It's dangerous to go alone...
La primera semana de julio de 2019 nos dejaba una de tantas otras noticias para el recuerdo: Remedy Entertainment, padres del exclusivo Triple A para Xbox One Quantum Break, cortaba sus relaciones comerciales indirectas con Microsoft recuperando los derechos de publicación de la marca Alan Wake – la que probablemente sea su IP más conocida, con permiso de Max Payne – por una cuantía sorprendentemente baja de 2,5 millones de euros, que dejaba ver el aprecio comercial por las regalías de la saga. El estudio, que actualmente se encuentra inmerso en el desarrollo del inminente Control, abría la veda, así, a la posibilidad de que los dos capítulos disponibles de la franquicia – Alan Wake (2010) y Alan Wake’s American Nightmare (2012), que se lanzaron en Xbox 360 y PC – llegasen a otras plataformas, tales como PS4 o Switch. Una posibilidad ante la que el público jugón, tal y como cabía esperar, no tardó en echarse las manos a la cabeza, pero una posibilidad que también deja lecturas algo menos optimistas por descubrir.
Más allá de dicha opción, revertir la financiación y publicación de la franquicia a Remedy supone, por definición, otorgarles la responsabilidad de desarrollar, tras tantísimos años de espera, ese Alan Wake 2 con el que siempre han asegurado estar comprometidos, pero que siempre ha precisado de “tiempo, dinero y recursos“. De esta continuación del thriller narrativo, de hecho, se llegó a realizar un prototipo jugable que no tardó en desvelar sus costuras de manera interna, confluyendo en un desarrollo inviable cuyas intenciones de perpetuación del personaje acabaron derivando sin quererlo ni beberlo en una ambiciosa producción televisiva prevista para los meses venideros, cuya dirección se encuentra a cargo del showrunner y guionista Peter Calloway (Cinco hermanos, Legion, La cúpula).
El problema relativo a una situación tan ideal como el mero hecho de que una desarrolladora adquiera los derechos de su propia obra reside, principalmente, en ese “tiempo, dinero y recursos” que se antoja como la problemática de toda ecuación relativo al medio. Alejados de su probable tiranía interna, la situación periférica deja ver una Microsoft necesitada de first-parties, capaz de impulsar desarrollos como el que se plantea, y, pese a su relativo éxito y reconocimiento, Remedy Entertainment aún dista mucho de poder ser una empresa autosuficiente, precisando de una producción como la que 505 Games está llevando a cabo actualmente. Igualmente, un desarrollo financiado por una de estas parties conllevaría, con frecuencia, desarrollos más cortos y producciones más modestas (como parece ser el caso del citado Control; no solo en el terreno gráfico, sino también en todo lo relativo al área mediática), dejándonos sin nuevas y ambiciosas IPs.
Conn un mercado abierto, me pregunto si ahí fuera habrá alguien dispuesto a dedicar presupuesto a una continuación directa de la que claramente fue una obra de culto o, incluso, a lo que me parecería más delirante: a un port de la misma para sistemas de escaso ‘target‘. En dicho caso, tampoco encontraríamos mejores noticias, pues eso conllevaría la no exploración de nuevas temáticas o sistemas de juego por parte de la que, considero, es una de las desarrolladoras más infravaloradas de los últimos tiempos. Espero que el rocío de las mañanas, con el paso de las días, rellene más y más mi vaso, con tal de acabar viéndolo medio lleno. Pondré de mi parte para que así sea. Palabrita.