Illo, qué bochorno
Hubo un tiempo en el que M. Night Shyamalan era el hijo pródigo de Hollywood. El director de películas como El Sexto Sentido, El Protegido o El Bosque, antes de hostiarse irremediablemente con The Last Airbender y After Earth, pudo presumir durante muchos años de estar tocado por una varita mágica. Gracias a su pasión por el misterio el artista indio se fraguó un nombre que, a todas luces, era sinónimo de esos “giro de guion” que tanto apasionan a cierto sector del público. Yo entre ellos, no voy a esconderme. Y precisamente esos finales tan inesperados son los que hoy, tras ver los recientes movimientos de PlayStation 4 y Xbox One, nos reúnen en esta sagrada casa para hablar de cómo Sony y Microsoft han reconducido sus caminos gracias a sus aciertos y fallos.
Esta PlayStation 4 está muy viva
Sigamos con las referencias al cine. En Weekend at Bernie’s, conocida en España como Este muerto está muy vivo, Larry y Richard tienen que disimular que Bernie está muerto. Es un resumen muy vago de esta comedia típica de finales de los 80, si te intriga la tienes en Netflix. X, vamos al quid de la cuestión. Hace escasos días se confirmó que Sony ampliará la vida útil de PS4 debido a la escasez de PS5. Esto, sumado a la decisión de lanzar en dicha plataforma títulos como Gran Turismo 7, Horizon: Forbidden West y God of War: Ragnarok (ejem, Charlie, me gustaría analizarlo) constata una realidad: la compañía nipona no se atreve a dar el salto definitivo a la nueva generación.
Desde las declaraciones iniciales de Jim Ryan, aquellas en las que aseguraba que PS5 sería una “ruptura total” con lo establecido, ha llovido mucho sobre el tejado de Sony. Apuestas por lo intergeneracional, pocos lanzamientos exclusivos en su nueva consola y, como conocimos hace menos de 50 horas, volver a incrementar la producción del sistema anterior.
Sin duda, la compañía nipona ha demostrado que no ha sido capaz de acometer como debía la nueva generación, ya que los usuarios de la misma seguimos sin encontrar motivos que justifiquen el desembolso que hicimos. La sequía de lanzamientos, que finalizará en unas semanas cuando la secuela de Horizon llegue al mercado, es incapaz de ocultar lo bien que están haciendo las cosas en la acera de en frente.
¿Conoces a Xbox One?
Seguimos con las referencias al séptimo arte. ¿Conoces a Joe Black? es una revisión del clásico Death Takes a Holiday (1934). En este filme, Joe Black es la personificación de la Muerte y tiene una misión importante que cumplir. Y ojo, que la muerte es el Brad Pitt de finales de los 90, a ver quién no se iba de la mano con él. Adentrándonos en materia, la jugada de Microsoft con la nueva generación solo puede clasificarse como “magistral”. Su decisión de apostar por un lanzamiento de dos sistemas simultáneos, uno con mayores capacidades y otro algo más “capado” y exclusivamente digital, se ha terminado convirtiendo en un factor determinante que le está diciendo al sector cómo se tienen que hacer las cosas.
Gracias a esta jugada, la compañía de Redmond ha podido anunciar tan ricamente que descontinuarán la producción de cualquier sistema de la familia de Xbox One. De hecho, parece ser que esta decisión la llevaron a cabo a finales de 2020, momento en el que enfocaron todos sus esfuerzos en producir las Series X y S necesarias para cubrir la demanda. A fin de cuentas, si te quieres adentrar en la nueva generación de la mano del gigante verde, tienes la opción premium y una low-cost que ofrecen lo mismo con pequeñas diferencias. ¿El meme de “jugada maestra”? Exacto.
A toro pasado…
Es fácil hacer predicciones con todas las cartas sobre la mesa y el tiempo de nuestro lado. Cuando dimos el salto a la nueva generación muchos, y me incluyo, no entendimos el movimiento de Microsoft con Xbox Series S. Apostar por un modelo digital con menos prestaciones se veía como un tiro en el pie, un movimiento arriesgado que canibalizaría ventas. Hoy, casi 15 meses después, es una decisión brillante que les ha permitido afianzarse en ventas y cubrir un nicho de mercado que Sony no está sabiendo abarcar.
De momento, una compañía ha demostrado que sabe afrontar esta situación tan complicada mejor que la otra. Con la crisis de los componentes en auge, los costes de producción se han elevado hasta límites no esperados y la construcción de estos sistemas tan queridos ha sufrido un frenazo en seco. Hoy, Microsoft puede presumir de colocar Series S a destajo en las casas de muchos de sus usuarios. Gracias a ello, renuncian a los lazos del pasado y, de hecho, siguen permitiendo que accedas a estos vía retrocompatibilidad. Sony, por su parte, se ha marcado un “olvidona” de manual, volviendo a producir en masa un producto que, a priori, habían despedido a finales de 2020.
¿El resultado? Veremos qué pasa en los próximos meses.