¿Nueva oportunidad o nostalgia programada?
Apenas han pasado un par de semanas desde que Life is Strange: True Colors (Deck Nine, 2021) llegó al mercado, pero la próxima entrega de la saga – o más bien, seminueva – ya tiene fecha de lanzamiento: tras sufrir un retraso por complicaciones en su desarrollo, Life is Strange Remastered Collection, que incluirá el título original y su precuela Before the Storm, llegará a PlayStation 4, Xbox One, PC, Nintendo Switch y Google Stadia el 1 de febrero de 2022, según ha revelado Square Enix, distribuidora de todos los juegos de la saga. Paralelamente a este anuncio, realizado a través de un comunicado oficial en la página web de Square Enix, también se han abierto las reservas del juego en las diferentes plataformas. Es notoria, sin embargo, la ausencia de PlayStation 5 y Xbox Series X/S entre las videoconsolas listadas para el lanzamiento; si bien podremos disfrutar del juego en las mencionadas plataformas mediante la función de retrocompatibilidad, la fecha de salida de las versiones para ambas consolas de la nueva generación aún no ha sido confirmada.
Esto nos deja con un estreno algo agridulce, pues la remasterización no se habrá hecho esperar ni una generación antes de realizarse – y es que Life is Strange: Remastered Collection estará llegando, al menos de salida, a las mismas plataformas en las que se lanzaron originalmente los títulos ahora remasterizados, a excepción de Nintendo Switch.
El debate acerca de cuán importantes son los gráficos en la experiencia de disfrutar un videojuego ya está muy manido, y no parece apropiado sumergirse en el una vez más, pero, si a fecha de lanzamiento no podremos ni siquiera disfrutar del juego en una plataforma que de verdad pueda ofrecernos una versión potenciada y verdaderamente renovada del original, ¿realmente merece la pena revisitar, previo pago, un mundo que aún tenemos al alcance de nuestras manos?
Es innegable que el lavado de cara le ha sentado de fábula a Max, Chloe y compañía, pero desde luego Life is Strange no es una saga que brille por su puntero apartado gráfico. Life is Strange brilla por su trama, sus personajes, su excelente banda sonora, su labor de inclusión que llegaba en un momento en el que los videojuegos apenas prestaban atención a tales aspectos del desarrollo. Incluso por sus gráficos, con modelos casi esbozados y de colores apastelados, que no jugaban a competir con los mejores de la generación, sino a terminar de dibujar el particular ecosistema en el que transcurre la historia: Arcadia Bay.
Con esto en mente, ¿verdaderamente mejora Life is Strange Remastered Collection la experiencia del juego original? ¿O se convertirá en una mera excusa para los fans que más aprecio tienen por la saga para revisitar la historia de Max sin tener que desempolvar – si es que le ha dado tiempo a coger polvo – el CD olvidado en el cajón, vitrina o estantería? Una vez más, hablando de remasters, remakes y demás productos, la nostalgia jugará un papel fundamental. (Y, para qué mentir, últimamente todos estamos un poco nostálgicos.) El debate acerca de lo necesarias y/o éticas que son las revisiones de videojuegos pasados está casi tan manido como el de la importancia de los gráficos, o tal vez incluso más, y con posturas que, personalmente, considero tan opuestas como válidas; por esto, creo firmemente que ambos bandos estarán de acuerdo en que existe un tiempo mínimo de cara al lanzamiento de un remake o remaster. Un tiempo mínimo en el que, de decidir, como jugadores, volver a pasar por caja, y a sabiendas de que nuestra nostalgia estará instrumentalizada, al menos ésta habrá despertado genuinamente y de forma natural – que la nostalgia no sea un mero artificio comercial, una ilusión programada, sino que sea real.
En cualquier caso, guste a quien guste y pese a quien pese, el año que viene tenemos una cita en Arcadia Bay – y al menos nos llevaremos un nuevo outfit para Chloe por hacerlo.