Claro y conciso
Ahora en serio, Sony parece no entender lo que está ocurriendo a su alrededor. Desde hace unos cuantos años la estrategia de Sony se ha vuelto incomprensible, queriendo abarcar mucho y a la vez poniéndose palos en sus propias ruedas. El COVID ya no es excusa, principalmente porque ha tenido unos cuantos años para ponerse las pilas. Quizá ese sea uno de los problemas de fondo: el tiempo.
Quieren que los juegos AAA sean cada vez más impresionantes visualmente, gastándose millonadas en desarrollos que duran muchísimo y rezando para que, con suerte, sean rentables. Los tiempos de desarrollo se están alargando tanto que ya ocupan prácticamente lo que dura una generación, y eso es un problema principalmente por dos razones: apenas vas a tener juegos que aprovechen el máximo potencial de la consola y se quedan anclados en las modas de hace más de 5 años. Y los despidos, claro. Este es un problema general de la industria, pero Sony casualmente también hace consolas, y esas consolas marcan la filosofía de sus propios juegos.
Si lo importante son los gráficos y que no haya pantallas de carga, lo que vas a querer crear es más brilli brilli e innovar lo menos posible para llegar a todos los públicos. Es normal lanzar un juego como Concord y que se estampe, porque hace 8 años uno se podía hacer hueco en los juegos como servicio. Prueba de ese alejamiento de la realidad es que Astro Bot es un juego al que la crítica está poniendo por las nubes, pero ha sido sepultado por el cierre de Concord, el anuncio de PlayStation 5 Pro y una publicidad minúscula. Luego se extrañarán de que apenas haya vendido.
El tiempo lo recuerda todo, como que PlayStation 5 salió a un precio bastante elevado y que se ha subido a mitad de generación, algo nunca antes visto. También recuerda la necesidad de comprar PSVR 2 porque las gafas originales no son compatibles, o PlayStation Portal en mitad de la euforia de los PC en formato consola portátil, las jugarretas con las suscripciones y demás historias. Lanzar los juegos en PC se ha convertido en el peor enemigo de Sony, porque si bien se gana algo de mercado, la necesidad de comprarse una versión de la consola más potente desaparece, sobre todo teniendo en cuenta su precio. 800 pavazos, sin lector de discos (atado a los precios que pongan en su tienda digital) ni el trozo de plástico para ponerla de pie.
Aparte de los gráficos, puedes luchar con IPs, pero dudo que relucir juegos de la pasada generación ayuden a vender una consola como esta. Sony se está cavando su propia tumba, y Nintendo ya se dio cuenta de lo que hay que hacer en ese caso: centrar la pasta en los desarrollos. Switch es el ejemplo de ello. PlayStation 5 Pro es el producto de alguien que no entiende cómo son sus usuarios ni se puede permitir hacerlo, porque la maquinaria se ha vuelto demasiado grande y hay demasiado dinero de por medio.
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