La empresa californiana deja atrás su extensa fase beta para dictar el futuro del ocio intangible
Mucho ruido y pocas nueces. Desde que Stadia llegó cargado de expectativas a nuestras tiendas virtuales el pasado 19 de noviembre, el ambiciosísimo servicio de juego en streaming de Google apenas ha incorporado un par de títulos o funciones (tales como los logros o el ‘buddy pass‘) que nos hayan permitido seguir hablando sobre el mismo, habiendo dejado un sabor amargo en las bocas de los más conservadores que, tras un desastroso debut por parte de los uno de los grandes titanes tecnológicos del panorama actual (y, por tanto, uno de los pocos que contaban con ciertas posibilidades reales de triunfar en este campo inexplorado), se hallan ahora más escépticos que nunca. Y si bien no les falta razón, tratándose de una postura contemporánea completamente válida incluso para los más curiosos, lo cierto es que aún quedan grandes razones para ilusionarse con los ‘modelos de juego del futuro’.
Ante una Microsoft fuerte y vanguardista que desde hace meses no deja de estar en la cresta de su propia ola con el versátil, mediático y accesible Xbox Game Pass (que próximamente sorprenderá a buen seguro con una maravillosa simbiosis junto al esperadísimo Project xCloud), es normal que compañías de la talla de Amazon busquen su trozo de tarta en una pastelería que, a mayor tránsito, más dificultades parece encontrar para dar con la receta del tiramisú perfecto. En las últimas horas, sin embargo, han sido los californianos de Nvidia – invisibles a ojos de muchos, pero igualmente indispensables en nuestro campo – los que han movido ficha, configurando un tablero que deja en claro jaque ya no solo a la propia Google, sino también a todos los competidores que están por llegar. GeForce Now, el tremendamente aguerrido sistema de streaming de la compañía, ha salido de un silencioso estado de beta para alzarse teóricamente victorioso en la batalla gracias a dos armas absolutamente letales como son el factor económico (presentando tanto membresías gratuitas como planes premium a poco más de 5 euros al mes) y la integración completa con las principales tiendas digitales de PC, permitiendo a sus usuarios mantener sus comunidades, grupos de amigos y, ojo ahí, bibliotecas.
Hechas las presentaciones, creo que, pese al extenso (y necesario) periodo de acceso anticipado del que ha gozado el servicio, aún es pronto para discutir sobre el rendimiento económico y lúdico de GeForce Now. Sin embargo, no puedo evitar alegrarme por las puertas que deja abierta esta modesta propuesta. GeForce Now brinda a los usuarios la posibilidad de jugar en cualquier momento y plataforma a una gran cantidad de títulos de los que ya disponen en su biblioteca de Steam sin ningún tipo de coste adicional, continuando su partida allí donde vayan, con la única condición de reiniciar la conexión cada hora (en el caso de tirar de membresía gratuita, claro). Por lo que un servidor ha podido catar, algunos problemas de red impiden aún disfrutar de una experiencia 100% estable y, por tanto, disfrutable, pero iniciar Cuphead en un dispositivo móvil en pleno parque sin pagar absolutamente nada por ello (más allá de los 5GB de datos que en estos meses me cobrará la operadora) es algo que hasta hace semanas se me antojaba inimaginable. Integración, accesibilidad y justicia; esta es la cara optimista del futuro del ‘gaming’. Y yo, como usuario consciente de los peligros a nivel de preservación que supone la implantación del modelo patentado por empresas como Google, no podría mostrarme más conforme.