Reabriendo viejas heridas
Cuando surge el tema de la preservación, uno de los mayores apoyos que tiene es la retrocompatibilidad, que un juego con bastantes años a las espaldas pueda ser disfrutado el mayor tiempo posible. Por desgracia, el videojuego está intrínsecamente ligado a la tecnología del momento, y ejecutar un programa en una plataforma para la que no fue diseñada es un calvario. Cada sistema es único, trata su propio lenguaje interno y realiza una serie de operaciones concretas (no debemos olvidar que los ordenadores son calculadoras con altas dosis de esteroides). Puedes hacer un port, pero eso significa tener que cambiar código del original o directamente reescribirlo entero. Otra opción es la emulación, que no suele garantizar un resultado perfecto al estar recreando la arquitectura de la máquina original, pero permite añadir modificaciones a los juegos, cambiar las texturas, etc. Por último, si la arquitectura y el sistema operativo lo permiten, podemos jugar directamente en una consola sucesora, que no salvará al juego para siempre, pero al menos alargará su vida un poco más.
Estamos a nada de entrar en la nueva generación con las nuevas consolas, y en ambos casos se ha hecho mucho énfasis en este tema. Sony renegaba al principio de esta opción para PlayStation 5, aunque en los últimos meses ha cambiado de idea y ha conseguido que la inmensa mayoría de su catálogo sea retrocompatible, dejando atrás algunas demos y títulos menores. Aquí es donde entra P.T., ese teaser del cancelado Silent Hills que dejó a la industria patas arriba no solo por añadir un giro extra al género del Tren de la Bruja, sino por su retirada de la tienda tras salir Kojima de Konami.
Los pocos afortunados que tenían instalado el juego vendieron sus consolas a precios desorbitados, y aunque el juego recibió tributos en PC y recreaciones por parte de estudios independientes, es prácticamente imposible jugarlo. Un periodista de GamesRadar que ya dispone de una PlayStation 5 en sus manos probó a descargar el juego al estar vinculado a su cuenta, y sorprendentemente pudo jugar un rato. Por desgracia, Konami ya pidió a Sony que se retirara también esa opción, pero que haya sido posible durante un par de días solo añade más sal a la herida.
Siendo realistas, tiene todo el sentido del mundo: si no querían que estuviese en una consola, no quieren que esté en otra. Rescatar P.T. ya no es sólo porque el juego sea bueno o no, sino porque sabemos cómo es Konami. Esa demo de hora y pico es un pequeño trozo de historia, porque puedes tener todas las recreaciones que quieras, pero no va a ser lo mismo. Si ya de por sí es difícil preservar un medio como el nuestro, no es agradable que te sigan poniendo palos en las ruedas.
P.T. para Konami es un símbolo de la vergüenza, de malas decisiones y de ganarte el odio de todos los jugadores
Quejarse va a ser completamente inútil, como ya ocurrió en su día, pero duele. P.T., siendo una simple demo, supo entender a la perfección qué esperaba el público, y pese a abandonar por momentos esa sutileza en el terror que caracteriza a la saga, era algo más. Aún recuerdo los foros llenos de teorías, con todo el mundo intentando descifrar los mensajes crípticos y el funcionamiento de algunos puzles, como el momento de tener que hablarle al mano. Gracias al juego, tenemos Resident Evil VII, uno de los mejores survival-horror que hemos tenido en años, resucitando otra saga que se creía muerta por completo. Pero para Konami no. Para Konami es un puñal que siempre van a tener clavado, que recuerda cómo puedes tener a uno de los mejores diseñadores de la industria, con una expectación inimaginable, y de un día para otro derrumbar el castillo por completo. Tiene sentido que no quieran saber nada más de ello.