un paseo movidito con disparos hasta un intenso infierno que haría llorar al mejor alumno de Top Gun. Este es un factor clave y tremendamente positivo desde mi punto de vista, ya que permite disfrutar de un género bastante duro a jugadores poco experimentados. Al mismo tiempo posibilita que la experiencia original se mantenga intacta para los más puritanos. Incluso que se vuelva aún más dura.
Algunas sombras por el camino
Quizás, la parte más negativa de este título sea la escasa variedad de situaciones que plantea a nivel mecánico. Tras unas serie de pasadas, los niveles y los combates pueden volverse monótonos. Se echa en falta algún cambio de ritmo a mitad de los niveles, o quizás un cambio visual intermedio que rompa la sensación de “estar en el mismo sitio”. Por otro lado la variedad y la personalidad de diseño que se muestra en la protagonista y su nave casi desaparece en los enemigos, que resultan más monótonos. Sin embargo, los jefes finales sí que aportan un punto interesante de diseño, siendo todos ellos muy diferentes entre sí en aspecto y planteamiento.
Híbrido entre Star Fox 64 y Cowboy Bebop
A todas luces, Rogue Flight es un título desarrollado desde el cariño por un género, eso es innegable. Además, se nota la intención artística que busca dotar al juego de una identidad visual propia, alejada de lo genérico. Es sin duda su punto fuerte, esa estética anime complementada con un acompañamiento musical acorde a la misma. Un título que pese a sus fallos destaca también por su versatilidad y adaptación al jugador, para que cualquiera pueda disfrutarlo. Si te gusta Star Fox y Cowboy Bebop, Rogue Flight es para ti.
Este análisis ha sido realizado mediante una clave de descarga digital para PlayStation 5 cedida por Perp Games.