Una cabra muy versátil
Uno de mis géneros favoritos de los videojuegos son, sin duda, los metroidvania y, aunque no haya jugado un montón de juegos de este estilo, creo firmemente en que la fórmula que estos presentan puede dar mucho de sí. Es cierto que es, seguramente, una de las fórmulas más usadas en juegos independientes, junto a los simuladores de granjas y los plataformas de puzzles y la calidad de estos puede variar mucho de título a título, pero el potencial siempre está ahí y, cuando se hacen bien, puede significar un antes y un después en el panorama de este subgénero, como fue el caso de Hollow Knight.
En los metroidvania, la exploración, el combate y el plataformeo se combinan en diferentes niveles para darle forma al core gameplay loop de cada uno de los juegos de este subgénero. Algunas obras se concentran más en uno de estos tres aspectos que en otros y hay un montón de juegos que están al borde de ser metroidvanias o que beben de los precursores del género como inspiración que han logrado ser masivamente famosos. Uno de los casos más recientes son los Star Wars: Jedi e incluso, y nadie me baja de esto, el primer Dark Souls.
Y aunque estos dos últimos no sean el caso, son pocos si no es que prácticamente nulos los juegos que caen fuertemente en la categoría de metroidvania que se presenten en tres dimensiones, siendo para mí un gran atractivo -y sin desmerecer para nada a los juegos de side scrolling– ver más propuestas en este estilo.
Una propuesta fresca y sólida
Ahí es cuando llega Pseudoregalia, un título creado por An Rittz que originalmente vio la luz como un juego de una game jam y que, gracias a la popularidad que fue tomando con el tiempo, la desarrolladora decidió convertirlo en un juego completo y que salió en Steam el 28 de julio de este año. Este juego es un metroidvania a todas luces, tiene una fuerte inclinación al plataformeo gracias a su increíble sistema de movimiento, el cual no sólo nos deja encadenar una técnica tras otra para desplazarnos más rápido, o saltar más alto, creando una jugabilidad envidiable que nos sumerge en sus mecánicas y que es capaz de mantenerse fresca y divertida durante toda la partida e incluso en subsiguientes playthroughs.
Además, permite que podamos acceder a zonas a las que no deberíamos acceder sin antes conseguir una habilidad en específico y que siempre nos premiará por nuestro esfuerzo y habilidad, nunca dejándonos soft lockeados o encerrados en un lugar por entrar antes de lo presupuestado por la persona que lo desarrolló, lo que además potencia en gran parte a la exploración, pues no sólo podremos llegar casi a donde queramos desde el principio si somos lo suficientemente perseverantes, sino que además gracias a la ausencia de un mapa que nos indique dónde estamos o a donde ir, nos sentiremos constantemente fuera de lugar, ajenos al mundo que nos rodea. Algo que se condice muy adecuadamente con el ambiente onírico del juego y su historia, por muy ausente que ésta está..
El combate, por otro lado, de Pseudoregalia es un poco más que anecdótico, los ataques consisten solamente en un combo de tres golpes y una habilidad para desplazarnos rápidamente por el suelo que hace las veces de evasión y los enemigos son relativamente escasos y la mayoría de ellos no presentan mayor desafío. Aún así hay secciones en las que pueden convertirse en un verdadero desafío y que ayudan a hacer ciertas zonas más difíciles de acceder y que resulten en un sentimiento de satisfacción mayor al lograr alcanzar objetos o habilidades que se esconden tras ellos.
Una recomendación final
El juego es más o menos corto, si sabemos en todo momento a dónde ir lo podemos terminar en menos de tres horas. Pero al menos en mi experiencia, que tengo un sentido de la orientación lamentable, me tomó no menos que ocho horas en completarlo y, aunque no me guste para nada la comparación de horas de juego versus precio, por unos cinco dólares no hay mayor razón para no darle una oportunidad si es que llama mínimamente la atención. En mi caso me gustó tanto el juego que apenas lo terminé lo comencé de nuevo para ver si lograba terminarlo en menor tiempo y son contados con una mano los juegos con los que he tenido ganas de rejugarlos apenas los termino.