El limbo de la melancolía
Hay algo difícil de describir en el acto de viajar. No tanto en referencia a la directa traslación física de nuestros cuerpos a otro lugar. Ni siquiera en sus implicaciones. Más bien es una sensación de intervalo, de pausa obligada frente a la que no podemos actuar porque, a fin de cuentas, el transcurso de tiempo debe darse para que podamos alcanzar nuestro destino. En cierto modo, la sensación es nostálgica: con facilidad recordaremos momentos pasados que fluyen añorantes de la soledad que nos inunda mientras miramos por la ventanilla.
Nostalgic Train transmite estas emociones con relativa sencillez. Como bien se puede intuir por el nombre, existe un tren. Pero en lugar de desplazarnos bien lejos, el recorrido circular nos traerá al mismo lugar una y otra vez con cada uso. Puede parecer insulso, pero el acierto radica en emplearlo como momento para asentar las ideas, pues siempre recurriremos a él para concluir el capítulo correspondiente. Con ello podemos madurar los pensamientos que han surgido, darle un par de vueltas a algunos temas y volver como otra persona, emulando los desplazamientos en la vida real y las decenas de quebraderos de cabeza que muchos hemos vivido a bordo de un transporte.
Natsugiri es un recóndito pueblito del Japón rural donde los habitantes disfrutan de un paisaje con difícil comparativa. Pero ninguno de ellos está ahí para interactuar. Por algún motivo, nos hemos “transportado” a una versión vacía de la zona. Estamos solos y nuestros recuerdos no parecen salir a la luz. ¿Dimensiones paralelas? ¿El purgatorio? ¿Una simple maldición? Cualquier posibilidad parece poco alocada si tornamos la mirada a los centenares de historias basadas en leyendas de este tipo que han fluido por el imaginario japonés hasta las adaptaciones en forma de manga o anime, entre otros.
Nos encontramos en la pequeña estación de Natsugiri. Solo nosotros y nuestro caminar para, bajo el paraguas de un walking simulator, encontrar los puntos de luz que abrirán líneas de texto a través de las cuales iremos descubriendo la historia. No existe mayor interacción (salvo mover el tren en el “modo libre”) y, aunque suelo disfrutar más cuando un videojuego me permite hacer algo, reconozco que Nostalgic Train no lo necesita. Es un juego bastante novelado: las diferentes ideas irán surgiendo del propio personaje que nos transmite sus pensamientos en primera persona. Esto parece una simple elección estilística y, en cierto modo, podría serlo para ciertas obras. Pero aquí es mucho más. Aquí nunca vemos nada de lo que el personaje siente, otea o oye. Los pequeños retazos del mundo “real” del que parece provenir se cuelan en esos puntos de luz, pero nosotros, como espectadores, solo podremos disfrutar con nuestros sentidos del Natsugiri desierto.
En cierto modo, es como jugar a un libro de relatos cortos con un estupendo apoyo visual para colocarnos en el entorno, pero sin restar la imaginación tan característica del texto escrito al no poder apreciar lo que el personaje describe. Es curioso cómo, lo que parece una carencia, potencia la narración enormemente. Esos sucesos y la forma de narrarlos recuerda irremediablemente a Nier Replicant y su forma de transmitir las vivencias de los aldeanos. Lo cotidiano pasaba a ser especialmente infrecuente, con giros de guion sorprendentes en una simple misión de recadero. En Nostalgic Train, situaciones ordinarias como la llegada de nuevos habitantes cambiará nuestra perspectiva sobre el pueblo a niveles profundos, además de producirnos una serie de sensaciones dignas de las historias más elaboradas.
Como podéis imaginar, poco puedo mencionar de estas historias. La apuesta del título pasa enteramente por disfrutarlas al máximo, así que para evitar mencionarlas en exceso hablaremos del otro punto fuerte: la ambientación y el detalle. A mi juicio, permite que podamos seguir avanzando incluso cuando la trama de los diferentes sucesos no nos interesa demasiado (algo difícil, dada la intriga). ¿Recordáis Memories of Murder? Pese a ser una película coreana (recordemos que Nostalgic Train se ambienta en Japón) de principios de los 2000, Bong Jong-ho capturó una sensación ambiental intrigante sin necesidad de callejones o habitaciones oscuras, solo con campos y caminos de tierra entre casas de madera que de día disfrutamos a niveles estéticos, mientras que de noche o con lluvia se tornan enardecedores. El cambio de clima constante en Nostalgic Train puede parecer repetitivo al principio, pero pronto adquirirá esa capacidad de inquietarnos como bien supo hacer el célebre director.
Y si visualmente no conseguimos embelesarnos, el sonido pondrá toda la carne en el asador para transmitir todo lo posible. Este es un gran punto a favor dado que, como decíamos, no tenemos voces y prácticamente nos serviremos del sonido de las cigarras y de nuestros pasos para acompañar la lluvia y el viento, solo molestado de vez en cuando por el propio tren. Por retrotraernos a otro título ambientado en Japón, he de reconocer mi fanatismo por el detallismo que refleja la saga Yakuza en algunos aspectos. Pero especialmente en el sonido de los pasos del bueno de Kiryu que, en más de una ocasión, me ha distraído hasta el punto de andar inconscientemente en lugar de correr mientras apreciaba la estampa del entorno acompañado por el repicar de los zapatos contra el asfalto de Kamurocho. Sin ánimos de despertaros una filia, recomiendo encarecidamente disfrutar de Nostalgic Train con cascos que mezclen de la mejor forma posible la melancólica pista musical que acompaña la narración con los propios sonidos ambientales, cuidados al detalle.
“Perder tu lugar no es algo de lo que debas preocuparte. Le pasa a todo el mundo.”
Se acaba 2021 y no quería cerrar el año sin hablar de una obra que expone temáticas como la guerra, la soledad, la melancolía, la presión social y la exigencia de la tradición sistémica, entre otras muchas. Nunca faltan historias que intenten argumentar algo en relación a las temáticas que se alejan del entretenimiento más puramente lúdico y Nostalgic Train ha sido, sin duda, toda una experiencia en este sentido, con una ambientación preparada para armonizar todo lo posible la narración y con una personalidad más que interesante, aunque esta se transmita a través de palabras formando líneas de texto. Nunca pensé que andar, transportarnos a otro lugar y vivir tantas historias produciría, de forma tan eficiente, esa sensación de nostalgia.