DICE abandona la precisión histórica a cambio de la corrección política
La imagen que encabeza este mismo artículo es la portada de la edición normal de Battlefield V. El nuevo shooter de DICE fue presentado oficialmente el pasado miércoles, gozando de un gran protagonismo, al menos, a nivel mediático, y haciendo gala de diferentes características que han provocado un impacto nada desdeñable entre la comunidad de aficionados. Una de las críticas más feroces que podíamos leer por Reddit y por Twitter durante estas últimas jornadas, no obstante, no hacían referencia a sus nuevas mecánicas de juego, ni al diseño de sus personajes, ni a su horrenda interfaz. Hacía apología a la fidelidad histórica, y al hecho de que el título, pese a estar ambientado en la Segunda Guerra Mundial, contase con mujeres entre las filas de sus personajes jugables – las cuales, ciertamente, desempeñaron un rol muy minoritario dentro del conflicto político y social, comparado con el despiadado papel que jugó el género masculino.
Visto el panorama, innecesariamente ridículo a mi parecer, no han sido pocas las figuras que han salido a la palestra, y que nos han ofrecido nuevos puntos de vista que han servido para excusar al estudio de la situación. Así, durante estas últimas horas hemos podido ver a Aleksander Grøndal, productor ejecutivo del título, hablar sobre los nuevos enfoques que quieren tomar con la propuesta. Oskar Gabrielson, GM en DICE, tampoco faltó a su cita, estableciendo nuevos cánones vía Twitter con los que, esperan, el jugador se sienta más cómodo a la hora de coger el mando:
Personalmente, estoy muy a favor de las declaraciones concedidas por estos dos desarrolladores durante este tiempo. Creo que la industria del videojuego ha madurado mucho durante los últimos años, y fruto de ello son las fantásticas protagonistas que podemos ver en diferentes títulos de gran presupuesto, y de las que a día de hoy podemos presumir.
Partiendo de esta base, y sin ánimo alguno de tergiversar la situación, he de decir que nunca me he mostrado demasiado partidario a la hora de sacrificar la fidelidad en pos de la diversión. No quiero adoptar una conducta machista, racista o poco consciente de la sociedad actual, donde ciertos grupos precisan de reconocimiento y de apoyo por parte de todos, pero nunca me gustó el hecho de, por ejemplo, encontrarme un personaje negro en el universo de El Señor de los Anillos – cosa que ocurre en las películas de El Hobbit y que, a mi parecer, carece de sentido, al tratarse de un universo exento de dicha raza. No estoy completamente en contra de dicha implementación, y me resulta extremadamente comprensible desde un punto de vista mediático, pero definitivamente es algo que me saca de contexto.
El caso de las mujeres en la Segunda Guerra Mundial, no obstante, no es tan ajeno a mi perspectiva. Puede que no se encontrasen en determinados eventos, y que sean estos pequeños fallos históricos lo que hagan a Battlefield V un producto históricamente incorrecto. Pero, sin embargo, a lo largo de todo el conflicto, estaban ahí. La Segunda Guerra Mundial implicó un conflicto global en una escala sin precedentes, y la población femenina, por supuesto, fue preparada para la batalla, encontrándose presente en la Operación Overlord, en Dunkerque y en los cuerpos de inteligencia aliados.
The Battlefield sandbox has always been about playing the way you want. Like attempting to fit three players on a galloping horse, with flamethrowers. With BFV you also get the chance to play as who you want. This is #everyonesbattlefield. pic.twitter.com/jZkzSRjIwL
— Oskar Gabrielson (@ogabrielson) 25 de mayo de 2018
La conclusión que podemos sacar de todo esto, dando mi punto de vista como una perspectiva válida y socialmente aceptada, es que los videojuegos, como el cine, no deja de ser ocio. Sí, es cierto que a veces pueden llegar a ser mucho más que eso, pues se trata de un medio que cuenta con auténticas obras de arte a sus espaldas, pero para una enorme cantidad de jugadores, no deja de ser un pasatiempo, en el que se tienen que sentir cómodos e integrados.
Así, comprendo la decisión de DICE y de Electronic Arts, y, desde luego, me parece que introduzcan a determinados colectivos en batallas en las que originalmente no destacaron. En pleno siglo XXI, el hecho de que un producto de entretenimiento introduzca o deje de introducir a un colectivo social entre sus filas debería de ser el menor de nuestros problemas. Eso sí, siempre que sea con mesura, con sentido y buen hacer, y sin destrozar un lore que llevaba más de cincuenta años cociéndose a fuego lento, a ser posible.