Cuarta generación, de transición
Todos aquellos que hemos que hemos crecido con la serie Pokémon tenemos en un lugar especial a alguna de las entregas. Bien la primera que pudimos probar, o en mi caso, el primer juego que fue mío como tal, ya que hasta entonces eran siempre cartuchos prestados, y el viaje por Sinnoh fue el primero que exploté al máximo. Pokémon Diamante (así como la otra edición, Perla), fue dicho título.
No cambies la base, solo los detalles
Si bien la cuarta generación no supone un cambio abrumador a nivel narrativo (como si fue, hasta cierto punto, su sucesora, con Pokémon Blanco y Negro, y sus respectivas secuelas) ni a nivel de mecánicas, si que incluye uno de los cambios más relevantes desde los comienzos de la saga, el hecho de que cada ataque corresponda a Ataque o Ataque Especial de manera individual, sin estar ligado al tipo del movimiento. Esto, pese a que tuvo su mayor consecuencia en el juego online y competitivo, también ayudó a que ciertas especies que tradicionalmente quedaban restringidas por dicho aspecto, como Gyarados, a ser al menos jugable en casi todos los ámbitos.
Esto, por suerte, no afectó a poder transferir nuestros Pokémon de las ediciones anteriores, como si hizo el paso de Oro/Plata/Cristal a Rubí/Zafiro/Esmeralda, aunque teníamos como requisito haber completado la aventura principal previamente para poder hacerlo. Desde luego, y aunque la trama no es tampoco nada excepcional, es en absoluto mejor que la correspondiente a la tercera generación, con un equipo enemigo mucho más coherente, el equipo Galaxia, que aunque como en todas las versiones tiene como reclutas a simples peones, cuenta con unos planes más definidos (en contraposición al Equipo Aqua o Magma, prevee las consecuencias de sus planes, aunque no llega a conseguir ejecutarlos) y con líder y ejecutivos mucho más carismáticos y complejos.
Región nueva, pero no todo lo es
Uno de los mayores aciertos de la Quinta Generación fue, además de incluir una región totalmente nueva y 156 criaturas totalmente nuevas, la manera de implementarlas en la aventura, siendo las únicas que aparecen hasta completar la historia principal, y la sensación de exploración y novedad es constante debido a ello. Sin embargo, este par de ediciones logró transmitir esta sensación de otras formas, mucho más sutiles, pero que con la dedicación necesaria se podían observar, como los árboles de Miel, el Subsuelo (versión mucho más extendida del concepto de las bases secretas visto en las entregas anteriores) o el regreso del ciclo horario.
Algo que si resulta novedoso es la selección de personajes que nos encontramos en esta edición. Volvemos a carecer de una figura paterna, pero nuestra madre tiene una relevancia a nivel jugable, pues participa en algunos concursos de Ciudad Corazón, además de cumplir funciones habituales como entregarnos las deportivas o curar nuestro equipo cuando la visitamos.
Por otro lado, nuestro rival vuelve a ser eso, alguien con quien medirnos, como sucediera en la primera generación, sin ser un antagonista (como sucede en la segunda). Omito el caso de la tercera generación porque Blasco no me parece un rival real, papel que ocuparía Aura o Bruno, que no deja de ser un compañero de viaje, de forma indirecta. En esta ocasión, y en parte motivado por el carácter impaciente que se le da, supone hasta cierto punto una pequeña molestia con la que hay que lidiar, punto que todo rival debería tener, en mi opinión.
¿Aprovechando las posibilidades de Nintendo DS?
Sin embargo, y por más que este par de entregas sean mis favoritas, creo que el verdadero logro de estas es la adaptación de la fórmula a una nueva consola, aprovechando además las posibilidades que esta aporta. Y no, no me refiero a la pantalla táctil, de uso prácticamente anecdótico, sino a la vuelta del sistema día y noche (que ya mencioné antes, con la vuelta de distribución horaria e incluso diaria para la aparición de Pokémon en algunas rutas) , por ejemplo, o la implementación de la conexión Wi-Fi al juego, con combates e intercambios con todo el mundo disponibles gracias a este sistema.
Desde luego, este último detalles justifica por completo Pokémon Perla y Diamante (pregunta que en muchas ocasiones se hace con la saga), y sirve como una base excelente para lo que vendría después. Si habrá artículo acerca de sus sucesores, no lo sé, pero en caso de volver a disfrutarlo, habrá secuela de este artículo.