Del paraíso al purgatorio
Promise Mascot Agency es el juego más reciente de Kaizen Game Works, los creadores de mi amadísimo Paradise Killer. A pesar de las diferencias que saltan a la vista entre ambas obras, las dos poseen una esencia muy similar no sólo en cuanto a que la fórmula del gameplay es más parecida de lo que podría parecer en primera instancia, sino que además el cómo están escritos los personajes, lo fácil que es diferenciar a cada uno por su distintivo diseño –en especial las mascotas– y por su personalidad, aunque, en esta ocasión, se sientan más unidimensionales que en su obra ópera prima.
Y es que la razón principal por la que quise darle una oportunidad a Promise Mascot Agency fue precisamente por lo mucho que me había gustado Paradise Killer (y dejaré de hablar de éste ahora, lo prometo). No es que esta nueva obra luciese mal, pero cada vez que veía imágenes e incluso tráilers no podía entender de qué iba el juego en términos generales.
Y lo entiendo, porque hablar de un juego en el que encarnamos a un ex-yakuza que debe manejar una empresa de gestión y reclutamiento de mascotas –en el sentido de figuras que hacen de representante de una empresa, no de animales–, con un sistema de apoyo a éstas con un juego de cartas en el que usamos “héroes” con distintas habilidades y rarezas. Todo esto mientras nos desplazamos dentro de un pequeño pueblo en Japón a modo de mundo abierto en el que nos únicamente en una camioneta vieja, que, a pesar de su estado, posee nitro y puede saltar (y más habilidades que se van desbloqueando a medida que se encuentran ciertos objetos en la ciudad en la que se desarrolla la historia), mientras debemos pagar la deuda de la matriarca de nuestra familia criminal y resolver el misterio de una maldición que se cobra la vida de cada yakuza que entra al pueblo y una red de corrupción y entablar amistades con los comerciantes locales y ayudar al desarrollo del pueblo y puedes cambiarle el diseño a la uña del dedo meñique gigante que nos sigue a todas partes y…
Mejor 100 pájaros con una piedra que uno en la mano… o algo así
Sí, puede parecer demasiado que Promise Mascot Agency maneja demasiadas cosas a la vez visto desde afuera, pero el juego va introduciendo cada aspecto jugable y a cada personaje a buen ritmo, sin sentirse demasiado tutorializado ni tampoco lanza todo a la parrilla de inmediato al punto de que resulte abrumador, resultando en unas primeras horas muy atrapantes, siendo su punto más fuerte, sin duda alguna, los protagonistas: Michi, el ex-yakuza, expulsado de su familia tras arruinar un negocio por proteger a su hermano de juramento y Pinky✰, una mascota-dedo-meñique-gigante que, he de admitir, me desagradaba mucho estéticamente antes de comenzar el juego, pero me ganó casi de inmediato con su personalidad. Si he de describirla de alguna forma: es como Teddy de Persona 4 si éste no fuera ni molesto ni un acosador sexual, aunque no por eso no tiene sus defectos que lo hacen un personaje con características definidas y no un acompañante sin carácter ni mucho menos un lameculos.
Tras el negocio fallido, Michi llega al decadente pueblo Kaso-Machi –el cual carga una maldición que le cobra la vida a todo yakuza que ose poner un pie dentro, a veces matándolos en días y otras puede tardar hasta años– a hacerse cargo de una agencia de mascotas venida a menos,
Mi segundo aspecto favorito de Promise Mascot Agency fue sin duda su estética, la cual mezcla un estilo parecido a la baja resolución de los VHS noventeros con el vaporwave que predominaba en Paradise Killer (ahora sí, última mención). El soundtrack también resulta muy agradable y nunca en mis veinte horas de juego sentí que las canciones se repitieran demasiado, todo lo contrario: me gustaría seguir –y seguramente lo seguiré haciendo– escuchando la banda sonora de vez en cuando.
Mi verdadero problema con el juego nace del hecho que, durante esas veinte horas –y sobre todo pasado el efecto de la novedad de la premisa–, el juego se siente muy repetitivo e incluso formulaico en ciertos aspectos.
Tradiciones

Pasé más 20 horas con Michi. Solo puedo decir que, si algo le pasa, los mataré a todos, y después a mí mismo
El gameplay de Promise Mascot Agency en sí es bastante sencillo: recorremos el pueblo buscando a una mascota para la agencia, le creamos un contrato lo suficientemente atractivo para que se una a la agencia, lo mandamos a trabajos de variada dificultad y que requieran una mascota con un rasgo específico, del cual cada una posee dos diferentes. Podemos sumarle un objeto de ayuda, los cuales tienen un porcentaje predeterminado de posibilidad de asegurar el éxito del trabajo y de rellenar la energía –o en este caso llamado aguante– de ésta, la cual irá disminuyendo con cada trabajo al punto de no poder seguir trabajando hasta que recupere un mínimo de aguante. Si ocurre algún incidente tenemos la opción de ayudarla a través de un minijuego de cartas con “héroes” que vamos recogiendo a medida que avanzamos en la historia o que vamos encontrando esparcidas como coleccionables en el pueblo. Si logramos vaciar la barra de la amenaza dentro del límite de tiempo, recibiremos un bono extra por el trabajo y, si no, una penalización.
Éste es el loop jugable principal, el cual repetiremos durante todo el juego y que variará en qué tan divertido se mantenga a través de la historia según nuestra tolerancia a este tipo de fórmulas que, siendo franco, se han usado hasta el cansancio a estas alturas.
Lo que hace destacar a Promise Mascot Agency, sin embargo, son sus personajes. La historia en sí es lo suficientemente competente para mantenernos interesados y va volviéndose más interesante entre más pasa el tiempo, pero son quienes la protagonizan quienes nos mantendrán emocionalmente vinculados a la obra lo suficiente para, en el peor de los casos, tolerar el gameplay si es que éste no es de nuestro agrado. En mi caso lo disfruté, pero sí que comencé a perder el interés por encontrar todos los secretos y coleccionables en la recta final y, si lo seguía haciendo, fue más por el TOC que me producen los puntos de interés esparcidos por los mapas de los juegos que por genuino disfrute.
Promesas cumplidas
Al final del día, Promise Mascot Agency es un juego redondo: sin bajos muy bajos pero tampoco con altos que sobresalgan demasiado. Dejando de lado mi debilidad por las historias de yakuza apegados a su honor y familia frente a todo, que fue lo que más me marcó a nivel personal, la experiencia sigue siendo disfrutable aún si esto no es algo que les llame la atención. Lo que hecho en falta es que tuviese un factor jugable que lo hiciera más único. La premisa es inédita y bizarra y las vibes que producen su soundtrack y su estética le otorgan un toque que lo hace destacar del montón de inmediato, pero estos factores sólo pueden compensar hasta cierto punto el hecho de que el juego se basa en una fórmula que, adornos aparte, está demasiado manida.
Esta crítica ha sido realizada con una copia para Steam cedida por Neonhive PR.