Decisiones cuestionables y odiosas comparativas
En el mundo de los videojuegos, pocas franquicias existen que, sea cual sea la fórmula que apliquen a sus entregas, llaman la atención de todo el mundo, y aunque sean licencias de Nintendo las que habitualmente gozan de este tratamiento por parte de los usuarios, creo que ninguna tiene el mismo grado de alcance que Pokémon, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva. Y aunque en lo que a la saga principal se refiere, no hay entrega en la que no se critique a Game Freak por diferentes motivos, aunque el siempre presente es la excesiva infantilización de su propuesta, alejándose de los jugadores tradicionales, que son a la vez los que siempre están ahí apoyando a nivel de ventas, que de cara a Nintendo, es lo que cuenta al final.
Y por más que las entregas de corte más clásico puedan criticarse, no deja de ser curiosa la acogida que tiene cada propuesta, por pobre o absurda que pueda llegar a ser, que llega al gran público. Y no es necesario apuntar a Pokémon GO, la nueva gallina de los huevos de oro para Game Freak (aun compartida con Niantic), pero claramente es la referencia que debería tener la nueva apuesta basada en la franquicia, Pokémon Unite, el salto a los MOBA en formato free-to-play (aunque con maniobras cuestionables), que no ha llegado a hacer demasiado ruido en los meses previos a su lanzamiento, y que tras la explosión inicial, apenas una semana después parece ya haber caído en el olvido en esta era de títulos que parecen sucederse a un ritmo de vértigo.
Uno podría pensar que es por el género elegido, pero si hay algo que mueve pasiones y comunidades es el correspondiente a los MOBA. No hace falta recurrir al archiconocido League of Legends, sino que con acudir a aquellos considerados más “pequeños” como Smite o Paladins podemos dar cuenta de la magnitud de este tipo de juegos. Y si bien Pokémon Unite cae en un grave error que parecía solventado hace tiempo, con micropagos que tienen un efecto jugable en la partida, más allá de cambios cosméticos (los cuales no hacen daño a nadie por el mero hecho de existir), creo que su mayor problema es, una vez más, el factor Nintendo que inevitablemente va a estar presente.
Y por factor Nintendo, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, me refiero a todas esas decisiones de diseño, lógica y negocio que pretenden que el ecosistema (plataforma, género, comunidad, etc…) sea el que se adapte a su propuesta, en vez de hacerlo a la inversa, como cabría esperar en situaciones normales. Pero como siempre, la multinacional japonesa juega en otra liga, y si la tendencia es que los juegos, por más que sean de acceso gratuito (a destacar también que no requiere de una suscripción a Nintendo Switch Online para jugar, cosa que no debería sorprender, pero con Nintendo, nunca se sabe), es que dispongan de suficiente contenido hasta que las actualizaciones sean necesarias, en este caso contamos con pocos personajes en plantilla. Y solo es una muestra de un proyecto que, salvo que haya un cambio de rumbo notable, está condenado a la irrelevancia apenas una semana después de llegar a Nintendo Switch, plataforma en la que más probabilidad de éxito debería tener.
Un lanzamiento en móviles, a no ser que amplíe exponencialmente las posibilidades de juego, no va a atraer excesiva de usuarios. ¿Para que voy a jugar a Pokémon Unite si tengo a mi disposición alternativas como Wild Rift, planteado en exclusiva para la plataforma y con un plantel de personajes gigantesco en comparación?