Terror cósmico en las lunas de Marte
Durante la E3 de este año uno de los títulos que más llamó mi atención fue la obra de una distribuidora que francamente no conocía, al igual que a sus desarrolladores. Además, sólo sabía que estaba ambientada en el planeta rojo Marte, que encarnaríamos a lo que parecía a todas luces ser un astronauta y que tendría una orientación al terror cósmico, muy cercano a lo que H.P. Lovecraft solía crear. Sólo con eso bastó para que Moons of Madness llamara mi atención al cien por ciento. Tanto que lo añadí a mi listado de juegos pendientes apenas terminó el tráiler, junto al nombre del título. El día de su salida, el pasado 22 de octubre, lo compré apenas lo vi en la pantalla de inicio de la plataforma y comencé a jugarlo. Seis horas después terminé la experiencia con sentimientos encontrados con lo que, desde mi perspectiva algo cegada por el hype, me esperaba del título.
La historia se centra en Shane Newehart, un técnico de bajo nivel destinado en la base Explorador Alfa y de cómo, a través de una serie de incidentes, termina convirtiéndose en el único capaz de salvar no sólo al resto del equipo que habita Marte junto a él, sino además de proteger la base completa y de desvelar un profundo misterio que llevará al jugador a desenmascarar una operación con siniestras intenciones que recuerdan mucho a Las Montañas de la Locura, de Lovecraft.
Una experiencia de terror enfocada en la narrativa
El mundo de Moons of Madness tiene el suficiente detalle para introducir a sus personajes sin palabras, pero aún así es vigente la sensación de que estamos solos
Las mecánicas de juego de Moons of Madness se asemejan, en parte, a títulos clásicos de la nueva ola de juegos de terror como Amnesia o SOMA pero con un mayor púlido y la eliminación de funciones inservibles como recoger objetos sin utilidad y deshacerse por completo de la drenación de la vida por estar cerca de la presencia de enemigos, quienes nos enfrentarán con ataques mucho más directos, pero a la vez escasearán más que en los títulos anteriormente mencionados. Por otra parte, nuestras acciones más frecuentes serán la de resolver puzzles de diversos temas y dificultad que se sienten naturales y bien integrados a los temas del título. Además de escabullirnos de enemigos de variada brutalidad, cámaras de vigilancia y conectarnos a través de un dispositivo situado en nuestro antebrazo a diversas máquinas y dispositivos presentes a través de toda la aventura.
Aún así, a pesar de que Moons of Madness está claramente más enfocado en la historia que en la jugabilidad y pese a que queda claro que tiene algunos puntos bastante firmes en los que demuestra su capacidad narrativa, el título queda algo corto en explotar todo su potencial dadas las posibilidades de contar con la presencia de criaturas más antiguas que la humanidad con un poder inconmesurable y la exploración de un mundo tan extranjero como lo es para nosotros Marte. A nivel de narrativa, diría que su punto más fuerte son sus personajes, y como a través de medios más sutiles demuestra el efecto de la soledad en la tripulación.
Pero si hay algo en lo que este juego brilla por su nivel de detalle es en su representación de lo que sería una base humana en el espacio exterior, representando con un alto nivel de detalle cosas tan básicas como el manejo del nivel de oxígeno de un traje espacial, cámaras de presurización para el cambio de atmósferas y en el dejar en claro que los espacios comunales o privados de cada uno de los habitantes de este ambiente son personas, con sus definidos gustos y preferencias, lo que ayuda a suavizar la sensación de sentir que, al final, estamos solos, sin NPCs amigables al rededor, mas sin lograr quitarlo del todo.
Una experiencia sin grandes fallos, pero que puede resultar olvidable
Dos de mis géneros favoritos en todo tipo de medio son, además, los que más conflictos me traen a la hora de consumirlos. Estos son la comedia y el terror. Estoy consciente de que ambos son altamente subjetivos, que lo que es hilarante para alguien, puede no tener nada de gracia para otro. Así como el terror puede colarse bajo la piel de algunos con mucha facilidad mientras que para el resto éste no el caso. Y en cuanto a Moons of Madness, yo pertenezco al segundo grupo.
Si bien el juego logró mantenerme tenso en uno que otro momento durante el desarrollo de la historia, nunca consiguió ganarme con su premisa o hacer que me importaran lo suficiente los personajes como para sitiarme a tal punto con estos. Además, siento que tuvo un uso algo excesivo de jump scares, nunca al nivel de juegos de terror baratos como Slenderman o Five Nights at Freddy’s, los cuales usan este recurso como combustible principal, pero si más de la cuenta y, añadiendo las exageradas reacciones de Shane, el protagonista, terminaba removiéndome aún más de la experiencia. Aún así, hay amor en este título y se nota en varias ocasiones. Quizá fue un intento algo fallido de lograr algo en concreto, pero se notan las intenciones, y quién sabe. Tal vez a la próxima sus creadores nos esperen con una más que grata sorpresa.
Este análisis ha sido realizado con una copia para PC adquirida por la propia redacción.