Comienza la cuenta atrás para salir de dudas
Parece algo establecido, empírico; casi un decreto. Conforme más nos acercamos a la recta final del año, son más las grandes superproducciones que parecen estar listas para aterrizar en nuestras consolas – claro está, aún con grandes excepciones -, y no hay más que echar un rápido vistazo al calendario más próximo [este mes de septiembre] para sorprenderse con el estreno de esperadísimas apuestas de la talla de Deathloop (previsto para el martes 14), Kena: Bridge of Spirits (martes 21), Diablo 2: Resurrected, Sable (ambos para el jueves 23) o Lost Judgment (viernes 24). No obstante, si hay una de ellas que – con permiso de lo nuevo de Ember Lab – esté llamada a convertirse en mi juego del mes a poco que me brinde una experiencia como la anticipada hasta el momento, y quizás en una de las obras que más vaya a disfrutar en estos doce meses que suceden al año de la pandemia, esa es Tales of Arise. No solo por lo tremendamente divertido que parece ser su sistema de combate, ni por el buen diseño que desprenden sus personajes, que anticipa una trama repleta de épica, giros de guion y buen hacer; también por todo lo que implica para una franquicia con más de veinticinco años a sus espaldas que parece más que preparada, junto a su comunidad, para saltar al siguiente nivel.
No solo en lo técnico, claro, aunque es ahí, en esa superficie rebosante de primitivas 3D optimizadas y de sistemas de partículas funcionando a pleno rendimiento, donde quizás se perciba el primer ápice de intencionalidad de la propuesta. Hablo de un cambio de paradigma en la construcción de su mundo abierto, con claras reminiscencias a la amplitud y vastedad de Tales of Zestiria; de una construcción del equipo protagonista que consiga al menos estar a la altura de lo visto en el brillante Tales of Vesperia, de un salto al vacío a la hora de tratar no solo temas maduros y profundos, tal y como se viene haciendo religiosamente en todos y cada uno de los episodios que configuran la saga hasta el día de hoy, sino también controvertidos y túrbidos como los que daban forma a Tales of Berseria.
Entre este mix de peticiones, paralelismos y recuerdos, encuentro ingredientes que me consta que están bien presentes en el conjunto actual, y es que basta con catar la demo jugable disponible en tiendas digitales durante no más de diez minutos para darse cuenta de esos grandes aciertos que a buen seguro lograrán funcionar de manera constante a lo largo de todo nuestro peregrinaje – el cual, muy a mi pesar, vaticino que no será especialmente corto -. Artísticamente, sería injusto no reconocer el nivel que el equipo de Hirokazu Kagawa ha demostrado tener hasta el momento tanto en lo relativo a las criaturas mostradas por pantalla como a los escenarios por las que desfilan grácilmente, y no podría estar más contento de poder presenciar al fin un Tales of en el que lo artístico y lo técnico consiguen equipararse hasta nadar simbióticamente con la misma velocidad, y en la misma dirección. Asimismo, pese a despreciar el acercamiento al hack ‘n’ slash visceral que muchos esperábamos de los primeros tráilers, no tengo ningún miedo en todo lo relativo a las tollinas, a las tundas o a las zurras. A poco que sepa dosificar sus bazas y no haga malabares con su progresión, estoy bastante seguro de que el sistema de combate, decididamente revolucionario, no constatará uno de los puntos débiles del conglomerado, menos aún cuando finalmente puede presumir de estar acompañado por una interfaz muy pulida y agradecida visualmente. He mirado al Tales of Hearts R Diablo a los ojos y, creedme, no queréis pasar (o volver a pasar) por algo así.
Mi mayor pavor, como seguidor de la franquicia y absoluto devoto del RPG más japonés, reside entre esos centenares de páginas que conforman el guion del juego, porque pocas cosas me parece menos perdonables en un juego de rol que no hallar en su trama ni un ápice de interés, ni una mínima consideración por el ritmo, ni una mera noción de cinematografía en sus secuencias. Ligeramente a la sombra – especialmente en occidente – de exponentes como Final Fantasy o Xenoblade Chronicles, muchos hemos estado buscando en la franquicia durante estas últimas dos décadas y media experiencias narrativas similares a las protagonizadas por Cloud, Crono o Shulk, mas si algo que le pido a este Tales of Arise, desde luego, es que se olvide de todo lo que hasta ahora le pedíamos. Que sea argumentalmente menos Final Fantasy VII, menos Chrono Trigger. Solo si quiere, más Tales of Symphonia. Pero, sea como sea, le pido que al menos intente sentar cátedra tanto dentro como fuera del siempre próspero universo de las narrativas japonesas tratando de insuflarle vida con imponentes ideas de cosecha propia, porque no necesita apoyarse en nadie más para alzarse como una aventura memorable. Creo que tiene buenas mimbres para ello.