'The Most Ambitious Crossover Event In History'
La buena relación que existe actualmente entre Nintendo y Microsoft no ha hecho más que ir en aumento desde el año pasado. En gran parte gracias a los esfuerzos por parte de Phil Spencer durante su reciente mandato. El vicepresidente ejecutivo de gaming Microsoft nunca ha escondido su admiración hacia la veterana japonesa, dedicándole constantes palabras de halago y manteniendo un clima muy sano entre ambas compañías, algo que apunta a ser más que meras formalidades de cara al futuro.
Uno de los primeros pasos de esta fructífera relación tuvo lugar durante el año pasado, con los acuerdos para establecer cross-play entre Switch y Xbox One en títulos tan populares como Minecraft, Rocket League o Fortnite. Ahora, la web francesa JeuxVideo confirma, según sus fuentes, que Ori and the Blind Forest y Cuphead llegarían próximamente a Switch. Y además, el servicio de suscripción a Xbox Game Pass pasaría a estar disponible en la híbrida de Nintendo usando el sistema en la nube xCloud. Aunque aún no sepamos los detalles al completo, ni la magnitud de este movimiento comercial, sí que podemos afirmar que esto supone un cambio radical de estrategia. Además, nos deja con un paradigma de la industria del videojuego un tanto incierto, sobre todo de cara a la siguiente generación de consolas.
French website JeuxVideo reports that Ori and Cuphead are headed to Nintendo Switch
They also re-confirm the Gamepass/Switch rumors, citing their own sources
Also, a high-profile Xbox franchise such as Gears, Halo or Forza could end up on Switchhttps://t.co/SIuiozDeby pic.twitter.com/Dqq3wadIj6
— Nibel (@Nibellion) February 22, 2019
Por otro lado, Sony parece ser más reticente a colaborar con sus competidoras directas, aunque también se rumorea que Microsoft estaría en proceso de negociaciones para hacer llegar su servicio a PlayStation 4. A pesar de tener poco más de 5 años en el mercado, 2 en el caso de Playstation Pro, ambos modelos siguen teniendo una salud envidiable en cuanto a ventas se refiere. De hecho, la compañía cerró el 2018 alcanzando la escalofriante cifra de 91.6 millones de consolas vendidas alrededor de todo el mundo. Además, en el Gamelab de Barcelona que se celebró el año pasado, Shawn Layden, Presidente y CEO de Sony Entertainment America, reafirmó a raíz de la polémica de la falta de cross-play en Fortnite con las otras plataformas que tuvo lugar ese mismo año, el compromiso de la compañía por encontrar una solución que tenga sentido para todos, tanto para lo que los jugadores quieren, como a nivel de negocio.
Esto también nos plantea una cuestión en relación a los acuerdos que Phil ha intentado fraguar durante su periodo a lo alto de la división gaming de Microsoft, poniendo un gran énfasis en uno de los mayores puntos flacos de Xbox, los estudios japoneses. Por eso, no es de extrañar la decisión de expandir su catálogo en una plataforma como Switch, que lidera holgadamente las ventas en el país nipón cada semana, y dónde Xbox prácticamente ha desaparecido. Aun así, siguen quedando en el aire muchas cuestiones acerca de la estrategia que Microsoft va a tomar a partir de este momento. Si realmente ha estado adquiriendo nuevos estudios para así fortalecer sus exclusividades, uno de los puntos más criticados de su consola, aún queda por ver cómo van a encajar estos esfuerzos con un servicio que prácticamente dará acceso a su catálogo tanto en Xbox, como en PC y Switch, además de los rumoreados dos próximos modelos, uno de los cuáles prescinde de lector y apuesta de pleno por el formato digital.
De ser esto cierto, Microsoft se estaría alejando un poco de la idea de una plataforma con un catálogo asociado al hardware como hacen Sony o Nintendo, siendo el máximo aliciente sus títulos exclusivos, para pasar a convertirse en un servicio de videojuegos bajo demanda con la posibilidad de acceder a ellos desde múltiples dispositivos y plataformas, algo así como Netflix para las series y películas. Este movimiento tampoco es de extrañar si tenemos en cuenta que muchos de los “exclusivos” de Xbox han pasado a estar disponibles tarde o temprano en PC.
Si a esto añadimos la rumoreada llegada de Google a la industria del videojuego y el lanzamiento de su propia plataforma, podemos plantearnos la posibilidad de que la actual generación sea la última tal y como las concebimos en el sentido tradicional. El hecho de que la tecnología de los componentes cada vez esté evolucionando de forma más acerelerada, deja obsoletas antes de tiempo a las consolas y dificulta su viabilidad a largo plazo. Por eso, se hace más verosímil la idea de que la próxima generación ya no se base en el concepto de ciclo, y pasemos a ver máquinas cuyos componentes puedan ser expandidos y modificados a lo largo del tiempo, algo que de alguna forma se intentó paliar con los lanzamientos de PlayStation 4 Pro y Xbox One X.
La retrocompatibilidad con generaciones anteriores, que Xbox ha sabido llevar de forma brillante, o la proliferación de juegos como servicios que evolucionan a lo largo del tiempo, son algunos de los aspectos que ponen de manifiesto la necesidad de replantearse la forma en que la industria afronta las nuevas exigencias de los jugadores y el nuevo panorama tecnológico.