Tu dinero, mis reglas
Mi compañero Juan Pablo Corella firmaba este pasado sábado uno de sus mejores artículos del mes. Dedicado a los remakes de Pokémon Diamante y Perla que durante tanto tiempo llevaba esperando – a mi juicio, también horrendos – y surgido de la decepción y la impotencia que le habían provocado tanto dicho Pokémon Presents como el State of Play del pasado jueves y el Nintendo Direct de la semana pasada – ya os digo yo que su texto no entraba en nuestra planificación original -, en él anticipaba la apertura de un melón que merecía un artículo aparte: la movida de Final Fantasy VII Remake Intergrade y PlayStation Plus, o dicho de otra forma, por qué Square Enix ha decidido ofrecer el título original como uno de los juegos del mes de marzo para suscriptores a unos escasos tres meses del lanzamiento de la versión mejorada.
Llevo procesando esta posibilidad, recientemente corroborada de manera oficial, desde que se dispararon los primeros rumores hace más de una semana. Aunque tenía muy poquita confianza depositada en ellos (igual que en los que señalaban a Kena: Bridge of Spirits como uno de los juegos del mes de marzo; ojalá hubiesen sido esos los confirmados), no podía evitar pensar en cómo la incursión de la aventura de Cloud Strife en el servicio iba a suponer uno de los más importantes desembolsos de la división PlayStation en la historia de Plus. Y es que, al fin y al cabo, esto no deja de ser – utilizando un vocabulario respetuoso con Avalancha – un atentado económico contra Square Enix, contra el desarrollo de un producto galardonado pero carísimo, y contra el fan que lo compró de supuesta oferta la semana pasada por treinta euros.
Desconozco cuántos millones le habrá costado a Sony la adscripción del JRPG de acción a su servicio premium, pero es sin lugar a dudas una decisión que se antoja llamativa, muy curiosa, especialmente por el marco temporal en el que se ubica – se hizo pública un día después de que Intergrade se presentase en sociedad – y por las acciones que se han tomado para subsanar tal daño. Y es que, efectivamente, hay cabida para una molesta, parcialmente incomprensible e incluso contradictoria letra pequeña: la edición de Final Fantasy VII Remake para PS4 ofrecida en PlayStation Plus no permitirá acceder a la versión digital de PS5 una vez esta se ponga a la venta el próximo junio. Es aquí donde entran las dudas, los problemas; donde mi percepción de lo que en otras circunstancias sería un puñetazo sobre la mesa por parte de una Sony interesada en captar la atención de nuevos nichos de mercado se diluye en un mar de incógnitas y transacciones de alto nivel. ¿Cómo se pretende que actúe la comunidad tras un movimiento así?
Entiendo que, en una búsqueda por tratar de reducir el impacto de esta afiliación sobre el inminente estreno de Intergrade se haya querido imposibilitar el acceso a la mejor versión del juego para instar a los fans y/o aquellos interesados en disfrutar de la propuesta en su máximo esplendor a pasar por caja. No obstante, ¿acaso gran parte de ese nicho no habrá accedido ya a la edición original, teniendo la posibilidad de actualizar a la nueva versión sin coste adicional? ¿Acaso no estamos ante una jugada más enfocada hacia el nuevo público, a captar usuarios inicialmente no interesados? Y en tal caso, ¿no sería algo descarado confiar en que dicha comunidad quiera disfrutar tanto de la propuesta que opte por replantearse su compra en edición next-gen en lugar de jugarla gratuitamente vía retrocompatibilidad? En definitiva, ¿qué se gana aquí privando a los poseedores de la edición de PlayStation Plus de su correspondiente upgrade?
No sé si se gana algo, pero desde luego, sé que algo se pierde, pues es probable que muchos suscriptores, tan solo por el peso que el nombre de la saga tiene sobre sus hombros, quieran darle una oportunidad, y acaben jugando la peor versión de la aventura en lugar de enamorarse de la nitidez de sus rostros, de la fluidez de su combate y, esperemos, de su ahora correcta carga de texturas. Porque hacer la pirula con una de las sagas más queridas de la historia puede salir bien, pero el riesgo de dejar insatisfecho – e incluso enfadado – tanto al fan acérrimo como al nuevo público está ahí, y es bastante más reseñable que las cinco pesetas que pueden buscarse entre los cojines de los afiliados a PlayStation Plus que finalmente quieran dar el salto a la nueva generación, o directamente disfrutar ahí de uno de los mejores juegos de 2019. Los experimentos, con gaseosa.