Surgen nuevos nombres en clave relacionados con el proyecto Scarlet
Desde hace unos meses, los rumores de la nueva generación son cada vez más fuertes y potentes, y aunque ni Sony ni Microsoft han querido desvelar sus cartas por el momento, la información no se detiene y la última versión que circula por internet es que la compañía de Redmond podría lanzar al mercado hasta cuatro consolas diferentes en los próximos dos años, ampliando las posibilidades de sus potenciales consumidores en función de los intereses y necesidades de cada uno.
Dos de los modelos estarían enfocados por completo a cumplir los designios de la nueva generación. Internamente recibirían el nombre de Anaconda y Lockhart, y llegarían en algún momento de 2020 para sustituir a Xbox One X y Xbox One S, respectivamente, imponiendo desde el principio el modelo de más de una consola, con diferentes especificaciones, para abarcar un perfil de usuarios más amplio. Lo primero que esto confirmaría es que Scarlett no se refería únicamente a un dispositivo, haciendo referencia a la nueva hornada de productos de Microsoft. Respecto a Anaconda y Lockhart como tal, sin conocer ninguna de las especificaciones técnicas, podemos esperar, independientemente de su potencia (batalla que a buen seguro querrá ganar Sony, tras “haber perdido” con PlayStation 4 Pro respecto a Xbox One X), disfrutarán de un catálogo de lanzamiento superior, gracias a la retrocompatibilidad que debería incorporar (con la Xbox original, y sus sucesoras 360 y One), además de Xbox Game Pass para facilitar el salto a los consumidores, ofreciendo variedad y cantidad de títulos a un precio muy tentador. Como siempre digo en los artículos protagonizados por Microsoft y el futuro de la compañía en la industria del videojuego, sus esfuerzos de cara al largo plazo deberían ver su recompensa más pronto que tarde.
Por otro lado, y alejándonos de nuevas capacidades técnicas, tendríamos el lanzamiento de Maverick y de otro modelo adicional (cuyo nombre en clave no parece haberse desvelado). El primero de ellos confirmaría el rumor de la consola sin lector óptico de discos (que hubiera sido un paso más que lógico de haber mantenido las premisas iniciales de Xbox One de 2013), mientras que el segundo sería una revisión de Xbox One S, enfocada a reducir su precio para atraer a más consumidores y que estaría más enfocada a hacer uso de Project xCloud, el servicio de streaming de videojuegos de la compañía. De esta forma, además de ofrecer una alternativa para los usuarios que no puedan desembolsar grandes cantidades – como ya hicieron por ejemplo Sony (con la PlayStation 3 de 12 GB de almacenamiento) o Nintendo (con Wii Mini) -, no los dejaría automáticamente desfasados, a falta de saber la compatibilidad de Project xCloud con juegos de la nueva generación, Aunque no vayan a poder disfrutar de todo el catálogo de Anaconda y Lockhart, podrían, así, tener alguna opción al respecto.
Sin embargo, pese a lo comentado, no me parece que nos encontremos ante un número desorbitado de versiones, en contraste con la época de Xbox 360 – que, con la incorporación de los discos duros como medio de almacenamiento, dio lugar a múltitud de opciones para el consumidor -. Desde luego, Microsoft, dada su extensa presencia en toda la industria de la informática, puede permitirse sin problema diseñar, producir y lanzar (con todos los gastos que ello implica por modelo) tantas consolas diferentes, a fin de seguir construyendo el ansiado ecosistema entre todos los dispositivos (ordenadores, teléfonos y consolas) que llevan buscando, y dado que gracias a ID@Xbox y el elevado número de potenciales usuarios hacen que los contenidos no sean el problema, lo que falta es una plataforma que de las opciones buscadas para atraerlos definitivamente.