No es Oro todo lo que reluce

Siempre miramos al mundo a través de nuestros ojos, a través de un prisma creado con el paso del tiempo y desarrollo de experiencias, el cual evoluciona junto a nosotros y nos concede una visión única, una perspectiva de las cosas que pasan a nuestro alrededor que el resto de gente puede llegar a intentar acercarse, pero que por mucho que lo intente no lo conseguirá. Esta particular visión deforma el mundo para que se amolde a nuestra percepción, y hay veces que debido a esto nos perdemos. Un cambio radical en nuestra captación de los hechos, ya sea por un suceso trágico o porque simplemente hemos cambiado como personas, puede alterar de manera radical todo nuestro entorno y cómo lo percibimos. Todo lo comentado hasta ahora no tiene por qué ser algo malo, ni de lejos, pues es un hecho que cada persona tiene un punto de vista único, y no hay nada incorrecto en ello, el fallo está cuando no pensamos que el resto de las personas poseen su propia visión de los hechos, siendo esta posiblemente bastante distinta a la nuestra. Un ejemplo bastante claro puede ser uno de los últimos lanzamientos para Nintendo Switch, la cuarta generación de Pokémon que ha aterrizado en la consola híbrida y, viendo lo visto durante el periodo previo al lanzamiento, apuntaba a que sería un gran fracaso, siendo absolutamente todo lo contrario una vez estos han llegado al mercado.

Pokemon

No fueron pocas las personas que tras el lanzamiento de los primeros vídeos promocionales recalcaron los fallos que encontraban tanto en Pokémon Diamante Brillante como en Pokémon Perla Reluciente, desde el apartado gráfico como a los errores que iban viendo conforme pasaba el tiempo, siendo uno de los más importantes el descarte que hicieron del contenido incluido en la tercera entrega, Pokémon Platino, que no solo paliaba algunos de los errores fundamentales presentes en las dos otras entregas, sino que servía como un nexo común donde confluían las mejores decisiones de los títulos y que además añadía un contenido nuevo que terminaba de dar forma a una de las generaciones más queridas, siendo una de las favoritas sobre todo para mi generación, pues supuso la puerta de entrada a la saga a mucha gente de mi edad y sus alrededores. ¿Y qué es lo que ha pasado una vez los juegos han llegado a las tiendas? Han arrasado como pocos lo han hecho. Desde el día de su lanzamiento y hasta este momento, el número de ventas alcanzadas por estos juegos en Japón de manera física llega a los 1,4 millones, una auténtica barbaridad si tenemos en cuenta que las últimas entregas de la saga original, en este caso Pokémon Espada y Escudo no llegaron a esos números durante el mismo periodo, aunque se quedaron francamente cerca (1.364.544). Este caso de éxito no ha sido único en Japón, pues en Reino Unido, otro de los mercados desde el que más noticias de ventas nos llegan, demuestran los aplastantes resultados de estos dos juegos, ambos por encima en el ránking del resto de contendientes, y convirtiéndose en uno de los más exitosos del año, incluso aquí en España ha sacado músculo, superando a los remakes de la primera generación, duplicándolos incluso.

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Que venda mucho no implica que sea un buen trabajo. Esta relación no debería de existir ni para un lado ni para otro, simplemente tendría que desaparecer. Estos Pokémon Diamante y Perla han recibido críticas justas, y se están analizando para sacar la mejor información posible, pero son una realidad, y están por aquí (qué pensaría el Ignacio del pasado, quien publicó este artículo cuando surgieron rumores de estos juegos, al ver todo esto) vendiendo de manera muy correcta sobre todo teniendo en cuenta que no ha sido realizado de primera mano por Gamefreak, sino que el trabajo se debe a la empresa ILCA, quienes pueden estar orgullosos por los números, pero sin dormirse en los laureles pues todavía hay mucho trabajo por hacer.