El mercado de verano da la sorpresa tras el fichaje
Los tiempos de bonanza no duran para siempre, pues estos han de estar seguidos por periodos de vacas flacas si nunca se tuvo en mente que algo así podría pasar. Se vive muy bien cuando todo está correcto, cuando tenemos todo bajo control, pero nada es eterno, y es por ello que toca cambiar el modus operandi para adaptarse al mundo moderno o a la casuística que nos atañe. Blizzard pensaba que todo estaba controlado, sus juegos funcionaban a las mil maravillas, de la misma manera en la que triunfaban sus métodos de ingresos por rastreros que fuesen, pero ya no están en esa ola, y les toca bajarse del pedestal en el que se encontraban hace unos años. Blizzard es los restos de una época bastante apreciada por el público general independientemente del producto, pues mucha gente, aunque no llegase a disfrutarlos personalmente, los conocían y veneraban por el impacto que habían tenido tanto en la industria como en las personas que eran más allegadas. Pero eso es arena de otro costal, y nos interesa hablar de la Blizzard actual, la que empujó la fiebre de las lootboxes con Overwatch y ahora se aparta sigilosamente de ellas, acudiendo en su lugar al más moderno Battle pass.
Así es, estamos ante un momento histórico, algo por lo que se había luchado desde el momento en el que nació, pues las lootboxes y sistemas similares de monetización no deben de tener cabida en esta industria, unos modelos de negocio que van directos a los más débiles y que pueden provocar un sufrimiento enorme a cambio de enriquecer a una minoría despreciable. Es por ello que recibir esta noticia, aunque sea en 2022, aunque sea al final del ciclo de vida del juego, alegra una parte de mi corazón, y de seguro que supondrá un alivio para más de uno, ya que ni Overwatch ni Overwatch 2 contarán con lootboxes una vez finalice el próximo evento disponible, que será el 30 de agosto, una fecha para marcar en el calendario. El fin de esta práctica deja paso al nuevo camino que tomará la empresa estadounidense, que no es otro caso que los pases de batalla, algo que puso de moda en su momento Fortnite y que causó furor tanto en el público como en las empresas, que han empezado a adoptarlo como principal fuente de ingresos. Estos pases de batalla tendrán tanto su versión gratuita como una de pago, viniendo ambas cada temporada con nuevo contenido, una nueva táctica que deberemos de estudiar en profundidad una vez la tengamos disponible con el lanzamiento del juego.
En octubre llegará el punto de inflexión para este juego, el cual se lanzará gratuitamente para todo el mundo (por lo menos la versión online), y es ahí cuando veremos qué camino decide tomar Blizzard, continuar con las peores prácticas no solo internamente sino también de cara al consumidor, o intentar dar un giro de 180 grados y empezar a comportarse. Si me lo preguntasen a mi, siendo sincero, no daría ni un duro, no han sido capaces de hacer algo por Overwatch que no implicase dar vergüenza ajena en los muchos años que ha estado activo, y por lo mostrado de Overwatch 2 el camino no es que sea similar, sino que es literalmente el mismo, un reciclaje que, cruzando mucho los dedos, solo queda esperar que se quede en sus personajes, en los mapas y en los modos de juego, que no es poco, y que no afecte también a las mecánicas de monetización, pues aunque el pase de batalla es un método mucho menos agresivo de cara a gastar dinero de manera directa, no es igual en términos de horas de juego, pues los problemas de estos vienen por la cantidad de horas necesarias para completarlo o simplemente conseguir la skin que queremos, algo que, espero de corazón, no nos toque vivir como un segundo amanecer de la vergüenza.