Una decisión acertada para mejorar la experiencia
Hace ya una semana que salían a la luz los primeros rumores de lo que posteriormente terminaría configurándose como la sexta entrega de Far Cry, frutos de un error de la Store de Hong Kong que acabaron siendo confirmándose a las pocas horas por la propia Ubisoft en clave de teaser, siendo el título presentado oficialmente por la puerta grande el pasado domingo en el evento Ubisoft Forward. Como de costumbre, su anuncio no supuso más que el pistoletazo de salida a una retahíla de detalles y anuncios que se irán dando a conocer sobre la entrega durante los meses venideros con tal de alimentar nuestras expectativas. Con la llegada de los primeros de ellos, para variar, la nueva aventura de la compañía francesa ya ha sido puesta en el punto de mira de muchos; en esta ocasión, por llegar a España con el doblaje original en español latino, en lugar de en el castellano clásico al que estamos acostumbrados. Los textos – menú y subtítulos -, por su parte, sí llegarán completamente localizados a nuestro país.
Una batalla constante
Desde hace mucho tiempo – ahora, con las redes a nuestra mano para juzgar y comparar de manera más rápida – uno de los debates principales entre las comunidades castellana y latina ha residido en el doblaje de los productos culturales que han compartido. Por mero costumbrismo, dejando al lado la objetividad, las valoraciones sobre la interpretación o los tecnicismos, ambos territorios han pensado y piensan que su doblaje es superior al otro, llegándose a comparar constantemente voces de personajes de series o películas, frases de estas o incluso el título original de la obra, que a veces se ve modificado (véase el caso de Homer y Homero, protagonista de Los Simpsons, o la película de El Joker/El Guasón).
Far Cry 6 se desarrolla en una isla ficticia del Caribe y, siendo sincero, dicha decisión, en pos de incentivar una mayor inmersión en el mundo de juego, debería de contar con un peso mucho mayor a cualquier opinión personal. No obstante, su anuncio corrió por las redes como la pólvora, explotando en nichos de la comunidad “gamer” que no tardaron en manifestarse achacando la decisión de la manera menos infundada posible a un ajuste del presupuesto (como si Ubisoft necesitara ahorrar costes de cara a la llegada de la nueva generación) y llegando a escribir barbaridades tales como que “si no quisieron jugar a Far Cry 4 en tibetano, tampoco iban a querer jugar a Far Cry 6 en latino”.
Otros han querido aprovechar la ocasión para hacerse eco de lo que el sector de videojuego está sufriendo últimamente. Las constantes críticas de fans que no están de acuerdo con decisiones, y que con la máxima de las prepotencias se atreven a sugerir modificaciones sobre el argumento o incluso juzgar la propia intención del autor con su obra, véase el caso de The Last of Us Part II o el recién anuncio de que en Assassins Creed Valhalla la protagonista podrá ser una mujer, son más dañinas y notorias ahora que nunca. Critican los movimientos de forma negativa y sobre todo injustificada, en la gran mayoría de casos sin tan siquiera estar interesados en la obra, y sin contemplar perspectivas ajenas a la propia. Sin ir más lejos, en Latinoamérica han tenido que “sufrir” cómo muchos juegos han llegado en castellano por simplemente tratarse el nuestro de un mercado más emergente, sin buscar – en la amplia mayoría de casos visibles – una guerra entre continente y península.
Miedo al cambio
Con el avance sociocultural de los últimos años, me cuesta entender cómo todavía hay tanto miedo y negación al cambio que se produce en prácticamente cualquier ámbito de nuestra sociedad. Para muchos, el público que se niega a aceptar que un personaje tenga una orientación sexual diferente, que la protagonista canon de Assassin’s Creed sea una mujer o que un juego llegue a nuestras tierras con su doblaje original es poco más que una minoría. Gente que, al grito de progre contra sus supuestos opuestos, menosprecia el arte, que no consume otras vías de expresión, y que intenta convencer al resto de lo erróneo de algunas decisiones de diseño que, en ocasiones, simplemente no se amoldan a su manera de pensar. No digo que no estén en lo cierto, pero es, sin lugar a dudas, una minoría muy ruidosa. Y si una minoría así, tan dañina y tan poco respetuosa con el prójimo, logra hacer eco de su mensaje, es porque la sociedad lo sigue permitiendo y facilitando, al menos hasta cierto punto.
Como jugador y amante del mundo cinematográfico, estoy a favor de que Far Cry 6 llegue a mi país con su doblaje original, tal y como en el pasado lo hicieron Narcos o Coco, en pos de potenciar mi inmersión considerablemente. De paso, me gustaría manifestar mi descontento total contra esa absurda batalla que existe entre ambos doblajes; sobre cuál es mejor y cuál es peor. Disfrutad del producto tal y como os llegue: su versión original siempre será mejor – al menos, más acorde con la visión del autor – que su versión doblada, pero disfrutemos de estas últimas si son de nuestra preferencia. Dejemos a un lado esas comparativas y rechazos que solo hacen mayor esa bola de odio, y quedémonos con los videojuegos que nos gusten. Los que no, que los disfruten otros.