Sueños febriles de un explorador extraviado
Diario de ruta, año 4073, decimoctavo día del solsticio de verano, sigo sin saber cómo podré escapar. Sigo sin saber cómo huir de este planeta que poco a poco se va sintiendo un hogar, un sitio donde mis huesos reposarán eternamente, alejados de los brazos que le dieron calor. Echo de menos al amor de mi vida, echo de menos a los luceros que me iluminaban hace unos años cuando me estrellé contra esta maldita y herbácea roca, unos árboles que se han convertido en mi techo, una hierba que ha pasado a ser mi suelo, unas plantas en las que siento que mi conciencia se extiende, y en su interior almaceno todos los recuerdos que no quiero perder, solo quiero volver a casa. No sé cuánto tiempo me quede aquí, por ahora puedo sobrevivir, los Pikmin y Moss hacen todo cuanto pueden, y gracias a su inestimable ayuda soy capaz de seguir adelante. Es curioso lo que hace el tiempo, pues antes nuestras interacciones no pasaban de algunos pitidos que se traducían a simples órdenes, pero ahora, tras todo lo que hemos pasado juntos, soy capaz de escuchar sus réplicas en mi cabeza, siento su pensamiento colarse y arraigar en mi interior, y sé que ellos se sienten igual, ya que ahora somos capaces de hablarlo, es curioso cómo funciona este planeta y sus conexiones. No sé si toda esta información llegue a algn lado, si alguien es capaz de hablar con mi familia, decidles que les amé, y ojalá, en algún futuro no muy lejano, sea capaz de decírselo ellos, sentir su amor echar raíces dentro de mi otra vez, solo de pensarlo me brotan las lágrimas. Por favor, ayuda.
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Enviando mensaje……ERROR…ERROR…ERROR……………………….
Es simplemente curioso cómo ha cambiado la industria en los últimos años, y no me atrevería a decir que para bien precisamente. Hace no tantas generaciones atrás, éramos capaces de ver nuevos títulos aparecer, IPs que no existían y aterrizaban de la mejor manera posible, extendiéndose en el tiempo a través de sagas que, poco a poco, lograban hacerse con su hueco en la industria, inundado por el nicho y jugadores que ellos mismos habían creado. Había otras ocasiones en las que no era así, simplemente, en un alarde de “creatividad”, se creaba y se dejaba de lado, sin ser para nada malo, no todo tiene por qué tener una continuación, y es aquí donde quería llegar. Estas sagas, creadas hace ya un tiempo, siguen viviendo a día de hoy a base de sacar más y más títulos. Entre nosotros sigue existiendo The Legend of Zelda, Call of Duty, God of War, Halo, Assassin’s Creed, juegos de otra y otras épocas, que han existido, reexistido y vuelto a existir una y otra vez, adaptándose de una manera u otra a la época en la que vuelven a nacer. Puedo imaginarme cómo se sienten el resto de jugadores al respecto, sobre todo aquellos que se consideran fan, pero para mí, una persona que apenas ha jugado a las sagas nombradas y mucho menos a otras tantas, ver que los esfuerzos van dedicados a extender esa “nostalgia” (pues, aunque no sea el producto original, se les sigue teniendo cariño por lo que fueron y conocimos) me produce un poco de rechazo. Qué hago ¿empiezo la saga desde el comienzo para entender las bases que cimientan estos juegos? ¿Empiezo por el más reciente y más actualizado a los tiempos modernos? Temo que muchas veces elijo este camino, y algo así me ha ocurrido con Pikmin 4, el primero que juego de la saga, y posiblemente no el último.
