Sentimientos terrenales en el más allá
¿Conocerán las estrellas nuestras historias?
¿Conocerá esta tierra nuestra
el sentido de nuestra vida?
¿Los pasos que dimos
y las veces que caímos?
¿Conocerá el rayo que parte el cielo
el fuego que prendió en los corazones?
¿Conocerá la luna el movimiento de las mareas? ¿El tremor agitarse y batirnos?
¿Conocerán las nubes la paz brindada?
¿La salvación otorgada?
¿Conocerá el Sol nuestra vida?
¿Nuestros miedos? ¿Nuestra muerte?
¿Conocerán a los que quisimos
nuestros sentimientos?
¿Conoceremos lo que sintieron?
¿Nos conoceremos?
Nace el temor
Contiene spoilers sobre el juego y su trama. El miedo a la muerte es algo innato no solo en los seres humanos, sino que también arraiga bien profundo en el resto de especies, y no solo por el pensamiento que generamos sobre el tema, ese miedo que sentimos fuertemente en cuanto lo recordamos, pues la existencia misma está supeditada a este temor primigenio. El instinto de supervivencia es una de las muchas cosas que nos unen a los animales, pues por mucho que nos intentemos diferenciar de ellos creyéndonos mejores, estos, al igual que nosotros, buscan la persistencia de su especie y legado a través de diferentes medios, como las relaciones sociales y las manadas. Toda nuestra existencia consiste en eso, simplemente sobrevivir al paso del tiempo todo lo que podamos, y en caso de no ser así, intentar asegurarnos que, de una manera u otra, nuestro legado perdure, pero siempre quedará el miedo de que esto no sea así, y caigamos en el olvido infinito que solo el vacío deja. Todos estos sentimientos obviamente los tenemos antes de dar el paso, las dudas de qué hay más allá, qué será de nosotros y demás, pero no es muy común, por lo menos en un medio como el de los videojuegos, ver qué había realmente en el más allá, y no en el sentido de bajar a los infiernos y matar a tantos demonios como podamos, sino en el más filosófico, reflexionar en el limbo sobre qué fue de nosotros, cuál es el siguiente paso, y es por ello que existe Paradise Marsh.
Nuestro aterrizaje en este mundo se rige bajo una tarea, y es que la razón por la que hemos llegado aquí es debido a la caída de las estrellas del cielo, dejándolo completamente vacío y sin constelaciones. En un intento por devolver dichas estrellas al firmamento, tomaremos una red de captura e iremos buscando entre la fauna del lugar a aquellos seres que antaño poblaron nuestro cielo, para poco a poco devolverlos a su lugar de origen y formen, una vez más, aquellas constelaciones que guiaron a la humanidad desde el albor de los tiempos, y que ahora nos guiarán a nosotros. Sin embargo, aunque de primeras pueda parecer algo tedioso ir pillando animales desperdigados por un mundo inmensamente amplio, conforme avancemos por los diferentes biomas nos iremos encontrando con algunas actividades que amenizarán nuestra noble tarea, como podría ser hacer un muñeco de nueve, plantar flores a nuestro paso o recoger la basura que nos encontremos. Durante el ciclo de día noche presente en este mundo, cuando el sol cae es cuando iremos a los diferentes altares desperdigados por la planicie para mandar todas las capturas que hayamos hecho y devolverlas a su legítimo lugar, a un trono de estrellas, pero no queda ahí la cosa, pues cada una de las constelaciones tiene una voz propia y una personalidad única, dándonos conversaciones muy interesantes cada vez que hacemos un avance en la misión, permitiéndonos descubrir las intrigas palaciegas en el reino de los cielos. Aunque es más destacable quizás lo que el mundo terrenal nos cuenta, ya sea de manera escrita o hablada, pues conforme vayamos avanzando podremos descubrir dos cosas que hacen relucir al apartado narrativo presente.
La primera son las diversas botellas con mensaje en su interior que hayamos en las riberas y costas de este mundo, las cuales incluyen en su interior reflexiones de vidas pasadas, ajenas a nosotros pero cuyas letras nos acercan al puño que las escribió y al corazón que las sintió. La única pega que puedo soltar al respecto es que sean limitadas, y llegado el momento no habrá más, pues como alguien a quien le gusta escribir, cada una de ellas brillaba por si sola, pequeños relatos hermosos como ellos solos que ojalá fuesen infinitos. Por suerte, no es el único apartado narrativo donde Paradise Marsh reluce con fuerza, pues son los propios pájaros los que, tras cada encuentro, charlarán un rato con nosotros e incluso nos recitarán un poema de su propia cosecha, los cuales, al igual que las botellas, se convierten en pequeñas gemas que buscar con hastío, desviándonos más de una vez de nuestra tarea principal, lanzándonos de esta manera a la búsqueda de un escrito más con el que deleitarnos. Estos dos son los puntos fuertes que quiero recalcar enormemente, pero no por ello podemos dejar de lado el foco principal que busca darnos Paradise Marsh, pues aunque la captura es una tarea sin más, donde deberemos de ir despacio y acercarnos desde los puntos ciegos, si la realizamos bien y devolvemos a estos seres divinos al cielo estrellado, nos irán contando cosas de su vida, o dándonos algún que otro consejo atemporal, o, bueno, tuteándonos como si fuésemos un celestial más, aunque tal vez no esté tan lejos de la realidad.
Podríamos decir que Paradise Marsh no es un título alegre, pues más allá de sus preciosos paisajes y divertidas mecánicas, tanto la trama principal como algunos de los mensajes con los que nos encontramos tienen un tono melancólico que enternece nuestro ser. Esto tiene una fácil explicación, pues, como he comentado al principio, Paradise Marsh esconde tras su premisa una historia que se desarrolla en el limbo, el lugar donde van aquellas almas que todavía no son conscientes de su muerte o tienen dudas que resolver antes de llegar al cielo tradicional, un lugar donde entretenernos, vagar sin rumbo fijo ya que el destino que nos espera más allá, aunque no seamos conscientes de ello, creemos que es peor o que no nos pertenece, mas no es así, y conforme más avancemos más cerca estaremos de acudir allí.
En sus dunas encontraremos pequeños tesoros narrativos que, junto a las reflexiones filosóficas y el buen humor, harán de este el mejor lugar para echar el rato
Paradise Marsh es un pequeño gran cajón de arena, en cuyas dunas encontraremos pequeños tesoros narrativos que, junto a las reflexiones filosóficas y el buen humor, harán de este el mejor lugar para echar el rato. Ojalá estuviese más repleto de estos premios, y aunque sé que no es tan fácil forzar la máquina de la inspiración, cruzo los dedos para que las próximas obras sigan dándonos más de esto, pues creo que es un camino único tomado con infinita precisión, la poesía como el hilo conductor que nos guíe en el limbo, letras entremezcladas para llevarnos (al) más allá, y en cuyas historias, sentimientos y dudas podremos encontrarnos, una experiencia que no puedo dejar de recomendar.
Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para Switch cedido por Popagenda.