Efectivamente, Pikmin 4 ha sido mi introducción a una de las sagas más queridas de Nintendo, tal vez no la más famosa, pero sí de las que mantiene a la gente durante tanto tiempo, y como no, llego tarde. Llego tarde para entender las referencias, a algunos personajes, su historia, e incluso las mecánicas, que toca aprenderlas de cero, el dandori no se hace solo. Pero, a pesar de todo esto, en ningún momento ha sido un impedimento, me atrevería a decir que todo lo contrario. Todos los tutoriales, todas las mecánicas que he tenido que aprender, todo el mundo y cómo afrontar los múltiples frentes que tienes una y otra vez, todo esto no ha sido una odisea, ha sido un paseo tranquilo y entretenido en el que he podido aprender sin presiones. Temía y mucho sentirme dejado de lado, apartado y marginado por venir sin formación previa, y lo que me he encontrado ha sido una puerta abierta no solo a los tiempos modernos, pues no se sienten los problemas que provoca la nostalgia en juegos modernos de sagas antiguas, sino a los nuevos jugadores. Pikmin 4 acoge a todas aquellas personas que llegan de nuevas con varios “modos de juego”, por decirlo de alguna manera, todos divertidos y con sus particulares premios, los cuales acabas coleccionando por inercia, haciendo del completismo algo entretenido de hacer de manera voluntaria, y he de recalcar que no soy ni de lejos fan de este tipo de mecánicas.
Me he encontrado, en más de una ocasión, absorto jugando al título, recogiendo absolutamente todo lo que encontraba por mi camino, estudiando cuáles son los mejores Pikmin para cada misión, e incluso lanzándome contra los enemigos repartiendo a mis fuerzas de ataque para que los afrontasen de la mejor manera posible, y lo más importante, reduciendo al máximo las pérdidas. Sin embargo, tal vez lo que considero más crucial en este juego es, sin lugar a dudas, a Ochin, nuestro fiel compañero… ¿perruno? Este nuevo añadido para la saga es el complemento ideal para la aventura, y me atrevería a decir que podría ser determinante para títulos posteriores (en caso de existir) solo por la versatilidad que aporta. Tener a todos los Pikmin recogidos en su espalda, aportar una rama mejorable que puede acabar convirtiéndolo en una auténtica bestia y el grado de movilidad que incluye son añadidos que, sin duda alguna, hacen de la experiencia una infinitamente más disfrutable, dejando de lado el tedio que suele ser moverse por mapas así. Desconozco si solo hará su aparición en una única entrega, como pasa con Pokémon y sus mecánicas, o si será algo permanente de aquí en adelante, pero para alguien que acaba de empezar, esto es sin duda alguna un compañero que debería de estar de base siempre, ahora solo falta poder acariciarlo.
La capacidad de atraer a nuevos jugadores alejados completamente de su hacer pasado, y atraparlos para que en ellos brote la semilla de la curiosidad
Siendo sincero, no esperaba que Pikmin 4 me acabase gustando tanto. No es un formato o modo de juego al que estuviese acostumbrado, como he dicho al comienzo de la crítica no había entrado a la saga hasta ahora, y tampoco sabía muy bien de qué iba, pero a pesar de ello me ha enganchado durante mucho tiempo, un viaje estelar que he disfrutado entero. Es cierto que este modelo de industria no es algo que me termine de gustar, seguir exprimiendo aquello que da un mínimo de dinero hasta la extenuación, pues por si no fuese poco un nuevo lanzamiento, ahora también contamos con los dos primeros juegos en la Nintendo Switch, permitiéndonos adquirir todos y cada uno de los juegos de esta saga en la misma consola. Entendemos la nostalgia como aquello pasado que en su momento disfrutamos y ahora nos recreamos, pero sigue presente de muchas maneras, entre otras cosas reviviendo continuamente para que no nos lleguemos a olvidar jamás de ellas. Un buen juego que sufra de esta maldición no se mide por cuánto nos recuerde a sus predecesores, bañándose en una gloria que no es suya, que no le pertenece, sino por la capacidad de atraer a nuevos jugadores alejados completamente de su hacer pasado, y atraparlos para que en ellos brote la semilla de la curiosidad, y eso es algo que Pikmin 4 logra con creces.
Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por Nintendo.